HOMENAJE
“Hoy tenemos las mejores Fuerzas Armadas de nuestra historia”
Lo dice el presidente Juan Manuel Santos en este texto, con el que se despide y les hace un homenaje a todos los miembros de estas, a quienes dirigió durante 12 años.
Por coincidencia, por esas cosas de la vida, me correspondió ser la persona que ha conducido a las Fuerzas Armadas de Colombia durante más tiempo en la historia del país.
Por eso creo que, para cerrar este ciclo, vale la pena hacer un recuento de la evolución de nuestras Fuerzas y el efecto que tuvieron en la Nación. Todas las experiencias acumuladas en estos años son útiles, porque la historia nos deja lecciones. Los éxitos y los fracasos nos ayudarán a labrar un mejor futuro.
Las Fuerzas Armadas tienen que estar por encima de la lucha por el poder. Ese sabio consejo se ha mantenido a través de todos estos años, aunque hemos visto intentos por politizarlas. No lo permitan, bajo ningún motivo, por ninguna circunstancia; ustedes son más importantes que la política. No se dejen permear, ni de un lado ni del otro.
En la Escuela Naval aprendí que uno siempre debe tener un puerto de destino: objetivos. Sin ellos, no se llega a ninguna parte, lo decía Séneca, y aparece en Alicia en el país de las maravillas: “El que no sabe para dónde va, no llega”.
Por eso, en el Ministerio de Defensa trabajé para acabar con la guerra. Pero ese proceso lo había iniciado mucho antes, cuando ocupé la cartera de Hacienda. En ese entonces le dije a Luis Fernando Ramírez, ministro de Defensa: “Tenemos que hacer un esfuerzo, vamos a sacar plata de donde sea para iniciar el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, porque de otra forma las Farc sí van a llegar al poder”.
Fui de empresario en empresario a explicarles nuestra iniciativa, que tuvo una gran acogida. Ellos fueron claros y dijeron: “Cóbrenos, nosotros estamos listos a pagar”. Así, la reforma llegó al Congreso de la República y sería aprobada con suma facilidad. De esta manera obtuvimos unos recursos muy importantes, que además invertimos con toda transparencia, para darle legitimidad a cada una de las acciones de las Fuerzas Armadas.
Simultáneamente mejoramos el capital humano y los procedimientos. Si queríamos ganar la guerra y ser efectivos, teníamos que mejorar sustancialmente nuestra inteligencia. Los resultados empezaron a ser visibles gracias a la colaboración y las sinergias entre cada una de las Fuerzas, un ejemplo es la Operación Jaque. Otro cambio importante que propiciamos fue inculcar en ellas la noción del respeto por los derechos humanos, que son la base de la legitimidad, y eso se asimiló muy rápidamente.
Por eso me lleno de emoción cada vez que veo en las encuestas que una de las instituciones con mayor favorabilidad, legitimidad y aprecio por parte del pueblo colombiano son las Fuerzas Armadas.
Estos esfuerzos tienen unos retornos enormes hacia el futuro. Ya afortunadamente lo han hecho en la Policía, en el Ejército, en la Armada y en la Fuerza Aérea. Yo no quería abandonar la Presidencia sin que esto se lograra y se logró: hoy tenemos las mejores Fuerzas Armadas de nuestra historia, legítimas ante Colombia y el mundo.
También me siento muy orgulloso cada vez que visito cualquier país y me dicen: “Por qué no nos ayudan a capacitar a nuestra gente”. ¡Somos un referente mundial! Vienen desde los Emiratos Árabes, de los países del Lejano Oriente, a reclutar a nuestros talentos. En Europa y Estados Unidos siempre me preguntan: “¿Cuándo van a estar disponibles para que puedan participar en las misiones de paz?”. Eso no sucedía antes, qué orgullo.
Así fuimos avanzando y ganando la guerra para llegar a la mesa de negociación. Porque la forma de ganar la guerra es llevar al adversario a la mesa y ahí desarmarlo. Eso fue lo que hicimos. Por primera vez una guerrilla acepta entregar las armas y someterse a una justicia, eso nunca había pasado en el mundo.
El futuro de las Fuerzas Armadas ha sido siempre una de nuestras prioridades. Alberto Lleras nos pedía que nunca politizáramos el proceso de paz o que pusiéramos a las Fuerzas en su contra, porque la paz es el trofeo más importante que puede tener una Fuerza Pública. “El soldado tiene que combatir por un objetivo y el más alto, el más importante, es lograr la paz”, decía el general MacArthur. Y eso es lo que ustedes lograron.
Hoy tenemos las mejores Fuerzas Armadas de nuestra historia, por sus capacidades, su capital humano, su efectividad, y debemos mantenerlo. Las Fuerzas tienen que evolucionar, modernizarse, acomodarse a las nuevas circunstancias. Debemos comenzar a especializar a los oficiales en la ciberguerra, que es el mundo del futuro. La forma de hacer la guerra está cambiando a pasos agigantados y nosotros tenemos que acoplarnos a eso.
También hay que concentrarse en la calidad humana, la capacidad académica y la preparación de los oficiales. Esto hace parte de la evolución para mantener a las Fuerzas Armadas en donde siempre deben estar: por encima de la política, admiradas por el mundo y por sus compatriotas.
Al volver mi mirada a 2006, cuando comencé a trabajar con ustedes; o a 2010, cuando asumí la Presidencia, y comparo lo que eran las Fuerzas y el país con lo que son hoy, lo único que veo es un enorme progreso. El mundo nos aprecia de una manera diferente, y también los colombianos, quienes tarde o temprano entenderán que los positivos cambios de los últimos años, lo sucedido en el país, se debe a ustedes, por eso, mil gracias.
*Presidente Colombia.