Alternativas para que el comercio no se detenga

Llevo 15 años trabajando freelance en medios de comunicación y mi oficina siempre ha estado a un par de metros de mi cama, así que en principio no me sentí tan aterrado por la noticia del aislamiento preventivo. Un mes después, el tema menos preocupante es el encierro y que se vean afectados mis hábitos personales. Lamenté que varios negocios de barrio, formales e informales, cerraran. No tengo idea qué pasó con la vecina que me vendía jugo de naranja en las mañanas. Ahora, ¿quién va a comprar ropa mientras le tengamos miedo a cualquier superficie que no acabemos de esterilizar? ¿Cuándo volveremos a un centro comercial?

Yansen Estupiñán, gerente de El GranSan, cree que las pérdidas para el país son incalculables. “Todo el sector de San Victorino cerró antes de que se decretara la cuarentena y hemos acatado las normas nacionales y locales. Es un comercio en el que la mayoría de las compras se hacen en efectivo, casi todas las personas viven del día a día”. Él calcula que los afectados son más de 11.400 microempresarios y al menos 250.000 empleos. Sus cifras solo se refieren a una manzana en el centro de Bogotá.

Por el lado de los grandes centros comerciales la situación no es más fácil. “Las ventas llegan a mínimos históricos”, según Carlos Hernán Betancourt, director ejecutivo de Acecolombia. “A inicios de 2020 estaba proyectada la apertura de seis centros comerciales”, cuenta, y ante la emergencia tuvieron que aplazar todas las fechas tanto de construcción como de entrega.

Clío Guerra, gerente de portafolio de Cimento, que opera centros comerciales como Fontanar (Chía) y Arkadia (Medellín), coincide en que estos espacios se han visto muy afectados. No obstante, “con mucho esfuerzo y gran orgullo hemos logrado mantener el ciento por ciento de la fuerza laboral directa y de igual manera la que tenemos tercerizada para no generar desempleo”.

Carmen Elisa Ortiz, gerente de Unicentro Cúcuta, afirma que han enviado a vacaciones a varios empleados y están contemplando opciones como trabajos alternados por semanas o quincenas –así las personas reciben al menos medio sueldo–. “En las taquillas del parqueadero ya no hay cajeros para evitar el contacto físico, entonces estamos tratando de reubicar a estas trabajadoras en cargos como hacer domicilios”.

A pesar de las buenas intenciones tanto de los centros comerciales como de los dueños de los locales, ha sido imposible renovar ciertos contratos, entre otras, por razones de bioseguridad. Así que muchos han tenido que recurrir a sus cesantías para sobrevivir, confiando en que las cosas vuelvan a andar a partir del segundo semestre del año.

En este sentido, la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) le planteó al Gobierno nacional la posibilidad de “permitir acuerdos colectivos en el interior de las empresas, que modifiquen temporalmente las condiciones de los contratos laborales mientras dura la crisis, garantizando el mantenimiento total de la nómina”. Hasta ahora no se ha tomado una decisión.

Por supuesto, todos siguen buscando soluciones. Por ejemplo, al recurrir a WhatsApp y a plataformas de e-commerce, se han logrado algunas ventas. Sin embargo, las cuotas de administración no pueden dejar de pagarse porque hay servicios como el aseo que hoy son aún más importantes. “Estamos adoptando nuevos y estrictos protocolos de limpieza, desinfección y distanciamiento para asegurar que los visitantes de nuestros centros comerciales estén tranquilos y seguros”, concluye Guerra.

Y Estupiñán finaliza con una invitación a la ciudadanía para contribuir a la reactivación después de la crisis: “Hay que apoyar la mano de obra en el país desde el comercio local. Somos conscientes de que nos vamos a demorar muchísimo, pero al generar ingresos para pagar arriendos, servicios públicos, educación y salud, entre otros, se va a dinamizar la economía de la mayor parte de la población colombiana”.

*Periodista.

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