Pequeña y mediana minería

Así repuntan los carboneros de Norte de Santander

La industria del departamento ha probado que es capaz de vencer desafíos y mantenerse entre las más fuertes del país.

11 de julio de 2017
Mina del Consorcio Minero de Cúcuta, ubicada en el cerro Tasajero, donde se extrae carbón coquizable. | Foto: Iván Valencia

La Asociación de Carboneros del Municipio de Cúcuta y Norte de Santander (Asocarbón) tiene claro que no desarrolla una actividad libre de estigmas o retos. Sus cifras de producción demuestran que, si bien han tenido mejores momentos, no están dispuestos a desistir de las operaciones mineras que sus asociados tienen en marcha y que han permitido alimentar a familias del nororiente colombiano por décadas.

De acuerdo con la Agencia Nacional de Minería, durante el primer trimestre de este año, Norte de Santander produjo 239.000 toneladas de carbón. De esta cantidad, el municipio de Sardinata es responsable del 28 por ciento; El Zulia del 27,7 y Cúcuta, 22,5 por ciento. Además, en su territorio hay 293 títulos mineros para explotación de carbón y el 98,59 por ciento de las regalías del departamento provienen de la explotación de este mineral.

Vivir sin Venezuela

Colombia es uno de los pocos productores de carbón que exporta la mayor parte de su reserva carbonífera. Muestra de esto es que por cerca de 20 años el carbón de Norte de Santander viajaba al lago Maracaibo para zarpar hacia otros países desde los puertos de Venezuela. Sin embargo, con el cierre de la frontera en 2015 por orden del presidente Nicolás Maduro, gran parte de las empresas mineras colombianas de esta región no pudieron mantener la operación por los elevados costos y se cerraron minas, patios de acopio y plantas coquizadoras.

“A pesar de eso, nos metimos en el reto de exportar desde Colombia”, cuenta Óscar Ortega, presidente de la junta directiva de Asocarbón. En ese momento Norte de Santander exportaba 120.000 toneladas de carbón mensuales y el cierre fronterizo llevó a que más de 200.000 estuvieran represadas en nuestro lado de la frontera. Con el tiempo se lograron movilizar 40.000 al mes, pero no era suficiente: la única opción era buscar una salida por Colombia. Fue así como llegaron a Gamarra, un municipio del Cesar a casi cinco horas de Cúcuta, que tiene un puerto en el río Magdalena y ofrece la conexión más rápida con Barranquilla y el Atlántico.

En ese momento, las exportaciones cayeron tanto que el gobierno nacional y algunos privados unieron fuerzas para que el tránsito hacia Gamarra se hiciera de la manera más rápida y menos costosa posible. Entonces, se efectuaron descuentos en los peajes ubicados en el recorrido para llegar al puerto de embarque, se aumentó la cantidad y se le mantuvo el precio diferencial para la frontera al combustible requerido para el transporte del mineral y se otorgó disminución del valor de las regalías por medio de una resolución. Además, el puerto de Barranquilla acordó hacer varias modificaciones en su infraestructura para hacer más eficientes los tiempos de carga.

Industria de oportunidades

Asocarbón estima que la minería legal de carbón en el departamento genera, entre directos e indirectos, cerca de 22.000 empleos. Por ello, asegura que las actividades mineras, contrario a lo que muchos opinan, no pueden detenerse de repente.

De acuerdo con el Dane, en 2016, Cúcuta fue la segunda ciudad con mayor desempleo en Colombia, después de Quibdó en donde la tasa llegó al 15,4 por ciento de desempleados. Y es que en Norte de Santander muchos sectores económicos se benefician de la actividad carbonera y de detenerse, este número que ya es elevado podría agravarse.

Además, la Oficina Nacional para el Control de las Drogas de Estados Unidos determinó que entre 2014 y 2015, Norte de Santander pasó de tener 16.500 hectáreas sembradas de coca a 30.500. Un riesgo que el empleo formal generado por la minería puede mitigar.

Por esto, para Asocarbón, es de suma importancia la formalización y que las instituciones públicas y privadas generen directrices claras para que más mineros escojan ese camino y que no vean los procedimientos para legalizarse como un impedimento.

Contribuciones sociales

Algo en lo que esta asociación se destaca es en la relevancia que le da a la formación académica de todos los actores de su cadena de trabajo. Ortega comenta que desde hace más de diez años están invirtiendo en cursos cortos, seminarios, talleres y diplomados para sus asociados, y además, gracias a la gestión de recursos del Ministerio de Minas y Energía, algunos de estos programas se han podido replicar en mineras de Boyacá y Cundinamarca.

Las jornadas académicas –desde 2004 se han llevado a cabo 15– varían en temas como salvamento minero, manejo de explosivos, instalaciones eléctricas, legislación minera, salud ocupacional, gestión de empresas mineras, entre otros. Además, han estado acompañadas por instituciones como el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el Sena, la Universidad EAFIT de Medellín, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, la Universidad de Santander y el Instituto de Recursos Minero Energéticos.

Adicionalmente, han trabajado en convenios de mantenimiento vial que han facilitado la movilización del carbón por el departamento y que por ende han mejorado la calidad de vida de sus familias. En estos casos, Asocarbón ha manejado el capital y supervisado las inversiones que se hacen.

Un gremio unido

Asocarbón enfatiza que, si bien representa a sus asociados, también aboga por todo el gremio carbonero de Norte de Santander. Es una de las voces más fuertes de una industria que ha sido capaz de salir adelante y ha demostrado la capacidad de Colombia para forjar su propio camino hacia el resto del mundo. Esta asociación quiere hacer frente a los mitos y la desin-formación con hechos y cifras, mostrar que la minería tiene un lugar importante en el desarrollo de nuestro país y, sobre todo, que es una actividad con la que se puede convivir.

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