INFRAESTRUCTURA RURAL

En Antioquia hay una nueva ruralidad

Durante los últimos cuatro años, en este departamento se han pavimentado más de 1.100 kilómetros de vías rurales. Esto fue posible gracias al programa ‘1.000 kilómetros de Red vial Terciaria’, implementado por la gobernación. Aquí el progreso se crea en el campo.

22 de octubre de 2019
El Urabá antioqueño tenía una red vial terciaria de 8,3 kilómetros. Hoy es de 58,3 kilómetros. Los habitantes de la vereda La Cabaña fueron algunos de los beneficiados. | Foto: Cortesía Secretaría de Infraestructura Física de Antioquia

Según un estudio de Fedesarrollo, aumentar 10 por ciento la densidad vial terciaria pavimentada reduce 5 por ciento la pobreza en el campo. De ahí la importancia de que los gobiernos definan políticas públicas relacionadas con mejorar y aumentar la infraestructura vial en las zonas rurales.

Infografía

Sin embargo, en Colombia el panorama no es el mejor. Según la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), solo el 0,7 por ciento de la inversión para infraestructura vial, en 2017, fue para el mantenimiento de la red vial terciaria.

Pero la perspectiva no es del todo negativa. Algunos departamentos, como Antioquia, se esfuerzan por ofrecer mejores condiciones para su ruralidad. Antes de 2016, de los 11.630 kilómetros de vías terciarias que tiene el departamento solo 90 estaban pavimentados. El campo tenía baja productividad, en gran medida, porque era difícil transportar los productos cultivados.

Por ello, la actual administración creó el programa ‘1.000 kilómetros de red vial terciaria, un aporte de la Gobernación de Antioquia para la paz’. Comenzó en 2016 y a la fecha ya lleva más de 1.100 kilómetros pavimentados.

Se desarrolla con las alcaldías municipales y las comunidades a través de convenios interadministrativos: la Gobernación y las administraciones locales realizan la inversión y la población, en algunos casos, contribuye con la mano de obra.

Lea también: Programa Colombia rural, la apuesta para modernizar el campo

“Logramos capacitar a las comunidades para que hicieran parte del proceso. Además, sus condiciones han mejorado. Se facilitó el acceso a la educación, la salud y se optimizó el transporte agrícola”, agrega Gilberto Quintero, secretario de Infraestructura Física del departamento.

Un valor sentimental

Mario Hernández nació en Apartadó. Es un productor de maracuyá que se animó a emprender gracias a los nuevos tres kilómetros de placa huella que se construyeron en la vereda San Martín, donde vive. “Antes de montar mi cultivo pensé en la vía y decidí arriesgarme porque con esta carretera se disminuyen los tiempos de transporte y las frutas llegan en mejor estado”, dice.

El programa de la Gobernación no solo ha traído progreso a las regiones. También ha creado sentido de pertenencia en sus habitantes. Precisamente, uno de los más agradecidos es Hernández, un frontineño de 88 años que ahora cuida la placa huella como si fuera parte de su casa. “Me gusta mantenerla limpia, porque por muchos años transité por pantanos. Para mí, esta calle tiene también un valor sentimental”, concluye.