Antropología

“Todos somos nativos de alguna parte”: Martín von Hildebrand

En el marco del Festival Internacional de Cine de Cartagena, y a raíz del éxito de 'El abrazo de la serpiente', el antropólogo Martín von Hildebrand habló de su relación con el Amazonas y del poder del cine a la hora de confrontarnos con el otro.

Christopher Tibble, Cartagena.
3 de marzo de 2016
Martín von Hildebrand habla sobre 'El abrazo de la serpiente'. Montaje. Foto Von Hildebrand: Pablo Andrés Monsalve.

En 1972, Martín von Hildebrand se adentró por primera vez en la selva amazónica. De Bogotá viajó a Villavicencio, donde tomó cursos de primeros auxilios, y luego llegó a Mitú, se montó en una canoa y recorrió asentamientos indígenas durante cuatro meses, a solas y sin hablar ningún idioma nativo, hasta desembocar en Leticia. Su odisea por los ríos del sur colombiano había sido fomentada por el poeta Jorge Rojas, entonces director del Colcultura, y el antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff, quien le recomendó, entre otras cosas, sacarse el apéndice y comprar una cámara Rolleiflex 6x6.

“Fue como volver al siglo XVII –recuerda von Hildebrand mientras habla con su hijo Antonio en el Festival Internacional de Cine Cartagena–: andaba solo en mi canoa y como la gente no hablaba castellano nos entendíamos a punto de sonrisas. Estaba a meses de distancia de nuestro mundo. Los indígenas me parecieron la gente más amable y bella del mundo. Pero eso sí, en caso de que me ahogara a ellos no les hubiera importado. Luego me encontré con las caucherías, con gente explotando a los indígenas. Eran esclavos, no podían protestar ni tenían derechos. Los misioneros les daban rejo y los obligaban a ir a la escuela. Las caucherías se acabaron tres años después”.

Ese primer viaje de von Hildebrand, quien estudió antropología en los Andes antes de terminar su carrera en Irlanda, trae a colación las aventuras de los protagonistas europeos de El abrazo de la serpiente, la cinta de Ciro Guerra nominada a Mejor película extranjera en los premios Óscar. Y quizá por eso el FICCI invitó al antropólogo, ganador de una cantidad de distinciones académicas por su labor en el Amazonas, incluido el Right Livelihood Award, a conversar en el marco del festival. Pues ahora, gracias a obras como esa y la serie de cortometrajes Amazonas, esa región está en boca de muchos.

“Quiero resaltar que no soy cineasta pero reconozco su importancia en el sentido de que nuestros problemas están relacionados con el hecho de que nos cuesta mucho entender que hay otra formas de ser humano. Resulta que en el mundo hay miles de culturas que no son la Occidental, con la misma capacidad intelectual pero viviendo con la naturaleza de otra manera. No se trata de que estén atrasados, sino que tienen otra forma de vivir, de comer, de amar. ¿Cómo nos acerca el cine? El problema es la desconfianza de ver que el otro es diferente. El cine nos permite un acercamiento, algo importante en un mundo en el que no se están haciendo las cosas de la mejor forma. Quizá podamos aprender algo de ellos”, dice.

Desde ese primer viaje que realizó hace 44 años, cuando trabajaba como funcionario del Icanh, el antropólogo ha luchado para que las comunidades del amazonas puedan tener una vida autónoma: “Esa obsesión de que sean como nosotros, en estos procesos ir a civilizarlos, de decirles que nuestra respuesta es la adecuada, de llevarles nuestra religión y afirmarles ‘ustedes no tienen cultura o economía’, vamos a llevarles dinero y cultivos, eso en el fondo no funciona. El cine permite esclarecer ese asunto”.

El trabajo que realizó durante la década de los setena permitió a von Hildebrand acercarse a la cosmovisión y relación con la naturaleza de los indígenas. Luego, en los ochenta, logró llevar su conocimiento al otro lado, cuando empezó a trabajar con el gobierno de Virgilio Barco y a esbozar las 26 millones de hectáreas que hoy funcionan como uno de los resguardos indígenas más grandes del mundo. En los noventa, concluida su labor pública por salvaguardar los derechos de las tribus amazónicas, el antropólogo fundó la Fundación Gaia, una de las cien mejores ONG del mundo según el Global Journal.

Desde entonces, a través de Gaia, von Hildebrand ha trabajado montando escuelas y juntas de gobierno locales en todo el Amazonas colombiano. Su labor ha permitido al descentralización administrativa en los resguardos, permitiendo que los indígenas manejen sus propios sistemas de salud, educación y política, entre otros. El antropólogo afirmó en la charla que su lucha por los derechos de las minorías es una cuestión genética: su padre alemán peleó contra los nazis y su madre irlandesa por la independencia del Reino Unido. “Todos somos nativos de alguna parte –dijo von Hildebrand–: y puedo decir que luego de 44 años que no he entiendo a los indígenas a nivel racional, pero sí a nivel mitológico y de inspiración. Y eso nos ha permitido caminar juntos”.

Su próxima aventura: intentar conectar los resguardos y los parques naturales colombianos con los de Venezuela y Brasil, para así crear el corredor ecológico más grande del mundo. Y según explicó, hoy no se encuentra lejos de lograrlo.