URBANISMO
"Cartagena es el centro de gravedad del Caribe"
Así lo expresa el experto en urbanismo Alfonso Vegara, quien habló con SEMANA sobre las oportunidades, retos y recomendaciones para que Cartagena aumente su competitividad y pueda cumplir su objetivo de ser una ciudad inteligente.
De acuerdo con el Índice de Competitividad de Ciudades 2019, elaborado por el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, Cartagena se encuentra en el puesto número 12 del ranking de las 23 ciudades principales del país, con un puntaje de 5,01 sobre 10. Y aunque no ha logrado colarse dentro de los primeros lugares, La Heroica tiene enormes oportunidades de lograr aumentar su competitividad y convertirse en una ‘ciudad inteligente’.
Así lo piensa el experto en urbanismo Alfonso Vegara. El español ha estudiado las dinámicas sociales, económicas y ambientales de Cartagena y de toda la Región Caribe. Como resultado de esas investigaciones y diagnósticos surgió el proyecto Diamante Caribe y Santanderes, una iniciativa impulsada por Findeter y desarrollada por Next Cities Lab, una alianza entre Microsoft y la Fundación Metrópoli, presidida por Vegara. Esta busca proponer estrategias que les permitan a los territorios de estas regiones acelerar su competitividad, generar desarrollo económico y promover la integración social y ambiental en el proceso.
SEMANA: ¿Qué papel cumple Cartagena en el proyecto Diamante Caribe y Santanderes?
ALFONSO VEGARA: Esta iniciativa es única porque no se trata de hacer planeación urbanística tradicional, sino de identificar las grandes oportunidades del futuro de los territorios de manera participativa; la idea es proponer proyectos de valor estratégico para la transformación. Justamente en Cartagena encontramos dos elementos fundamentales para lograr lo anterior. El primero es el mar Caribe y el otro es el río Magdalena, que es la columna vertebral de esta zona a nivel logístico, ambiental, de comunicaciones y de recuperación urbana. Es curioso que Cartagena esté en la intersección del río y de la costa. Por eso, desde el punto de vista ambiental, tiene muchísimo potencial: es como una gran isla rodeada del mar, el río Magdalena y el Canal del Dique. Tiene una localización privilegiada: ¡está en el centro de gravedad del Caribe!
Lea también: La puerta de América
SEMANA: Por eso la protección del medioambiente es clave...
A.V.: Cartagena, por su configuración física, tiene una posición muy delicada, porque cuenta con una serie de cordones de playa y arena que son muy frágiles. Si se produce en las próximas décadas un incremento pequeño de la altura del nivel del mar, esta sería una de las ciudades más afectadas de América Latina. Nosotros, dentro de las propuestas que hicimos de cara al futuro, planteamos crecimientos urbanos en segunda línea –concretamente en la Ciénaga de la Virgen, ubicada en las inmediaciones de La Heroica– para no seguir edificando en las zonas más expuestas, que están en la primera línea del mar. Sin embargo, no es un tema del que se deba hablar solamente en negativo. De hecho, la sostenibilidad ambiental ofrece muchas oportunidades.
SEMANA: ¿Como cuáles?
A.V.: Ciénaga de la Virgen, que tiene 2.000 hectáreas, es una de ellas. Aunque en el Caribe hay cientos y miles de ciénagas, la singularidad de esta es que está en el corazón metropolitano de la ciudad. La limpieza de la Ciénaga de la Virgen, la recuperación de los manglares y la creación de un diálogo entre el desarrollo urbanístico y esta maravillosa bahía sería muy importante, incluso para los temas de integración social, porque es una zona que está contaminada y muy deteriorada. Si se recupera se estarían rescatando los barrios que rodean la ciénaga, incluidos algunos de los más pobres.
SEMANA: Justamente uno de los retos de la ciudad es reducir la pobreza. ¿Cuáles son sus recomendaciones desde el urbanismo?
A.V.: Nosotros tenemos un término, la ‘trilogía urbana’, que son los tres grandes elementos de una ciudad para que sea inteligente. Uno es, por supuesto, la competitividad, porque si no se generan empleo y recursos la gente no puede vivir. Otro punto es la integración social: una ciudad no es competitiva si es desigual, porque habrá inseguridad y problemas de todo tipo. Y la tercera línea es la sostenibilidad ambiental, que consiste en cuidar los ecosistemas naturales y los culturales: es necesario proteger la herencia histórica de la ciudad. Entonces, si bien la ciudad tiene niveles altos de excelencia en atracción turística, en la recuperación del centro histórico, en desarrollo de atractivos, en el puerto –que funciona muy bien–, y en las industrias energéticas, también tiene un desequilibrio social muy fuerte. Es fundamental conectar las distintas piezas y construir desde El Pozón –una zona pobre y aislada– hasta el centro histórico, y hacer una fuerte inversión en renovación urbana. Resulta importante conectar los lugares de residencia, de trabajo y las zonas turísticas; que sea una ciudad mucho más integral, porque hoy tiene una especie de centro y periferia. Yo creo que se deberían implantar propuestas para integrar a la población y, en ese sentido, el urbanismo puede hacer una gran labor desde las políticas urbanas y desde el diseño de la ciudad.
SEMANA: De superarse este desafío, ¿Cartagena podría convertirse en una ‘ciudad inteligente’?
A.V.: Sí, aunque la inteligencia de los territorios está en gran medida asociada a que los líderes de la ciudad –no me refiero solo a los políticos sino a los que representan al sector público, al sector privado y a la sociedad civil– sean capaces de ponerse de acuerdo para decidir un proyecto de futuro compartido. La clave de los territorios inteligentes no es que estos tengan más tecnología, sino que cuenten con proyectos de futuro, que sean capaces de definir su vocación, de alcanzar un consenso entre los distintos componentes de la sociedad. Si Cartagena es capaz de dotarse de una visión compartida de futuro dará un paso importante en el objetivo de ser una ciudad y un territorio inteligente, porque todo lo demás está: las condiciones de ubicación, las condiciones ambientales y la herencia histórica son absolutamente únicas, no solamente en Colombia sino en toda América Latina.
*Coordinadora editorial de los Especiales Regionales de SEMANA.