SALUD
¡Con berraquera!, así se maneja el control epidemiológico en Cúcuta
Por su situación climática, social y por ser fronteriza, la capital de Norte de Santander es caldo de cultivo para virus como el del sarampión y el del dengue. Pero la labor de su Secretaría de Salud para controlarlos es considerada como un ejemplo para el país.
Temperaturas entre los 22 y los 33 grados, brisas tropicales, zona fronteriza y región de llegada de población susceptible. Estas condiciones hacen de Cúcuta el caldo de cultivo perfecto para enfermedades virales como el sarampión y el dengue.
Esto sumado al bajo presupuesto para salud pública (7.135 millones de pesos en 2018), en comparación con grandes ciudades como Barranquilla (con 12.865 millones), hacen además que la labor para controlar su expansión sea toda una odisea.
A pesar de ello, el equipo de la Secretaría de Salud del municipio ha logrado algo sorprendente: evitar la reintroducción del virus de sarampión a Colombia, manteniendo el certificado de eliminación que el país consiguió en 2014. Eso a pesar de que se han confirmado 49 casos relacionados con importación.
¿Cómo ha sido posible? “Hemos intensificado la identificación de casos y trabajado en campo para hacer bloqueo y seguimiento de la circulación del virus. Además, hemos inmunizado a la población susceptible. Las acciones son inmediatas y tenemos siete equipos que pueden atender el mismo número de casos al tiempo”, responde Claudia Teresa Rangel, líder del grupo de Vigilancia en Salud Pública de la secretaría. Un ejemplo de ello es que, entre 2016 y 2019, han sido vacunados 43.123 migrantes y 306.986 colombianos.
Precisamente por este trabajo, en abril de 2019, el Instituto Nacional de Salud envió un oficio felicitando a la secretaría por “su dedicación (...) y excelencia en la aplicación de elementos técnicos para enfrentar el reto de importación de casos de sarampión en Venezuela”.
Los logros de esta entidad incluyen también al dengue: aunque entre 2018 y 2019 se presentó un pico hiperendémico con más de 3.600 casos reportados por la reaparición cíclica del virus, la acciones de educación, comunicación y atención han mantenido en cero la letalidad de dichos casos durante este año.
Y, finalmente, el equipo de salud en 2016 facilitó todas las condiciones –una IPS y la identificación de pacientes– para que la Universidad del Rosario realizara el segundo estudio controlado del mundo para evaluar la causalidad entre el zika y el síndrome de Guillain-Barré. Por eso recibió un reconocimiento dentro del simposio del síndrome en agosto de 2016. “Cúcuta es un ejemplo de salud pública para el país. Son muy rigurosos y tienen una capacidad de respuesta a alertas epidemiológicas impresionante”, concluye Juan Manuel Anaya, director del Centro de Estudios de Enfermedades Autoinmunes de dicha universidad.