SOSTENIBILIDAD
¿Por qué Bogotá es la capital mundial de la bici?
A finales de los años noventa solo el 0,1 por ciento de los habitantes de la ciudad se movilizaba en bicicleta. Actualmente lo hace el 6,5 por ciento de los ciudadanos –de todos los estratos sociales–. ¿Cuál es el secreto?
El pasado 6 de agosto un hecho, que aparentemente hacía parte del protocolo de la celebración del cumpleaños 480 de Bogotá, le hizo justicia a lo que ha realizado la capital del país para mejorar la movilidad y la calidad de vida de sus habitantes; además de impulsar el cuidado del medioambiente.
Ese día el alcalde Enrique Peñalosa Londoño firmó el decreto 456 de 2018, que declaró a la ciudad como ‘Capital Mundial de la Bicicleta’. El documento adopta disposiciones para incentivar el uso de ese medio de transporte en el Distrito, articulándola con el Plan de Desarrollo.
En realidad, nadie mejor que Peñalosa para expedir ese decreto. En sus dos administraciones, la primera entre 1998 y 2000, promovió con obras y campañas el uso de este vehículo no solo como un elemento recreativo, sino –y más importante– como un medio de transporte para todos los ciudadanos que sirve como una alternativa de movilidad, ahorrar dinero en desplazamientos y contribuir a una ciudad más sostenible.
Según el mismo alcalde en el libro Bogotá capital mundial de la bici: una visión de ciudad, a finales de los años noventa solo 0,1 por ciento de los habitantes de la ciudad se movilizaba en bicicleta, impulsados, principalmente, por el ahorro en el gasto del transporte público. Actualmente, 6,5 por ciento de los ciudadanos –de todos los estratos sociales– la utiliza para ir a sus trabajos.
Una de las principales acciones realizadas por las dos administraciones de Peñalosa ha sido construir ciclorrutas, esos carriles viales exclusivos para este tipo de transporte. Hoy Bogotá tiene la red más grande de estas vías en América Latina, con 540 kilómetros de extensión, por encima de importantes ciudades como Santiago (300 kilómetros), Ciudad de México (140), Río de Janeiro (320) y Lima (150), se lee en un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
De los kilómetros de ciclorrutas con los que cuenta la capital, casi el 70 por ciento de ellos se construyeron en el primer mandato de Peñalosa y en lo que va del actual, que finalizará el próximo 31 de diciembre.
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“Al empezar esta administración, en enero de 2016, había 448 kilómetros de ciclorrutas –afirma Juan Pablo Bocarejo, secretario de Movilidad de Bogotá–. Es decir, hemos construido en este gobierno 92 kilómetros más; al finalizar el año esperamos llegar a 581 kilómetros. También el Distrito ha hecho mantenimiento a 75,7 kilómetros de los que ya había”. Adicionalmente, resalta el funcionario, este año la Alcaldía dejará contratada la construcción de 192 kilómetros más de estas vías.
Paralelamente, se está articulando una red de ‘cicloparqueaderos’ que a la fecha dispone de 13.424 cupos, distribuidos en 11 universidades, 20 centros comerciales, 15 empresas, 12 entidades públicas, 16 estaciones y portales de TransMilenio y 90 estacionamientos públicos.
Toda esta infraestructura sirve para que en la ciudad diariamente se realicen alrededor de 800.000 viajes en bicicletas –la cifra más alta de América Latina–, 519.000 más de los que se realizaban en 2005 (185 por ciento más).
El secretario añade que impulsar que Bogotá sea hoy una capital mundial de la bicicleta no se trata de una moda y sí de una visión de ciudad sostenible del alcalde Enrique Peñalosa, que le ha valido reconocimiento mundial, tanto es así que otras urbes han adoptado varias de las estrategias de sus dos administraciones.
Esa visión, explica, busca consolidar un sistema de transporte público de clase mundial, que posicione a Bogotá como una de las ciudades más amables para la bicicleta y sus usuarios. Una urbe en la que la movilidad impacte cada vez menos al medioambiente, para lo cual, a la par de obras de infraestructura, se ha ido fomentando una cultura en torno a ese medio de transporte e implementando estrategias como el teletrabajo y el vehículo compartido. Así un grupo de personas utilizan un mismo vehículo para ir y venir de sus sitios de labores.
Dentro de las iniciativas de impulso al uso de la bicicleta también se encuentra una app planeadora de viajes, así como la red de movilidad sostenible de la que hacen parte 219 entidades (80 públicas, 118 privadas, y 21 universidades) que incentivan el uso de la bicicleta hasta con préstamos de esos vehículos. También está el proyecto ‘Al colegio en bici’, del que forman parte 76 colegios de 13 localidades que utilizan 102 rutas seguras con el acompañamiento de personal especializado. Como explica David Uniman, gerente de la Bici, “nuestra visión de ciudad no es que unos pocos hagan todos sus viajes en bici, sino que muchos la use de forma cotidiana”.
Darío Hidalgo, experto en movilidad y director ejecutivo de la Fundación Despacio, exalta esos esfuerzos y manifiesta que en Bogotá el uso de la bicicleta ha ido aumentando a la par del mejoramiento de la infraestructura que se empezó a edificar hace 20 años, lo que la convierte en un modelo latinoamericano.
“En esto tiene mucho que ver, además del impulso de algunos gobiernos distritales, lo que han hecho colectivos de ciclistas y las personas que promueven el uso de la ‘bici’, como ciclopaseos y recorridos por la red de ciclorrutas. Hoy la bicicleta es parte fundamental de la movilidad sostenible con el medioambiente y el modo más feliz de desplazarse en Bogotá”, anota.
Por su parte, Ricardo Montezuma Enríquez, doctor en urbanismo, experto en movilidad y director de la Fundación Ciudad Humana, afirma que Bogotá, desde hace cuatro años, ha recuperado el protagonismo en el uso de la bicicleta, que perdió durante una década por falta de promoción gubernamental.
“Después de un vacío Peñalosa retomó, nuevamente, esa labor en los últimos cuatro años para ubicar a Bogotá como un referente exitoso en la región en este tema: por ejemplo, se ha incrementado el uso y la oferta”, subraya Montezuma.
Para este experto, la capital de la República está hoy en una etapa en la que más allá de la cantidad, hay que mejorar la experiencia de desplazarse en ‘bici’. En este sentido, señaló, recientemente se ha mejorado, con obras de infraestructura, la conectividad de las ciclorrutas –que permite viajes más rápidos y efectivos–, la semaforización y el estado de esas vías.
Por supuesto, afirma, hay muchos aspectos por mejorar, pero, insiste, se va por buena vía. Hoy, añade, el problema mayor del uso de la bicicleta en Bogotá es satisfacer las expectativas de quienes están llegando a utilizarla, que cada vez son más por motivos de salud, ecológicos, económicos y fenómenos globales, entre otros. “Es el mejor de los problemas, pues ya está demostrado que este medio de transporte es exitoso en la ciudad y ahora hay que pensar en respuestas adicionales para mejorar el uso, la ocupación, la seguridad, etcétera”, agrega.
El Distrito, a través de la Secretaría de Movilidad, es consciente de que persisten retos, pero resalta que se trabaja fuerte para superarlos. “En Bogotá promovemos una cultura de movilidad sostenible que en lugar de pensar en cuántos vehículos se movilizan tenga en cuenta el número de personas que logran desplazarse usando el mismo espacio, pero en otros medios de transporte. Por eso darle lugar a la bicicleta es una de las principales estrategias que hemos implementado”, concluye Bocarejo.