Economía

Un ejemplo de minería responsable

Red Eagle Mining representa los valores canadienses: trabaja por el bienestar de las comunidades donde desarrolla su operación y protege el medioambiente.

2 de julio de 2017
Mina San Ramón, ubicada en el municipio Santa Rosa de Osos, en Antioquia. | Foto: Yojan Valenvia

En el año 2010 una empresa minera de origen canadiense pisó suelos colombianos buscando oportunidades de negocio: Red Eagle Mining. Desde ese primer momento, el gobierno de Canadá, a través de su embajada en Colombia, le brindó asesoría y apoyo para consolidar su proyecto en el país.

Ese acompañamiento es un soporte que presta la embajada a todos los empresarios de su país, porque está convencida de que la inversión extranjera es el mecanismo para promover la prosperidad tanto de los canadienses como de los habitantes de las naciones donde hacen presencia.

Particularmente con Red Eagle Mining "vimos que el potencial de su éxito era tan grande, que valió la pena invertir tanto tiempo y esfuerzo", sostiene Brenda Wills, consejera económica y comercial de la embajada. Y agrega: "Para nosotros es un ejemplo de una empresa canadiense que actúa de manera consecuente con nuestra política de responsabilidad social empresarial en el sector extractivo (RSE)". Red Eagle Mining es la primera mina de oro subterránea de alto tonelaje en obtener una licencia ambiental en Colombia y lo consiguió gracias a este ejemplo.

Además de contar con el acompañamiento del gobierno canadiense, la minera consultó constantemente a las comunidades en donde se ubicaría el proyecto (municipio de Santa Rosa de Osos, Antioquia) y a la autoridad ambiental (Corantioquia), porque "la gente tiene derecho a informarse; a saber quién llega al territorio y qué llega a hacer", dice Rafael Silva, gerente nacional.

Gracias a ese diálogo constante, la empresa consiguió la licencia ambiental en un tiempo récord y la aceptación de la comunidad frente al proyecto minero fue positiva debido a que Red Eagle Mining conformó un grupo social que trabajó con los habitantes todo el tiempo.

Este grupo social caracterizó a la población y diseñó 16 programas "que mitigaran, compensaran o eliminaran los riesgos negativos y permitieran maximizar los positivos de la operación de la mina", afirma Alejandra Naranjo, superintendente social.

Como la compañía no pretende ser asistencialista, todos esos programas están pensados para ser desarrollados en alianza con instituciones estatales, académicas y las mismas poblaciones, "de manera que la comunidad se desarrolle y crezca de la mano de la empresa", agrega Naranjo.

La educación es uno de los componentes primordiales para Red Eagle Mining y en este campo tiene importantes proyectos como el cibercolegio, los cursos y capacitaciones en gastronomía e informática, la conectividad para escuelas y el cine club.

En el Centro Educativo Rural (CER) La Cejita, 78 niños y niñas de preescolar a noveno de bachillerato se benefician de esos proyectos. Para Susana Macías Pérez, estudiante de noveno grado, el curso de gastronomía "es una oportunidad más de aprender algo que me proporciona enseñanzas para escoger qué hacer más adelante". Y Lorena Espinosa, estudiante de séptimo, se siente agradecida con la empresa porque con el programa ‘Adopta un árbol‘, "me enseñaron a cuidar más el medioambiente, a protegerlo, y en el futuro voy a enseñarles lo mismo a los niños más pequeños".

Naturalmente comprometidos

Cuando comenzó el montaje de la mina San Ramón, ubicada en el corregimiento del mismo nombre, la compañía contempló inicialmente construir su huella minera en 30 hectáreas. No obstante, debido a su compromiso con el medioambiente, la redujo a 14 hectáreas. Adicionalmente, renunció a dos títulos mineros de aproximadamente 14.000 hectáreas ubicados en el Cerro San José, un espacio donde confluyen ecosistemas de altísima riqueza natural. "La minería se debe hacer donde no se generen conflictos ambientales ni sociales, es un principio de la minería responsable", sostiene Rafael Silva, gerente nacional de Red Eagle Mining.

