Gracias a los programas de capacitación, 2.400 ganaderos en Nariño, la mayoría indígenas, han mejorado sus indicadores de competitividad. | Foto: Cortesía Alpina

SOSTENIBILIDAD

Alpina impulsa a los pequeños productores de leche a mejorar sus prácticas

Desde su fundación hace 75 años, esta empresa colombiana fomenta, además, la asociatividad en distintas zonas del país.

26 de abril de 2020

Conexiones viales deficientes, falta de acceso a servicios públicos de calidad, envejecimiento de la población y conflicto armado. Estos son solo algunos de los obstáculos a los que se enfrentan los pequeños ganaderos del país. Con este panorama en mente, Alpina implementa proyectos para impulsar a pequeños y medianos productores a mejorar sus prácticas, generar independencia económica, incrementar su calidad de vida y potenciar su productividad y competitividad. Esta empresa le está apostando al fortalecimiento de la asociatividad de los habitantes rurales. ¿Por qué?

En palabras de Nelson Guerrero, director de Asuntos Institucionales de Alpina, “está demostrado que el asistencialismo es una forma de perpetuar la pobreza, pues ofrece soluciones temporales, pero no resuelve el problema de raíz. Nuestro modelo de asociatividad y capacitación genera resultados que, además de perdurar, se pueden replicar en otras comunidades”.

LECHE DE PRIMERA

En febrero de 2020 Alpina recibió el Sello Incluyente, el máximo reconocimiento otorgado por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), ACDI/Voca, el Programa de Alianzas para la Reconciliación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y Deloitte. Esta distinción fue entregada por su programa de asesorías y acompañamiento técnico para asociaciones de pequeños ganaderos en Cumbal y Guachucal, municipios del departamento de Nariño.

Desde su llegada a la región, hace 12 años, Alpina ha trabajado en capacitar a los ganaderos en temas como administración de centros de acopio, buenas prácticas de ordeño, inseminación artificial, entre otros. Esto ha permitido que más de 2.400 ganaderos –principalmente indígenas–, agrupados en 48 asociaciones, mejoren sus indicadores de competitividad.

Este proyecto, que produce más de 80.000 litros de leche al día, hace parte de la cadena de abastecimiento de Alpina. Así como ellos, otros cientos de ganaderos en todo el país han trabajado de la mano de esta empresa para mejorar su calidad de vida y lograr la sostenibilidad de sus negocios. Actualmente, la compañía apoya y capacita a 70 asociaciones en 5 regiones país, con las que ha logrado que 2.965 pequeñas fincas puedan llevar su leche a centros de acopio.

FRESAS EN EL CAUCA

En 2013, una de las principales abastecedoras de fresa de Alpina perdió todos sus cultivos por causa de un problema fitosanitario. Antes esta coyuntura, la compañía tuvo que cambiar de proveedor. Fue así como llegó a Paispamba, cabecera municipal de Sotará, en Cauca. En esta zona altamente golpeada por el desempleo y el conflicto armado, Alpina encontró la Cooperativa de Fresas de Sotará (Fresota), una asociación de mujeres cuyo trabajo consistía en retirar la corona –o pitón– de la fruta para su comercialización.

Desde su llegada al municipio, Alpina ha respaldado a Fresota no solo con la compra de la fruta, sino a través del fortalecimiento de su estructura como cooperativa y en el mejoramiento de sus procesos. Así, Fresota se convirtió en el principal proveedor de fresas de Alpina y en una fuente de oportunidades para la comunidad, especialmente para las madres cabeza de familia. Lo que en 2013 era un negocio que entregaba 150 kilos de fresas despitonadas al día, hoy alcanza más de una tonelada en ese mismo tiempo.

Este modelo de acompañamiento ha sido replicado por Alpina en regiones del país como Santa Rosa de Cabal (Risaralda), Aranzazu (Caldas) y Riosucio (Caldas), donde trabaja de la mano con campesinos, agricultores y comunidades indígenas que proveen mora, maracuyá, piña y mango.

GALLINAS Y POLLOS EN LA ALTA GUAJIRA

La Fundación Alpina trabaja por la transformación de la vida de familias, comunidades y organizaciones del sector rural a través de proyectos productivos que son evaluados y sistematizados para que los aprendizajes se puedan replicar y escalar, contribuyendo al mejoramiento de políticas públicas e impactando a más comunidades rurales. Este es el caso del proyecto avícola que desarrolló la Fundación en el internado Wayúu de Nazareth, ubicado en el municipio de Uribia, en la Alta Guajira, entre 2017 y 2019.

Este proyecto, respaldado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Usaid, la Cancillería, y el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) consistió en el desarrollo de unidades productivas avícolas mediante la construcción de galpones para la cría de gallinas ponedoras y pollos de engorde. La Fundación asistió a los beneficiarios por medio de la capacitación en el manejo de cuentas y registros y la entrega de materiales para la elaboración de cada galpón.

Durante su ejecución, esta iniciativa contó con la participación de 14 familias provenientes de ocho comunidades. Gracias a la construcción de los galpones, las mujeres participantes lograron vender sus huevos a la comunidad, facilitando además el acceso a estos alimentos sin necesidad de trasladarse. A partir de este proyecto, las familias generaron ingresos para que sustentar sus actividades productivas y contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición en una de las regiones más apartadas de nuestro país.

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