Economía y Desarrollo

Riqueza amazónica

La Amazonia peruana ocupa más de la mitad del territorio nacional, tiene 31 ecosistemas, casi 15.000 especies de animales y más de 60 etnias indígenas.

Ernesto Ortiz del Águila*
14 de julio de 2017
“La Amazonia peruana aporta el 5,2 por ciento del producto nacional a la economía del país (más de 7.000 millones de doláres)".

La región más extensa y biodiversa del Perú es la Amazonia, que abarca el 60 por ciento del territorio nacional con 782.880 kilómetros cuadrados. Incluye los departamentos de Amazonas, Loreto, Madre de Dios, San Martín y Ucayali, y acoge a una población de alrededor de 3 millones de habitantes. En la zona se desarrollan actividades económicas que contribuyen a la riqueza del país, y es única porque concentra la mayor biodiversidad: 31 ecosistemas y 14.712 especies de animales, y acoge a una pluralidad de culturas ancestrales con más de 60 etnias.

La Amazonia peruana aporta el 5,2 por ciento del producto nacional a la economía del país (más de 7.000 millones de dólares). Si bien en esta región se realizan actividades económicas como la extracción de petróleo, gas y minerales, también encontramos otras de gran importancia como la agricultura, la ganadería, la caza, la silvicultura, el comercio de bienes y servicios y el aprovechamiento sostenible de Áreas Naturales Protegidas por el Estado peruano (ANP).

La región posibilita otras actividades económicas de alto impacto, como la recolección de productos no maderables, que incluye a los colorantes y extractos naturales empleados en la industria alimentaria, como el achiote –el Perú es el tercer proveedor de esta especia en el mundo–. El país espera, a través de su amplia oferta de colorantes naturales como el carmín de cochinilla (produce el 90 por ciento a nivel global), posicionarse como líder mundial en este mercado que mueve aproximadamente 2.900 millones de dólares anuales.

Por otro lado, en el departamento de Madre de Dios se concentra la mayor cantidad de bosques de castaña (nuez de Brasil) del país. Su cultivo ofrece un beneficio muy particular debido a que, por su naturaleza, el castaño no puede vivir solo: necesita asociarse con árboles no maderables para sobrevivir y producir frutos. Por ello, este esquema de producción obliga a asumir su plantación como si se tratara de un bosque, y no de un simple terreno cultivable; así se produce un impacto positivo en el ecosistema y el turismo.

Parques, santuarios, reservas

Estas actividades de aprovechamiento sostenible son posibles debido a que en la Amazonia existen cada vez más ANP, que poseen beneficios muy particulares. Por ejemplo, en el departamento de Loreto, se encuentra la Reserva Comunal Pucacuro, donde, gracias a las técnicas ancestrales de caza de la etnia kichwa (que habita la región), se realiza un aprovechamiento sostenible de la ‘carne de monte’. El Instituto de Investigaciones de la Amazonia Peruana (IIAP), en un estudio publicado en 2012, destaca que el conocimiento de los kichwa en este tema debe ser tenido en cuenta.

En el Perú, la organización del sistema de Áreas Naturales Protegidas cuenta con tres categorías establecidas de acuerdo con su condición legal, su finalidad y el uso permitido: áreas de uso directo, que permiten el aprovechamiento de recursos, prioritariamente por las poblaciones locales; áreas de uso indirecto, que no permiten ningún tipo de modificación del ambiente natural; y zonas reservadas establecidas de forma transitoria que requieren realizar estudios técnicos adicionales.

Las categorías específicas permiten el mejor aprovechamiento de los recursos porque cuentan con un marco legal establecido que distingue entre parques nacionales, santuarios, áreas con valor histórico, reservas, paisajes, bosques, reservas comunales y otras actividades especiales como los cotos de caza y los refugios de vida silvestre. Esto brinda al sistema una mayor flexibilidad y eficiencia para aprovechar más áreas de la Amazonia y beneficiar, especialmente, a las poblaciones locales menos favorecidas.

*Economista y candidato a la Maestría en Gerencia Ambiental de la Universidad de Los Andes.

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