Teniendo en cuenta que la reforestación y el cambio en el uso del suelo son alternativas eficientes para mitigar el cambio climático y reducir la concentración de CO2 en la atmósfera, la compañía sembró 600 árboles de diez especies, de las cuales nueve son nativas del ecosistema.

Con esta acción, "durante los primeros diez años se podrán capturar más de 83 toneladas de dióxido de carbono que contribuirán a la reducción en la concentración de gases de efecto invernadero", dice Raúl Mejía, superintendente ambiental.

Reproducir las buenas prácticas

Debido a que el modelo de Red Eagle Mining en Antioquia fue tan exitoso, en 2015 la compañía canadiense compró el 90 por ciento de CB Gold, compañía canadiense listada en la Bolsa de Toronto, que en marzo de 2017 cambió su nombre a Red Eagle Exploration.

A través de su subsidiaria en Colombia, Minera Vetas, Red Eagle Exploration busca replicar los mismos principios y prácticas sociales y ambientales canadienses de su casa matriz. Red Eagle Exploration está dedicada a la exploración y desarrollo de proyectos mineros en Colombia. "Es el mejor referente de una júnior exploradora canadiense en el sector minero", sostiene Ana Milena Vásquez, presidenta de Minera Vetas.

Actualmente, posee tres proyectos en Colombia, uno en el municipio de Vetas (Santander), otro en California (Santander), y un último recién adquirido en Falán (Tolima). Por ahora ninguno de los proyectos ha entrado en etapa de producción y aun así, Red Eagle Exploration ha invertido 530 millones de pesos en proyectos sociales con el objetivo de potenciar las oportunidades para el desarrollo del territorio, el progreso social y el crecimiento económico.

Entendiendo que la educación es un eje fundamental para el desarrollo de una región, la compañía apoya al colegio San Juan Nepomuceno de Vetas con una terapeuta ocupacional que atiende, desde julio del año pasado, a 28 niños con dificultades de aprendizaje.

La terapeuta Yolima Rojas, oriunda de Vetas, visita a los niños dos veces por semana en sesiones de 40 minutos de manera individual con el propósito de que “los niños superen esas dificultades para que continúen su proceso educativo. Les brindamos las herramientas para que su rol como estudiantes se fortalezca cada día más”, sostiene Rojas.

Dilan Gamboa cursa segundo de primaria, tiene 7 años y un diagnóstico de atención dispersa. “No puede concentrarse más de 15 minutos seguidos y se le dificulta trabajar en grupo”, cuenta su padre, Gabriel Gamboa. Si el colegio no contara con la terapeuta, la familia de Dilan tendría que viajar cada ocho días a Bucaramanga, en un recorrido de tres horas, para ser atendido por un especialista. “Eso sería muy difícil para nosotros, teniendo en cuenta los costos. Por eso nos sentimos privilegiados, por tener una terapeuta ocupacional trabajando de lleno por la educación de nuestros hijos”, agrega Gamboa.

De otro lado, con el propósito de fortalecer a los productores apícolas del municipio, la minera ha dotado con equipos y capacitaciones a 30 mujeres campesinas que se dedican a ese oficio.

El trabajo de Red Eagle Exploration se desarrolla teniendo presente que “somos un invitado en el territorio y por eso nos comportamos como tal, trabajando de la mano de la comunidad y la institucionalidad”, afirma Vásquez.

Un aporte a la espiritualidad

Con el objetivo de restaurar la nave antigua de la iglesia y contribuir al embellecimiento del templo San Juan Nepomuceno del municipio de Vetas, Red Eagle Exploration invirtió 160 millones de pesos en materiales de construcción y 15 millones en la interventoría, equivalentes al 65 por ciento del valor total de la obra. La iglesia aportó 50 millones y el Batallón Caldas contribuyó con la mano de obra valorada en 44 millones de pesos adicionales.