BOGOTÁ
Bestiario del Norte: la divertida mirada de Santiago Rivas a la fauna bogotana
En este sugestivo análisis, el periodista y escritor describe a los individuos más particulares que habitan en Chapinero y Usaquén.
La fauna bogotana suele ser muy homogénea. Por la escarpada geografía capitalina se pueden encontrar individuos de las especies locales más reconocidas: el cafre, la garbimba, el ñero, el oficinista, el gomelo, la pupi, el loquito caripintado, el perritu, el galafarda aullador y la veci. En este detallado estudio haré una taxonomía de los animales más representativos de dos ecosistemas, Chapinero y Usaquén, que tienen algunas particularidades dignas de observarse y presentan ciertas similitudes, que solo hacen más evidentes los matices que las diferencian.
La activista de kermées
Especie de animales biempensantes, principalmente compuesta por miembros del género femenino, cuya misión es hacer que todos los ecosistemas sean mejores. Su existencia está poblada por la ironía: consagran su vida a una causa (que puede ir desde la más noble hasta la militancia a favor de Alejandro Ordóñez ) y eligen el entorno más despoblado de compromiso del mundo, como son los bazares de la clase alta, que su gente llama “kermeses”. De esta manera, se convierten poco a poco en activistas especializadas en gestos diminutos y simbólicos, desde recitales de poesía hasta pequeñas donaciones, lunadas, formación de coros y recolección de ropa para las poblaciones menos favorecidas. Los especialistas sugieren no hacer seguimiento de una especie con tan escasa repercusión en los procesos macro de su entorno. Pero otros sostienen que, al igual que el plancton o ciertos polinizadores nocturnos, vale la pena rescatar la labor nimia de estas activistas testarudas pero siempre cómodas.
La emprendedora
Es un animal de género principalmente femenino, al menos en lo que corresponde a Chapinero. Poco a poco ha ido asentándose en el territorio, alimentándose a partir de alimentar otras especies, como el intelectualoide y el hípster. Las emprendedoras enfilan sus esfuerzos por la gastronomía, abriendo restaurantes, panaderías artesanales y mercados orgánicos que encuentran el éxito verdadero cuando logran conectar a un individuo, o varios, de entre una manada de oficinistas, sean o no ortoréxicos. No se trata exclusivamente de hembras, pero los machos se dejan ver poco en el ecosistema específico de esta localidad.
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El viejo chapineruno
Es una especie que, a diferencia de los viejos en general, no se encuentra en vía de extinción. Puede sonar enredado, pero la razón es muy simple. Hay generaciones de viejos chapinerunos que en este momento están viendo la luz apenas. Uno sabe que serán viejos chapinerunos a medida que crezcan, y cada vez lo serán más. Se trata de personas de ambos géneros, que al parecer, por asuntos de la evolución, o de su genética e incluso tal vez del entorno en el que eligieron vivir, son desde su temprana infancia, unos ancianos. Crecerán y morirán como viejos chapinerunos, incluso si no viven en Chapinero.
La viajera del tiempo
Un animalillo particular del paisaje de esta localidad. Es una suerte de emprendedora destinada a tener y no tener éxito a la vez. Se le dice viajera en el tiempo porque siempre parece estancada en los ochentas y noventas, e incluso cuando cambia de pelaje, parece que llevara puesto el primero de todos los que usó. Se ve a estos animales, la gran mayoría de género femenino, atendiendo locales muy especiales, que parecen salidos de una grabación en betamax o del archivo de Promec, y van desde la venta de plantas sintéticas de plástico hasta algunos salones de onces que, al parecer, están congelados en algún momento entre el asesinato de Gaitán y el de Galán.
El dueño de bar
No confundirse, este no es una especie de emprendedor, es un primo de este, pero tiene hábitos nocturnos. Los pelajes del dueño de bar chapineruno son muy diversos, y se convierten en animales atractivos como compañeros para las demás especies, que incluso migran desde otras localidades, al encuentro de esta interesante bestia, a la que se le atribuye tener un hígado de acero. Cuando aparece de día, se le puede reconocer de su pariente el emprendedor, por sus pronunciadas ojeras y su voz ronca. Esta es una especie compuesta sobre todo por machos, pero no solo eso: todos son machos alfa. Que unos se quiebren y otros no, que unos sean metaleros, o que busquen ejercer sobre la población universitaria, simplemente muestra la gran diversidad de significados que tiene el concepto de “macho alfa” (o hembra alfa, claro), con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva.
