POSCONFLICTO

Una tranquila noche de pesca en Puerto Boyacá

Este municipio sufrió como pocos la violencia de los paramilitares. Hoy muchos de sus habitantes intentan olvidar ese pasado y esperan que el río Magdalena les dé el sustento diario.

María Alejandra Karpf*
6 de agosto de 2018
Puerto Boyacá tiene 50.000 habitantes. Es tierra de pescadores que sacan bagre y bocachico del río Magdalena. | Foto: Esteban Toro Martínez

La troncal del Magdalena es una vía que atraviesa gran parte del territorio colombiano. Desde la capital del país, la ruta número 45 cruza muchos pueblos, entre ellos Madrid, Guaduas, Honda, La Dorada y Puerto Serviez. Entre estos dos últimos municipios, a 540 kilómetros de Bogotá, se encuentra Puerto Boyacá, en el occidente del departamento del que toma prestado su nombre.

La ciudad fue fundada en 1882 con el nombre de Territorio Vásquez. En 1926 la multinacional Texas Petroleum Company compró el terreno donde estaba establecida y en 1957 cedió sus tierras para la creación del municipio con su nombre actual. En los años ochenta era conocido por ser zona de paramilitares, de hecho, en la valla de bienvenida, a la entrada del pueblo, se presentaba como la capital antisubversiva de Colombia. Esto ocurrió hasta hace tres años.

Hoy, Puerto Boyacá cuenta con 50.000 habitantes, es vecino del río Magdalena y además de ser tierra de pescadores, es región agrícola y minera. Aquí se pesca bagre, bocachico, capaz y barbudo, y es el hogar de hombres como José Ramírez, Fabio Lombo y Daniel Herrera, que salen cada noche y cada día en busca de lo que les traiga la corriente.

Mientras compartimos el asiento de su moto y mira con atención la vía que nos llevará hasta el puerto de los pescadores, Juan Andrés Jaramillo, un moreno de 25 años que trabaja como mototaxista para mantener a su pequeña hija, recuerda que “los que gobernaban aquí eran los paras. A veces nos daba miedo, pero acá ya sabíamos convivir. La lucha contra la petrolera fue la que motivó la generación de las autodefensas campesinas que trataban de proteger nuestras casas, porque anteriormente nuestro territorio era una invasión”.

Como Juan Andrés, otros miles de puertoboyacenses sufrieron esta guerra que los dejó a ellos y a sus familias en la pobreza. Hoy, después de 50 años, muchos siguen buscando en la pesca, la carpintería o el mototaxismo, una manera para subsistir.

A orillas del río Magdalena, entre casas que conservan una arquitectura colonial, José Ramírez, un expescador que ahora se dedica a hacer los “mandados” que le encargan otros pescadores, pasa el tiempo sentado en un bloque de cemento debajo de una palmera, se remanga las botas de sus pantalones y deja al descubierto sus piernas flacas y morenas, curtidas por los rayos del sol.

“Yo fui pescador toda la vida. Al río salía con una cuadrilla de cinco personas. Así como algunas veces podíamos sacar diez pescados, otras nos íbamos con las manos vacías. Todo marchaba bien en épocas de subienda, cuando podíamos ganar hasta 80.000 pesos cada uno”, dice Ramírez.

Aproximadamente diez canoas de diferentes colores flotan en el agua esperando a que el sol baje para emprender un viaje en busca de los peces más apetecidos. “Los que mejor se venden son el bagre, el blanquillo y el capaz”, dice Daniel Herrera mientras enciende el motor de su bote.

Navegando por el Magdalena Medio, a cinco minutos de Puerto Boyacá, se encuentra Puerto Triunfo, Antioquia. Por su cercanía, los dos municipios comparten la misma cultura de la pesca. “Todo el tiempo estamos pasando al otro lado. Nos encontramos con los pescadores paisas y compartimos con ellos nuestras rancherías en épocas de subienda”, dice Fabio Lombo, también conocido como el Burro.

Son las ocho de la noche y en el río solo se ven las linternas que cargan los pescadores en sus frentes, las llevarán durante horas hasta completar su trabajo. Lanzan sus redes y esperan, pacientemente, con la ilusión de obtener una buena pesca que acompañe las mesas de sus familias en los sabrosos caldos de pescado que se preparan en cada madrugada puertoboyacense.

*Periodista de Especiales Regionales SEMANA.