Crónica
Así se descubrió el primer fósil de pterosaurio en Colombia
El municipio de Zapatoca, Santander, esconde secretos sorprendentes. El último fue revelado por el paleontólogo Edwin Cadena a mediados de este año. Aquí nos relata en primera persona cómo logró este hallazgo.
Siempre estuve rodeado de huesos. Crecí en Zapatoca recolectando fósiles con mis compañeros de colegio y alimentando desde temprano mi pasión por la paleontología. Años más tarde, culminados mis estudios en universidades nacionales y extranjeras, volvería en numerosas ocasiones para desentrañar las historias que cuenta esta tierra en el corazón de Santander. La más famosa empezó con un simple desvío en el camino.
El primer paso de una expedición paleontológica es identificar en un mapa geológico cuáles son las zonas donde hay rocas sedimentarias; en estas formaciones se esconde la inmensa mayoría de los fósiles. Y Zapatoca es rica en ellas. Por esta razón, nuestro grupo de investigación en la Universidad del Rosario eligió esta área como destino. Una vez que obtuvimos los recursos de la institución, partimos para una expedición de 20 días.
Llegué al municipio a principios de enero de 2017. Cada día empacaba mi equipo y algo de comida y salía del pueblo para recorrer los alrededores. La escasa vegetación y los múltiples montículos de rocas le dan al paisaje de Zapatoca un aspecto semidesértico. Hay también en estos campos muchas colinas marrones formadas por capas alternadas de materiales duros y blandos, una característica que revela el ecosistema marino que existía aquí hace unos 135 millones de años. Zapatoca es, en realidad, una playa extinta cuyas huellas quedaron preservadas en la roca.
La paciencia resulta fundamental para soportar las largas jornadas de caminatas y las horas en cuclillas estudiando rocas. Generalmente, los fósiles se encuentran porque hay un pedacito de ellos expuesto en la superficie y tienen una forma y textura diferente a su entorno. Hora tras hora, los ojos se van convirtiendo en un escáner para detectar estos pequeños detalles.
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Así pasaron unos cinco días. Al sexto, cuando ya regresaba al pueblo, se me ocurrió desviarme de la ruta habitual. En uno de los montículos vi que algo sobresalía de la roca y decidí explorarlo con mi lupa. Fue entonces cuando descubrí el fósil. Sentí una gran emoción porque supe que no era ninguno de los especímenes que habíamos encontrado antes, como tortugas o cocodrilos. Era algo nuevo.
EL HALLAZGO
Se trataba de un hueso alargado, plano y con muchas cavidades internas. Lo primero que hice fue coger mi libreta de campo para anotar las coordenadas de la ubicación del hallazgo y describir la roca. Después tomé fotografías y finalmente extraje el fósil para llevarlo a Zapatoca. Esa misma noche, ya con internet, constaté que las características del fósil indicaban dos opciones: que fuera un dinosaurio pequeño del tipo velociraptor o que se tratara de un pterosaurio.
La siguiente etapa consistía en remover la roca con ácido, milímetro a milímetro, para revelar el hueso. Este es un proceso largo que se realizó durante unos siete meses en los laboratorios de la universidad. A finales de 2017 pude establecer por fin que se trataba del primer fósil de pterosaurio hallado en Colombia. En ese momento decidí contactar a dos colegas británicos expertos en esta especie, David Unwin y David Martill. Con ellos comenzamos la fase del estudio en la que se compara el fósil de Zapatoca con especímenes de otras instituciones del mundo para clasificarlo correctamente. La larga lista de solicitudes que tienen los museos hace esta etapa muy lenta.
A finales de 2019, después de casi dos años escalando las listas de espera de los museos, enviamos el primer borrador del artículo a la revista científica Cretaceous Research. Recibimos solo revisiones menores. Así, por fin, el descubrimiento del pterosaurio salió a la luz a mediados de 2020, ¡más de tres años después de la expedición en Zapatoca! La recompensa es grata: aumentar el conocimiento de la paleodiversidad de Colombia.
*Paleontólogo.