Más allá de los sueños

Una red de amor para tratar la drogadicción en los jóvenes

La lucha de una madre por sacar a su hijo de las drogas le dio vida a un programa del que hoy se benefician 35 mujeres que lidian en sus hogares con el infierno de la adicción.

27 de junio de 2017
Oneida Isabel López, creadora de la Red enlazadas con amor. | Foto: Mauricio Torres

Oneida Isabel López sintió que su mundo se venía abajo cuando su hijo de 17 años le confesó que consumía drogas. “¡Sí, mamá! ¡Yo consumo, me gusta y no lo voy a dejar!”, vociferó en medio de la calle después de otra de las discusiones en que se sumían desde hacía varios meses, cuando comenzó a sospechar.

“Ya lo sabía o lo presentía. Creímos que sería algo pasajero. Pero lo más duro fue que nos dijera que no lo iba a dejar”, cuenta. A ese día le siguieron otros tantos más de desesperación y crisis familiar.

Según la encuesta Global Drug Survey, realizada por los periódicos The Guardian y The Huffington Post, el 58 por ciento de los consumidores
de sustancias psicoactivas en Colombia son menores de 24 años y el 77 por ciento vive con sus padres y hermanos.

Una realidad que conlleva una serie de implicaciones dentro del hogar, que termina convertido en un escenario de violencia intrafamiliar. "La sociedad le echa la culpa a la educación recibida por los padres", advierte López.

Agresiones verbales y hasta físicas, en alguna ocasión, fueron el pan de cada día de la familia López. Después de año y medio, ella acudió a la Oficina de atención a la mujer, equidad de género e inclusión social en busca de ayuda. Pero más que asesora psicológica lo que quería era encontrar trabajo.

"Tener un hijo drogadicto afecta la economía familiar porque, entre otras cosas, les da mucha hambre. Cuando llegan de la calle acaban con todo. Y si no encuentran nada se vuelven a ir". Oneida confesó su situación y eso la inspiró para crear, un mes después, la Red enlazadas con amor, un programa de apoyo que reúne todos los miércoles a las madres con hijos consumidores de droga. 

Esta iniciativa está integrada por un componente psicológico importante para determinar cómo abordar la adicción de manera integral. A las sesiones también han asisitido miembros de la Dirección Antinarcóticos de la Policía Nacional, quienes brindan orientación y les enseñan cuáles son las sustancias psicoactivas que están consumiendo los jóvenes y cómo detectar su abuso de manera temprana.

Desde febrero de este año son 35 las mujeres que hacen parte de la red. Quince fueron llevadas por Oneida López, pues en su barrio, Paraíso sector Pantano, en la localidad 2 de Santa Marta, casi todas sus vecinas están pasando por la misma situación con sus hijos.

Por eso les piden a las autoridades y a las entidades responsables combatir el expendio de drogas, pues la familia López, por ejemplo, se encontró más de una vez con la persona que le vendía la droga a su hijo. "La quería matar", le dijo un día ella a su esposo. "Es que estaba matando a nuestro hijo".

Liceth Peñaranda, jefe de la Oficina de la mujer, advierte que "de nada sirve que las mujeres vengan si los expendedores siguen en las calles regalando la droga para mantenerlos enganchados". Durante estos tres meses que lleva el programa, el balance es positivo. Las 35 miembros de la red se sienten más tranquilas, aunque el problema no se resuelva. "Ya no lo vemos como antes, creemos que sí hay salida", cuentan. "Ha sido una luz. Un apoyo y una guía. A través de este programa hemos aprendido a sobrellevar y a sobrevivir al hecho de tener un familiar en las drogas", agrega Oneida.

Cinco de los hijos de estas mujeres, uno de ellos de 14 años, después de concientizarse del calvario por el que han pasado sus madres, aceptaron recibir ayuda y hoy están en proceso de desintoxicación. El reto ahora, según Peñaranda, es garantizar la atención por parte de las EPS para estos jóvenes. Pero, además, como el propósito es brindar una atención integral también para sus mamás, se está trabajando en un programa piloto que pretende vincular a todo el grupo familiar con el apoyo del Sena, la Defensoría del Pueblo y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

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