CONTEXTO

Cuatro rutas para descubrir Cundinamarca

Estos son algunos de los recorridos que usted podría hacer este fin de semana. Si le gusta la naturaleza, la aventura o la historia, estos planes son para usted.

18 de noviembre de 2017
Nimaima. | Foto: Cortesía Gobernación de Cundinamarca

Ruta dulce y de aventura

El corredor occidental del departamento cuenta con una amplia oferta gastronómica y de deportes extremos. La aventura no tiene pierde con la práctica de rafting, parapente y torrentismo en municipios como Nimaima, Nocaima y Tobia. Pero, si también le gusta la historia, tiene que visitar Guaduas, cuna de la heroína Policarpa Salavarrieta (recuerde la vida de La Pola en la página 80 de esta edición) y del popular cartucho, un dulce hecho a base de pasta hojaldrada.

Los sabores producto de la caña de azúcar son la especialidad de la ruta: panelas, melcochas y un sinnúmero de postres y creaciones pasteleras como el chupao, el triveguno, el brazo de reina y el roscón resobado (Santiago Rivas nos habla de él en la página 102). ¿Dónde probarlos? En los municipios ya mencionados y en Facatativá, El Rosal, San Francisco, La Vega, Vergara, Útica, Villeta, Puerto Salgar, Guaduas, La Peña, Nocaima y Nimaima.

Ruta del agua

El nororiente de Cundinamarca sirve de escenario para un recorrido que brinda un equilibrio perfecto entre historia y naturaleza. La ruta propuesta comienza en la población de Guasca para continuar por Junín, Gachetá, Gama, Gachalá, La Calera, Ubalá, Medina y Fómeque. El viajero estará atravesando territorios donde brilló la cultura muisca y se encuentran las reservas hídricas más importantes del departamento y del país –ellas abastecen a Bogotá y generan el 25 por ciento de la energía hidroeléctrica de Colombia–. A lo largo del camino lo acompañará el estimulante sonido de los ríos y las quebradas. Es una senda verde, de páramos (y sus águilas), frailejones, bromelias, ranas sabaneras, hogar del oso andino o de anteojos, única especie autóctona que sobrevive en Suramérica. ¿Le gustan además los deportes náuticos y la buena cocina? Pues esta, sin duda, es una ruta que debe explorar.

Ruta de El Dorado, cuna de riqueza y tradición

Recorrerla es un llamado nostálgico hacia la recuperación de lo más autóctono de la región: la mística, la vida indígena, la historia y, sobre todo, el sentido de pertenencia por toda esa riqueza que alguna vez estuvo en manos de nuestros ancestros. Compuesta por 23 municipios cercanos a la laguna de Guatavita, esta ruta es una mezcla de leyendas perdidas y maravillas tangibles como las minas de sal de Zipaquirá y Nemocón. El viajero encontrará en su recorrido que muchos de los productos artesanales y gastronómicos que ofrecen los campesinos de la zona evocan la tradición indígena: objetos a base de carbón, prendas hechas en lana, y diversos alimentos derivados de la leche.

Ruta del rio y del encanto natural

Es una de las más antiguas y visitadas del departamento (especialmente en la temporada de vacaciones). Turistas nacionales y extranjeros aceptan la tentadora invitación de los ríos Magdalena, Calandaima, Apulo y Sumapaz. Las playas ribereñas del primero ofrecen las experiencias y actividades más atractivas del Reinado Nacional del Turismo.

Si le gustan los baños de lodo para purificar la piel, entonces disfrutará este recorrido que cuenta con más de 1.000 piscinas que le ofrecen esta posibilidad. Si el plan no le suena y es de aquellos que prefieren los paseos cargados de historia, le sugerimos que recorra los antiguos caminos reales del Tequendama, vitales para la Expedición Botánica. Haga un alto en el camino para tomarse una taza del mejor café del departamento. ¿Y cuáles son los municipios que componen esta ruta? Son 20 (ni uno más, ni uno menos): Soacha, Sibaté, Granada, Silvania, Fusagasugá, Nilo, Ricaurte, Girardot, Tocaima, Agua de Dios, Viotá, Apulo, Anapoima, El Colegio, La Mesa, Tena, San Antonio del Tequendama, Mosquera, Funza y Madrid. ¡Buen viaje!