La iluminada norteña
Esta especie, conformada principalmente por miembros del género femenino, vive de alimentar su espíritu con todas las comidas a la mano. Animal contemplativo, si los hay, se trata de una consumidora serial de múltiples contenidos y vertientes, caminos espirituales y doctrinas inscritas en lo que solía llamarse “nueva era” y ahora se reúne en el mindfulness. En el fondo es un animal sensible y muchas veces ansioso, que busca escapar de los depredadores más comunes (el comercio, los políticos, los medios de comunicación), hundiendo su cabeza en todo lo que pueda ser un refugio: cristales, imanes, aceites, el tarot, el eneagrama, péndulos, ruanas, amuletos, etcétera. Envejecen para ser pequeños oráculos de sus barrios o conjuntos residenciales y afirman, antes de emitir cualquier opinión “yo que soy toda hippie, toda loca…”. Se sabe de algunas que han alcanzado la verdadera iluminación a través del esoterismo y son esas a las que se considera hembras alfa.
El metalero cedriteño
Se equivocan quienes piensan que los ritmos más pesados del rock pertenecen exclusivamente al centro y al sur de la ciudad. En medio de la agitación, los ‘malls’ y los conjuntos residenciales del norte, sobrevive una pequeña aldea de la típica clase media bogotana, llamada Cedritos. Ya cuenta con algunas cuadras de lujo, y tiene otras en las que bien valdría no llegar pasadas las tres de la tarde, pero la zona, en general, es un remanso de paz. De este inusual entorno, ha nacido y sigue apareciendo una camada gigantesca de metaleros, especie particularmente gregaria, que, con su pelaje largo y su ropa negra, deambula por las calles del barrio, parte de la localidad de Usaquén, buscando “parche”. Es decir, unir su camada con otra más grande y así, hasta que la noche o ‘el finde’ lleguen a su fin.
La artesana
Un microcosmos como el de Usaquén, dado a las grandes superficies, los conjuntos cerrados y a los espacios impersonales, depende a su vez de especies dedicadas a la conservación de lo pequeño y lo frágil. Por eso, en medio del estrés de una zona industrial, los encuentros de artesanos son un evento tan grande. No importa si se trata de productos copiados de otros, o si es lo mismo que la mayoría de los artesanos del mundo usa. No importa si al caer la tarde los habitantes y visitantes de Usaquén se retiran a sus vidas sin haber mirado nada de lo que estos creadores ofrecen, porque es su presencia la que mantiene el equilibro del ecosistema. Las hordas de artesanos de esta localidad saben que la supervivencia de su especie depende de su presencia constante y ruidosa, que permite a mucha gente decorar sus casas, al tiempo que sienten que su vida no está entregada del todo a la vacuidad de los productos sintéticos, solamente comprando una vasija o una pulsera de bisutería al año.
El harlista millonario
Singular animal latino, primo del joven retirado, pariente cercano del hijodepapi y un producto muy peculiar de la evolución. Los únicos sobrevivientes de la especie de los harlistas (aficionados a las motos Harley-Davidson y la estética que las rodea) en América Latina son aquellos capaces de mantener una de estas máquinas y todos sus accesorios, es decir, gente adinerada y de pobrísimo gusto. Ellos son acomplejados miembros del género masculino. Ellas (que las hay) llevan pelajes y cuerpos de volúmenes exuberantes. Ellos y ellas van vestidos de cuero de pies a cabeza. Poco se conoce su voz porque la acalla el sonido atronador de sus motores. Su ruido alarma a los vecinos pero estos no llaman ni a la policía ni a la fashion police porque recuerdan que eso no se le hace a la buena gente de su misma clase social. Aparentan ser aficionados al rock más duro, pero van a fiestas de tropipop y se toman fotos con Fanny Lu, aunque declaran que les gusta "el rockcito".
*Periodista y escritor.