Economía y desarrollo
Dulce historia con gusto peruano
Lo que inició como una fábrica de vapor para cristalizar azúcar, es hoy el ingenio azucarero más antiguo de Colombia y uno de los más poderosos de América Latina. En Perú, uno de los países donde hace presencia, Manuelita S.A. se destaca en servicios y diversificación.
La historia de Manuelita comenzó en 1864, en ese entonces, el Valle del Cauca no era un departamento y Jorge Isaacs aún no había publicado su famosa novela María (1867). No es caprichosa la mención del escritor caleño en este relato. Fue su padre, George Henry Isaacs, quien le vendió los terrenos de La Manuelita (hacienda bautizada así en honor a su esposa, Manuela Ferrer) a Santiago Martín Éder. Y fue él quien echó a andar la empresa que, a comienzos del siglo XX (en 1901), se convertía en la primera que contaba con una fábrica de vapor para producir azúcar en el país. Eso no hubiera sido posible sin las cajas de madera que llegaban desde Escocia hasta el puerto de Buenaventura con la maquinaria propicia para hacer ese sueño realidad. Manuelita marcaba la pauta de ese sector económico en el país.
Aunque nació como una compañía dedicada al negocio del azúcar, desde 1986 inició un proceso de diversificación que derivó en la producción de alimentos, energías renovables e insumos para la industria en cuatro plataformas de negocio: caña, palma, acuicultura y frutas y hortalizas.
Después de 153 años de operación, Manuelita genera hoy más de 3.800 empleos directos en Colombia y más de 9.600 si se tienen en cuenta los demás países donde tiene operaciones en la región: Perú, Chile y Brasil. Con más de 2.490 clientes y 56 naciones como destino de exportación, el 65 por ciento de las ventas provienen de operaciones en Colombia.
Los objetivos de la compañía en el corto plazo, sin embargo, van más allá. Para 2020 espera consolidarse como líder en el sector agroindustrial siguiendo un modelo basado en la sostenibilidad ambiental, social y económica. En esa línea, Manuelita invierte más de 23.600 millones de pesos en programas sociales y más de 10.500 millones en iniciativas ambientales. Sus productos son elaborados a partir de fuentes renovables que tienen un impacto positivo sobre el bienestar de las comunidades aledañas a los lugares de operación.
Apuesta por el Perú
Para continuar con su expansión fuera de las fronteras nacionales, la empresa fundada por Santiago Éder comenzó su historia en Perú en 1998, con la compra de Agroindustrial Laredo en la ciudad de Trujillo.
Este ingenio se especializa en la producción y comercialización de azúcar refinada, alcohol extrafino, bagazo (residuo) y melaza. Su capacidad de producción es de 180.000 toneladas de azúcar al año, las cuales entran al mercado industrial peruano por medio de empresas que elaboran alimentos, bebidas y golosinas. Por ello, Laredo es un ejemplo mundial gracias a su alto nivel técnico.
Además, fue el primer ingenio peruano en producir azúcar refinada de alta pureza y pionero en el cultivo de caña en condiciones desérticas. De hecho, en el marco del Proyecto Especial Chavimochic, el cultivo de Arena Dulce utiliza sistemas de ferti-riego por goteo que permiten mantener la frecuencia y el volumen de agua adecuados para el cultivo, consumiendo solo lo necesario. Por eso, Agroindustrial Laredo recibió en 2012 el Premio a la Creatividad Empresarial, uno de los más prestigiosos del Perú.
En 2007, Manuelita amplió su presencia en el Perú con Manuelita Frutas y Hortalizas, una empresa dedicada a la producción y exportación de frutas y hortalizas frescas en la región de Ica.
Con esta filial, Manuelita se convirtió en uno de los diez primeros exportadores de uva de mesa sin semilla en el país inca. Este producto llega a 14 países en el mundo y se espera que para 2018 sus exportaciones alcancen los 20 millones de dólares.
De acuerdo con Harold Éder, presidente de Manuelita, ingresar a los negocios de agroexportación y al de uva de mesa “permite llevar productos frescos, saludables y listos para comer a los mercados en Norteamérica, Europa y Asia. Actualmente llegamos a países como Holanda, Reino Unido, Alemania, China, Corea del Sur y otros en el sureste asiático, siendo Estados Unidos nuestro principal destino de exportación”.
Más allá de la frontera, Colombia y el Perú están conectados por ese puente que Manuelita estableció entre Palmira (Valle del Cauca) y Trujillo (La Libertad). El recorrido a través de ese pedazo de la cordillera de los Andes es ahora más dulce gracias al trabajo de esta compañía.
Una ayuda extra
Manuelita se preocupa por mejorar las condiciones de salud, educación y vivienda de sus trabajadores. De la mano de la compañía, 431 personas culminaron su educación básica secundaria, cerca de 4.000 se afiliaron al sistema general de salud y 337 viviendas fueron entregadas a colaboradores de menores ingresos.
Además, 29 familiares de empleados tienen unidades productivas dedicadas a la confección, servicios de alimentación y cosmetología. Durante 2016 generaron un ingreso promedio mensual de 1.794 soles por familia (aproximadamente 1.600.000 pesos colombianos). En Laredo, el programa Sembrando Progreso despegó en el año 2000 y brinda financiación, asesoría técnica y servicios en labores agrícolas a 987 pequeños proveedores de caña de azúcar. En 2012 ganó el Premio Perú 2021 de Responsabilidad Social.