Análisis

Bioeconomía, ¿un buen negocio en Colombia?

Cuarenta y nueve países en el mundo han adoptado estrategias políticas de bioeconomía como sistema productivo. Con la inmensa riqueza en biodiversidad, las posibilidades de desarrollar este modelo en Colombia son ilimitadas.

Elizabeth Hodson de Jaramillo*
1 de septiembre de 2020
La bioeconomía reduce desigualdades y brechas estructurales, mientras se mantiene y regenera la base de recursos naturales de la que depende el desarrollo. | Foto: iStock

El modelo de bioeconomía es el mejor y más rentable negocio al que debemos apostar. Además de promover el desarrollo productivo, produce beneficios sociales, ambientales y económicos en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Es un enfoque especialmente válido para un país como Colombia –cuyo principal patrimonio son los incalculables activos biológicos y de recursos naturales–, debido a que en este modelo se encuentran implícitos la conservación, la gestión y el uso sostenible de la biodiversidad.

Bioeconomía se refiere a un sistema productivo y socioeconómico altamente eficiente, que aplica ciencia y tecnología a los recursos, principios y procesos biológicos para el suministro sostenible de bienes y servicios en todos los sectores económicos que utilizan biomasa (animales, plantas, microorganismos y biomasa residual).

Su objetivo es transformar el conocimiento de las ciencias de la vida en productos nuevos, sostenibles, ecoeficientes y competitivos que contribuyan a la producción económica, a la generación de empleo y al bienestar de las comunidades. Su ventaja es que impulsa el crecimiento económico con creación de puestos de trabajo e ingresos, y reduce desigualdades y brechas estructurales, mientras se mantiene y regenera la base de recursos naturales de la que depende el desarrollo.

Precisamente los principales planteamientos del Foco Bioeconomía, Biotecnología y Medio Ambiente (BBMA) de la Misión Internacional de Sabios 2019 señalan que la bioeconomía debe constituir el marco conceptual y político para el progreso estable del país. Se proyecta como el soporte del desarrollo socioeconómico sostenible de Colombia con enfoque territorial. Mediante el uso de las biotecnologías, que son la herramienta fundamental para conocer y desarrollar una extraordinaria gama de procesos, bioproductos e innovaciones, se puede potenciar la productividad y la eficiencia de la agricultura, la bioenergía, garantizar la seguridad nutricional de los colombianos y resolver problemas ambientales, de salud e industriales.

Sabiduría biológica

“El mundo está tratando los síntomas de la pandemia, pero no las causas. Debemos apuntar a modelos de negocio que lleven a un crecimiento más inclusivo y sostenible. No podemos volver a la supuesta ‘normalidad”’. Y tiene razón la economista Mariana Mazzucato. En estas circunstancias es imperativo cambiar a sistemas de vida productivos y económicos sostenibles mediante un nuevo paradigma económico, una bioeconomía circular, que ponga en valor la naturaleza y los sistemas biológicos como fuente última de prosperidad económica, salud y bienestar.

Se deben cerrar los ciclos dela materia y copiar la “sabiduría biológica”. En la naturaleza no existe el concepto de residuo: los coproductos de un proceso siempre son utilizados por otros. El viraje a sistemas productivos renovables es un hecho global. Ya 49 países en el mundo han adoptado estrategias políticas de bioeconomía como sistema productivo.

Con la inmensa riqueza de la biodiversidad colombiana, la gama de posibilidades de desarrollo en bioeconomía es ilimitada. No hay una sola forma de bioeconomía sino muchas que se ajustan a las condi ciones y las posibilidades de cada situación o región.

Un modelo de desarrollo bajo el concepto de bioeconomía permite aprovechar la riqueza natural del país, con las particularidades de cada territorio, y facilita la inserción en la economía mundial con nuevos productos y servicios sostenibles basados en la agregación de valor a partir del conocimiento científico y tecnológico. Este paradigma implica un concepto amplio de innovaciones tecnológicas, sociales y económicas.

Sin embargo, para contar con modelos de negocios rentables, sostenibles e inclusivos, es indispensable que sea un esfuerzo articulado y participativo con todos los miembros de la sociedad que contribuyan a su implementación. Se requieren políticas públicas sólidas así como coherencia política. Implica además colaboración interinstitucional e integración sectorial, pues involucra activamente a diferentes actores de la sociedad.

En Colombia hay numerosos bioemprendimientos en cerca de un centenar de empresas representativas de la bioeconomía en los sectores de bioenergía, biodiversidad y biotecnología con desarrollos en salud, en el sistema agroalimentario, en la industria química, farmacéutica y cosmética, entre otros. El fundamento del éxito es promover la eficiencia en cadenas o redes de valor articuladas, interdependientes, que hagan sinergias estratégicas a nivel territorial en sistemas de economía circular y que aprovechen las condiciones, recursos y capacidades de cada región. Se trata de incorporar conocimiento para dar valor agregado a los recursos locales y que el beneficio social, ecológico y ambiental retorne al origen.

La bioeconomía como estrategia de producción y organización económica es transversal a todos los sectores productivos incluidos no solamente sectores innovadores, sino a los tradicionales (agricultura familiar, agroecosistemas de comunidades y pueblos originarios y otros), de diversas escalas de producción basadas en los recursos biológicos y con oportunidades de nuevos senderos productivos y bioproductos, por lo que representa un impulso para el desarrollo territorial inclusivo. Es la opción inteligente para el crecimiento.

*Ph.D. Profesora emérita de la Facultad de Ciencias de la Universidad Javeriana y miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.