Historia

Perú: cultura antigua, economía nueva

Los buenos números del Perú despiertan cierta envidia en la región. El especialista invitado hace un aplicado repaso por las cifras de sus principales actividades económicas. ¿Conclusión? Un brillante futuro.

César Ferrari*
14 de julio de 2017
La agricultura del Perú es clave para el crecimiento económico. | Foto: Istock

Durante los años noventa el Perú, un país con 1,28 millones de kilómetros cuadrados y 31,8 millones de habitantes, creció en su economía a una tasa promedio anual de 3,6 por ciento. Pero en la década siguiente, restaurada la democracia, la tasa aumentó al 5 por ciento; y entre 2010 y 2016 llegó al 5,2 por ciento. Pero no solo su crecimiento muestra cifras sobresalientes. Entre 2006 y 2015 la situación de pobreza se redujo de 49,2 a 21,8 por ciento de la población total; y la pobreza extrema de 13,8 a 4,3 por ciento (2014). Tal éxito expresa una variedad de oportunidades económicas que despiertan un interés notorio.

El Perú ha sido y es un país minero. En 2015 la extracción de minerales y servicios conexos representó 9,8 por ciento del producto interno bruto (PIB), y la de petróleo crudo, gas y servicios conexos 2,4 por ciento. En el mismo año, la metalurgia aportó el 3,6 por ciento, el resto de las manufacturas, 10,1 por ciento; el comercio, 10,9 por ciento; la construcción, 6,2 por ciento; el transporte, 5,4 por ciento; y la agricultura, 5,2 por ciento.

Entre 2000 y 2016 las exportaciones mineras aumentaron de 3.220 millones de dólares a 21.777 millones; las de cobre pasaron de 933 millones a 10.171 millones; y las de oro de 1.145 millones a 7.386 millones. Dicho incremento fue posible por la abundancia de recursos y la expansión de la inversión motivada por unos precios internacionales atractivos.

La agricultura moderna, ubicada en los valles costeros, es la segunda fuente de divisas del país andino. Mientras que las exportaciones agrícolas tradicionales (azúcar, café, algodón) aumentaron de 249 millones de dólares a 879 millones, entre 2000 y 2016; las no tradicionales se incrementaron de 394 millones a 4.702 millones. En particular, las exportaciones de legumbres saltaron de 198 millones a 1.152 millones y las de frutas de 53 millones a 2.144 millones. En 2016 los principales productos agrícolas exportados fueron: uvas (646 millones de dólares), espárragos (574 millones) y aguacates (397 millones).

¿Cómo unos valles costeros casi desérticos se convirtieron en tierra tan fértil? De un lado se explica con las cuantiosas inversiones estatales, realizadas desde los años setenta, en infraestructura de riego y en el transvase de aguas desde la cuenca amazónica a la costa. Pero la razón más importante es la reforma agraria: desarrollada durante la misma época, expropió todos los latifundios del país, que eran en gran medida improductivos, y se los entregó a los campesinos. De esta manera fueron expulsados los latifundistas acostumbrados a vivir de la renta de la tierra, y se transformaron la economía, la sociedad y la política.

Artesanos y chefs

Durante los años posteriores a la reforma, los campesinos y la agricultura languidecieron por falta de capital y de crédito. La situación comenzó a cambiar cuando a principios de los noventa se permitió la compra y venta de la tierra reformada. Así, nuevos empresarios comenzaron a invertir en el sector agropecuario, con el fin de capitalizar los suelos, tecnificarlos, hacerlos rentables y productivos. Esto elevó el precio de la tierra, la hizo sujeto de crédito y animó tanto a los empresarios como a los campesinos para asociarse y buscar una mejor producción e incrementar las exportaciones.

En ese contexto, la gastronomía, las artesanías y el turismo comenzaron a emerger como nuevas fuentes de riqueza. Aunque la culinaria es hoy uno de los grandes orgullos del Perú, no siempre fue así. Los peruanos no estaban interesados en la inmensa variedad de su cocina ni en la exquisitez de su artesanía (decorativa y funcional), ni en mostrar su país.

La gastronomía peruana construida de múltiples mestizajes: quechua, español, africano, italiano, chino y japonés, principalmente, ha devenido en gastronomía de clase mundial. Sus exponentes principales son los chefs y empresarios Gastón Acurio y Virgilio Martínez. El primero abandera la conexión entre los campesinos y la culinaria, ha abierto 34 restaurantes de comida peruana en sus diversas modalidades en 11 países y en 2007 fundó la Escuela de Cocina Pachacútec para jóvenes de bajos ingresos. El segundo fue calificado por Restaurant Magazine como el mejor chef del mundo en 2017, y su restaurante: Central, fue quinto entre los 50 Mejores Restaurantes del Mundo, y primero en América Latina.

El Perú es un país de artesanos: de ceramistas delicados desde las culturas moche, chimú y nazca, de tejedores finos desde la cultura paracas, y de orfebres milenarios de oro y plata. Pero también es tierra de carpinteros, ebanistas, talladores y pintores formados por los españoles de la Conquista y el virreinato; con sus habilidades anteriores fácilmente aprendieron a trabajar la madera. La artesanía peruana ha crecido notablemente en producción y servicios conexos. Casi todas sus ciudades y pueblos cuentan con mercados artesanales de piezas únicas de calidad excepcional.

La revalorización de lo peruano ha conducido al descubrimiento de restos arqueológicos notables como los del Señor de Sipán y Chachapoyas, y de destinos paradisiacos en todo el país. Por eso se ha generado un creciente interés por viajar al Perú (más allá de Machu Picchu), y visitar el país se facilita porque cuenta con una infraestructura adecuada de carreteras, puertos y aeropuertos. Entre 2011 y 2015 el número de turistas extranjeros pasó de 3,3 a 4,4 millones y el ingreso de divisas atribuido al turismo, de 2.814 millones de dólares a 4.151. Entre 2011 y 2016 la inversión hotelera de cadenas internacionales fue de 600 millones de dólares; entre 2017 y 2021 se proyecta que sea de 1.141 millones.

Pareciera que el Perú, superados sus problemas ancestrales como el de la tierra, está construyendo un futuro promisorio que recuerda las glorias de su pasado. 

*Ph.D. Profesor del departamento de Economía de la Universidad Javeriana

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