400 de la muerte de Cervantes
Instrucciones para leer 'Don Quijote de la Mancha'
Durante la FILBo, el director académico del Instituto Caro y Cuervo, Camilo Hoyos, el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez y el escritor y profesor español José María Micó conversaron acerca de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha.
El título de la conversación “Instrucciones para leer el Quijote”, que se llevó a cabo el sábado 30 de abril en la Feria del Libro de Bogotá, parece un tributo a esos caprichosos manuales de Julio Cortázar. Así, por lo menos, lo reconoce el moderador Camilo Hoyos. "¿Quién no ha leído el Quijote?", pregunta recién iniciada la charla, y algunos brazos se levantan. “Me da envidia por los que no lo han leído”, remata Juan Gabriel Vásquez.
¿Qué representa Don Quijote de la Mancha?
Tal vez Cervantes no hubiera escrito el Quijote si el rey Felipe Segundo de España hubiera accedido a la petición hecha por el escritor, de que lo enviase al Reino de Nueva Granada a suplir unos puestos libres, recuerda Vásquez, antes de agregar : “la literatura colombiana es una de las que con más felicidad ha aprovechado la historia del Quijote”.
No solamente en Colombia sino en toda Latinoamérica, la novela de Cervantes ha sido muy representativa. José María Micó dice que se siente como en casa en Colombia y dice que el Quijote también se sintió así: “Don Quijote es el resultado de un fracaso, es la historia de un fracasado. Esa debe ser la primera lección que debe aprenderse de esta novela”, agrega.
Cuando Miguel de Cervantes Saavedra escribió El Quijote de la Mancha, tenía cerca de 50 años y sus anteriores publicaciones no habían tenido mucho éxito. Por el contrario, a unos cuantos kilómetros de su país, en el Reino Unido, su contemporáneo William Shakespeare ya había cosechado una fama absoluta.
Para cuando se escribe el Quijote, la novela, tal como hoy se conoce, no existía. Para Micó, "la verdadera novela es aquel territorio indefinible entre la verdad y la mentira, es una creación de ficción a partir de elementos verosímiles, y eso es lo que hace Cervantes. En ese sentido, él es el padre de la novela moderna”.
Cuando se considera a Cervantes el fundador de la novela no es porque no existieran novelas anteriores. Lo que Cervantes descubre y hace que muchos los consideren el padre de este género es que inventa un territorio que por primera vez sirve para algo más y ya no solo como vehículos de ideas, donde los malos y los buenos están claramente definidos. Cervantes inventa una versión del mundo que es muy irónica, donde son válidas dos ideas opuestas.
Para adentrarse en El Quijote
La primera parte del libro, publicado en 1605, cuenta la historia de un hombre que lee tanto que decide que ahora será él quien vaya en busca de aventuras. En la segunda parte, publicada nueve años después, el escritor se entera de que alguien le ha robado el personaje de don Quijote y ha comenzado a escribir una segunda parte de la novela. Ese escritor apócrifo es Alfonso Fernández de Avellaneda. Así, Cervantes transforma la segunda parte de su novela e incluye los personajes de su “enemigo”.
“Leer el Quijote es entrar en un juego de espejos” dice Micó, al tiempo que Vásquez argumenta que lo fascínate de esta novela es que al leerla, lo hacemos porque, a su vez, alguien la encontró y la leyó. “Y ese es uno de los rasgos que marcan la modernidad, porque el acto de la lectura es ya considerado como parte de la intriga literaria”, concluye Vásquez.
¿Cómo se ha leído y cómo se lee ahora el Quijote?
“Don Quijote en un principio fue un libro que para los escritores del momento se consideró menor. Los ingleses, por su lado, lo consideraron como un libro de humor, en el romanticismo se hicieron lecturas un poco más profundas y actualmente ya se lee de forma más moderna”, comenta Micó.
Además, Cervantes se llevaba muy mal con la escena literaria del momento y por eso tal vez quiso que el lector entendiera la obra de una nueva manera. Micó hace alusión a esto y dice que por eso también el mismo Cervantes no se consideró como el padre de la obra, sino como el padrastro. “Es tener la libertad de entender el Quijote como el lector quiera hacerlo, por eso en cada uno de nosotros hay un Cervantes distinto”, concluye Micó.
Los escritores no hicieron una lista de instrucciones para leer Don Quijote de la Mancha, pero compartieron las múltiples posibilidades de lectura que tiene este libro. Coinciden en que la única instrucción que podría existir para leer el Quijote es la que hace el mismo Miguel de Cervantes Saavedra en el prólogo del libro:
“Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. […] Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo que perdones, o disimules las faltas que en este hijo veréis, que ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrio como el más pintado, (como el que más) y estás en tu casa, donde eres señor de ella, como el rey de sus alcabalas, (como el rey de sus impuestos) y sabes lo que comúnmente se dice, <> , (Refrán: ‘cada uno piensa lo que quiere’) todo lo que te exenta y hace libre de todo respeto y obligación, y, así, puedes decir de la historia todo aquello que te pareciere, sin temor que te calumnien por el mal ni te premien por el bien que dijeres de ella. [...].