EDUCACIÓN
Los colegios públicos de Rionegro, un buen ejemplo de educación inclusiva
En ese municipio las discapacidades no son una barrera. Por el contrario, representan un motivo para el aprendizaje y la sana convivencia a través de políticas inclusivas fomentadas por la Secretaría de Educación.
Camilo Martínez ha tenido que librar duras batallas cotidianas por ser ciego. No solo las ha ganado, sino que dio una lección de superación, respeto y amor propio a todos los colombianos. Desde 2013, luego de ganar la segunda temporada del concurso Yo me llamo, es reconocido como gestor de convivencia en las 16 instituciones de educación pública ubicadas en su natal Rionegro.
Martínez ha comprobado que las barreras no deben existir ni siquiera al interactuar con otras personas. Por eso comparte en las aulas de clase herramientas que promueven una sana convivencia y sensibilización frente a la discriminación. Los pasos que ha dado Rionegro en ese sentido son contundentes. Hoy, cada colegio cuenta con un equipo calificado para apoyar los procesos de aprendizaje de más de 750 niños y niñas en condición de discapacidad que estudian en las instituciones públicas del municipio.
Jenaro Tabares, secretario de Educación, explica que “en 2016 reformamos el componente pedagógico para garantizar la aceptación de la diferencia, el acercamiento a temas relacionados con la discapacidad y el desarrollo de campañas en contra del matoneo”. Pero no solo se trata de crear entornos para su adaptación. La comunidad educativa también une esfuerzos para involucrarse en las dinámicas de socialización y convivencia. Un ejemplo de ello es el programa de enseñanza de lenguaje de señas implementado por la secretaría en los grados noveno, décimo y once de los colegios Barro Blanco y Normal Superior de María, donde además las personas sordas tienen el apoyo de un intérprete. A esto se suman las capacitaciones periódicas a los docentes y el apoyo de intérpretes en los eventos escolares.
Adicionalmente a estos esfuerzos, están los servicios de la Unidad de Atención Integral con los que se evalúa el desarrollo motor y se brinda atención física, psicológica y social a las familias. Finalmente, los bachilleres reciben acompañamiento para ingresar al mercado laboral en condiciones que garanticen el cumplimiento de sus derechos.