POLÍTICA

Del Caribe al mar de Java: así se han tejido las relaciones entre Indonesia y Colombia

La distancia entre Indonesia y Colombia no ha sido obstáculo para mantener una relación fructífera y robusta. Así entablaron relaciones dos países que, aunque lejanos geográficamente, sorprenden por las similitudes que guardan entre sí.

12 de enero de 2018
Un caficultor colombiano. | Foto: César David Martínez

De cumplir el sueño recurrente de cavar un hoyo de 12.756 kilómetros en línea recta desde el patio de la casa para salir al otro lado del mundo, los colombianos llegaríamos a Indonesia. Ese país es la antípoda del nuestro y aunque la geografía nos separa, no es difícil encontrar puntos en común entre la riqueza del Caribe y la del Sudeste Asiático.

Ambos países cuentan con una biodiversidad única: fauna, flora y variados climas recorren sus territorios. De ahí también pueden venir las semejanzas en los productos que exportan: no es casualidad que ambas naciones compartan los primeros puestos a nivel mundial en exportaciones de café, aceite de palma y flores.

Esas semejanzas naturales y económicas no serían aprovechadas hoy si no fuera por las relaciones diplomáticas formales que comenzaron entre ambos países en septiembre de 1980. En principio se dieron desde la embajada que Indonesia tenía en Brasilia, capital de Brasil. Desde aquí se manejaban los asuntos no solo de Colombia y Brasil, también los de Perú.

Colombia, por su parte, abrió su embajada en Yakarta en 1983 y la mantuvo durante 20 años consecutivos hasta 2003, cuando cerró temporalmente por problemas de presupuesto. Los indonesios decidieron hasta 1989 abrir su embajada en Colombia y por ella han pasado hasta hoy ocho embajadores.

La misión diplomática de Colombia en Indonesia reabrió en octubre de 2011. Una decisión que benefició al país teniendo en cuenta que Indonesia es la economía más importante del Sudeste Asiático, el cuarto país más poblado del mundo, miembro del G20 y sede de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), entidad de la que ambos países compartieron la Coordinación Regional del Foro para la Cooperación entre América Latina y Asia del Este (FOCALAE) en el período 2011-2013.

Según datos de la misión diplomática indonesia en Colombia, para 2016 el comercio entre los dos países alcanzó los 133 millones de dólares. Textiles, calzado, acero inoxidable, caucho, muebles, productos para la decoración del hogar, papel, vidrio, cerámica, materiales de construcción, equipos de minería, productos agrícolas y maquinaria automotriz hacen parte de la gran lista de insumos indonesios que llegan con oportunidades al mercado colombiano.

Sin embargo, no todo es comercio. El turismo es otro renglón que ha impulsado las relaciones económicas entre ambos países. Las estadísticas de la embajada de Indonesia en Bogotá señalan que en 2016 se expidieron 1.150 visas. En 2015, ese número solo llegó a 858. Y es que la programación de visitas culturales y calendarios de actividades en conjunto ha incentivado la cooperación en áreas como la agroenergía y gestión del riesgo.

Son un poco más de 19.000 kilómetros los que nos separan del esplendor insular que ofrece el archipiélago más grande del mundo. Allí, la riqueza cultural rebosa las fronteras de más de 17.000 islas que conforman el país. Sus 260 millones de habitantes distribuidos desde las costas de Sumatra hasta la provincia de Papua, en el océano Índico, conviven en cerca de 360 etnias que profesan cinco religiones oficiales.

Aunque aún pueden escucharse 719 lenguas distintas, las relaciones diplomáticas permitieron hablar un mismo idioma basado en la confianza y en la interacción bilateral. Así, la tarea de sumar esfuerzos para que un pedazo de Indonesia llegue a Colombia y viceversa, parece estarse cumpliendo a cabalidad.

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