CULTURA

En 2019 estará listo el Parque Cultural Otraparte

Bienvenidos a un espacio mágico, dedicado a preservar y divulgar el legado del escritor envigadeño Fernando González. Tendrá un teatro subterráneo y una gran biblioteca. Estará terminado en 2019.

1 de agosto de 2018
La casa museo Otraparte se inauguró el 6 de agosto de 1897. Aquí, el visitante se encuentra con la intimidad y la filosofía de vida del autor. | Foto: Diego Zuluaga

Este recorrido comienza al nororiente del apacible Envigado. En la carrera 43A con 27 sur, en el centro cultural Otraparte, un lugar donde perduran la vida y obra del carismático escritor, filósofo y diplomático Fernando González. Aquí están la casona en la que vivió, un verde jardín y su biblioteca. Los tres espacios cambiaron. Ahora la casa se apellida museo y la biblioteca es un concurrido café. Pronto, quizá en los primeros meses de 2019, se inaugure la obra arquitectónica que finalmente consolidará el proyecto Parque Cultural Otraparte.

Preservar la memoria del escritor se convirtió en un deber para sus hijos Fernando y Simón. Cada uno hizo lo propio. El primero conservó gran parte de los objetos de su padre y el segundo, tras la muerte de su hermano mayor, continuó con la tarea. “Hay que convertir este espacio en un centro cultural con proyección internacional y preservar el área como parque y jardín para beneficio de la comunidad y del medioambiente”, dice Simón. Para cumplir con esa misión, los lectores del también conocido ‘Brujo de Otraparte’ crearon en 2002 la Corporación Fernando González-Otraparte.

No fue fácil asumir este reto. Después de 15 años de trabajo y con la ayuda de la Alcaldía de Envigado y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá quedaron listos los primeros cimientos del edificio que contendrá un teatro subterráneo y una amplia biblioteca que estará en el siguiente nivel. Esa obra será la cereza del pastel conformado por la emblemática casa museo, el afamado café donde se hacen tertulias y buenos postres y el jardín sembrado en su mayoría por el escritor.

Aquí, cada decisión se toma como si se estuviera en los zapatos de Fernando. “Hicimos un estudio forestal y procuramos no talar ningún árbol. Además se trasplantaron otros de gran importancia para el maestro”, cuenta Andrés Obregón, uno de los principales arquitectos de la obra y quien además se siente muy afortunado por dirigir la construcción. Además de admirar a González, su abuelo diseñó, en los años treinta, los planos de la que es hoy la casa museo.

La obra, que arrancó en septiembre de 2017 y contó con una inversión de 9.000 millones de pesos, se encuentra en un 80 por ciento de su ejecución. La estructura ya cobró forma y se prevé que estará lista para 2019. Justo en ese año Viaje a pie, la obra insigne de Fernando González, cumplirá 90 años de publicada. “Sí que habrá motivos para celebrar. Lo más probable es que la inauguremos con una pieza de teatro inspirada en este libro”, cuenta el antropólogo Gustavo Restrepo, director de la Corporación Fernando González-Otraparte.

Ataúd desenterrado

Uno de los principales retos arquitectónicos era lograr que el edificio no opacara en magnitud ni belleza a la casa museo y al café. Todo debía convergir en armonía, como lo hubiese querido el escritor. Tarea difícil. Como se trataba de construir un teatro de los más grandes y mejor adecuados del área, se necesitaba un buen espacio y esto implicaba talar árboles. Para evitarlo, los arquitectos Andrés Obregón y Marco Aurelio Montes diseñaron un teatro subterráneo, que con cerca de cuatro metros de profundidad desde el suelo estará a la misma altura de la casa. Tendrá capacidad para 200 espectadores y una silletería retráctil para mayor comodidad de los asistentes.

Sobre este escenario estarán las oficinas, un gran salón donde reposarán los escritos originales de Fernando González y una cafetería de espera. Más arriba estará la biblioteca. El acceso se garantizará por tres vías: un ascensor, escaleras y dos rampas “que dan la sensación de que se trata de un camino para acceder al conocimiento”, explica Obregón. Si se ingresa por ese sendero, una terraza abierta y tapizada les dará la bienvenida a los visitantes. Luego se encontrarán con la biblioteca, amplia con un techo inclinado que tendrá cinco claraboyas para brindar una experiencia diáfana. En el fondo habrá un ventanal que encuadra una vasta montaña.

El edificio estará en medio de la naturaleza, en frente de la casa museo y el café. Los exteriores lucirán tonalidades marrones, de “ataúd desenterrado”, como las describía el maestro. En este espacio declarado bien de interés público y cultural de la Nación en 2006, conviven el recuerdo, la vigencia y el renacer de uno de los mayores exponentes de la literatura colombiana.

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