Gran minería

Así es la vida rural en la Serranía del Perijá

Un plan de compensación y reforestación encadena varios proyectos de campesinos en el Cesar.

11 de agosto de 2017
Los cultivos de café son una de las actividades económicas de los campesinos ubicados en el Perijá. | Foto: Carlos Julio Martínez

La casa pintada de varios colores tiene costales de fríjoles, molienda de café y, muy cerca, un cultivo de aguacate. Mientras dos mujeres separan los granos, Abimael Restrepo, dueño de la finca, ofrece una taza de café con queso y banano a quienes llegan a visitarlo.

Por la bajada de un barranco, al lado de una escuela, están las hectáreas que Abimael y su familia presentaron como área de conservación para entrar al Programa de Compensación Ambiental que Drummond ofrece a aquellos que demuestren tener conservadas 20 hectáreas o más. Ejemplos como este se pueden ver en plena Serranía del Perijá, en el área de influencia de la compañía.

Osman Trillos es el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Alto de las Flores, del municipio de La Jagua de Ibirico. Allí Drummond colabora en la construcción de la escuela Martín Emilio Hernández, que sirve como aula para los niños de la región. De acuerdo con Trillos, allí se conservan 4.666 hectáreas. “Tenemos cultivos de aguacate y varios tipos de café que ofrecemos en las centrales de operación de Drummond”, asegura.

Concertar con el campesino para que dentro de su predio existan áreas de conservación es necesario si se quiere recibir apoyo en el mejoramiento de su calidad de vida, el cual incluye el establecimiento de sistemas agroforestales. Con ayuda de la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar) se identifican las zonas de alta sensibilidad ambiental y sobre ellas se acuerda con el campesino qué es lo que se va hacer en el predio.

El Programa de Compensación ambiental de Drummond recupera el medioambiente a partir de mejoras en la calidad de vida de las familias asociadas. Foto: Carlos Julio Martínez

“Lo que hicimos fue modificar la metodología y hacer un reconocimiento al campesino para cambiar su cultura de manejo de tierras y que pueda producir conservando, es decir, dejar intactas áreas como nacimientos de agua, bosques húmedos y bosques secos”, explica Armando Calvano, director de Compensación de Drummond.

Capacitación técnica, administrativa y de comercialización es lo que ofrece el programa. La idea es que a futuro logren asociarse y comercializar en conjunto con otros campesinos. En principio, las siembras temporales tendrán plátano, guineo, yuca y ñame. Después se modifica esa producción para darles prioridad a cultivos de más largo alcance como los de cacao, café y aguacate.

Este es un modelo de compensación pionero desde 2009, cuando se implementó un pago por servicios ambientales. Es el mismo que ahora utiliza el Ministerio de Ambiente, lo llamaron Bosques de paz y busca promover el trabajo de los campesinos del país como Drummond incentiva el de la Serranía del Perijá.

Con la consigna de que se trata no solo de conservar, sino también de producir, la vinculación de las familias campesinas asciende en los proximos cuatro meses a 120. En el futuro se busca impactar a 500 familias en cinco municipios del área de influencia del Cesar: El Paso, Becerril, La Jagua, Codazzi y Chiriguaná.

Otro de los componentes que se destaca en la actividad ambiental de Drummond es la conformación de embalses y la reforestación de los lugares cercanos a su operación. Solo el embalse Paujil, ubicado en la operación de la mina llamada Pribbenow, tiene un área de 208 hectáreas y 10 millones de metros cúbicos de agua almacenados.

El año pasado, el 93 por ciento del agua utilizada de la mina fue extraída de aguas lluvia y aguas de infiltración, el 7 por ciento de agua restante está en concesión y se utiliza para servicios generales. “No tenemos disputa con ninguna comunidad por el agua, lo que recibimos es peticiones para que les ayudemos a implementar sistemas de acueducto y alcantarillado”, dice Amílcar Valencia, gerente ambiental de la compañía.

Además, este embalse sirve como punto de tránsito para los tigrillos que bajan de la Serranía del Perijá y es captador de especies que han llegado de entidades de conservación de Cali, Norte de Santander, Cesar y Bogotá a traves de Corpocesar. Aquí se encuentran peces como el bocachico y la dorada. Y para los que buscan fauna, animales como el mocorroyo, la tortuga, el venado de cola blanca, la babilla, el paujil y diversas especies de aves están a disposición de los ojos que quieran llegar a admirarlos.