ECONOMÍA
Bioemprendimientos, un negocio que crece en Colombia
En 2014 había tan solo 41 negocios verificados en el país. El año pasado, la cifra llegaba a los 833. Conozca tres casos de éxito de emprendedores que supieron aprovechar de manera sostenible nuestra biodiversidad.
RESIDUOS BIEN APROVECHADOS:
BIOGANAR INTERNATIONAL
Francisco Ramírez se salvó de milagro. Como si fuera una película logró escapar de sus captores y empezar una nueva vida lejos de Colombia. Después de reponerse emocional y físicamente del secuestro retomó el negocio que había iniciado con su esposa. Con Bioganar International se dedicó entonces a desarrollar tecnología propia para aprovechar los residuos orgánicos y convertirlos en fertilizantes y alimento para animales.
Sus productos ya han llegado de manera directa a siete mercados internacionales como Irlanda, Bélgica y España; y de forma indirecta a otros 14 entre los que se encuentran Rusia, Francia y Holanda. Ramírez cuenta que el 95,4 por ciento de los ingresos de la compañía provienen del exterior. “Esto fue posible gracias a nuestro deseo de internacionalizarnos. Diversos mercados nos abrieron las puertas por la calidad, el precio y el respaldo científico de nuestros productos”.
Lo más leído
Actualmente, Bioganar también tiene otras líneas de negocio como la cogeneración de energía a través de residuos agroindustriales, y varios productos para la industria automotriz, entre ellos un desarrollo que permite lavar un carro con solo un litro o menos de agua, cuando el promedio normal son 555 litros.
AZUL Y NATURAL:
ECOFLORA CARES
Desde el sur de México hasta Chile, atravesando los bosques tropicales de Colombia, es común encontrar la jagua, una fruta comestible nativa de América. Aunque tiene diversos usos –entre ellos la medicina tradicional– desde hace 12 años Ecoflora Cares, un bioemprendimiento colombiano con sede en Sabaneta (Antioquia), la convierte en colorante natural para alimentos y cosméticos. Lo consigue aprovechando sus iridioides –componentes precursores de color–, a los cuales estabiliza con aminoácidos que le dan el color azul.
Este producto puede ser utilizado en cereales, bebidas, lácteos, mermeladas, gelatinas, dulces y jabones. Sandra Zapata, gerente de la compañía, explica que una de sus ventajas es que es estable a diferentes pH y temperaturas. “También está su costo de aplicación, pues la dosis de color es muy efectiva comparada con otros colorantes naturales. Por ejemplo, para una tonelada de yogur se requerirían máximo 300 gramos de colorante”, advierte.
UNA MALLA BIOLÓGICA:
CELLSTECH
Después de estudiar las dificultades y necesidades que surgen durante la atención de pacientes de diferentes especialidades en Colombia, nació QuiruMatrix: una malla biológica que sirve para reforzar los tejidos del cuerpo que por algún trauma o enfermedad se debilitaron. Por ejemplo, en caso de una hernia abdominal esta permite reforzar la pared del abdomen. También puede usarse en cirugías reconstructivas y procedimientos odontológicos. En estos casos, la malla evita que el hueso que soporta a los dientes se reabsorba.
Juan Camilo Martínez, de 27 años, es el cofundador del emprendimiento que le dio vida a este desarrollo: CellsTech. Martínez explica que la malla biológica se produce a partir de esófagos porcinos, lo cual disminuye prácticamente a cero las posibilidades de que sea rechazada por el organismo. Este dispositivo, además, reemplaza los parches o mallas sintéticas “que se fabrican a partir de unos polímeros de diferentes características y que en la mayoría de casos tienden a generar reacciones de cuerpo extraño en el organismo”. La bioinnovación de CellsTech también sustituye a productos similares que ya existen y que son poco accesibles por su costo que puede superar los 25 millones de pesos.
Lea también: Bioeconomía, ¿un buen negocio en Colombia?