VÍAS

Mejores vías para el campo

El 73 por ciento de las zonas rurales en Colombia se encuentran a más de tres horas de las ciudades capitales. Conectar las veredas con los centros urbanos permitirá que los campesinos puedan ser protagonistas de la economía.

10 de abril de 2018
De los 142.000 kilómetros de vías terciarias que hay en Colombia, cerca del 65 por ciento se encuentra en regular o mal estado. | Foto: Federico Ríos

El 73 por ciento de las zonas rurales en Colombia se encuentran a más de tres horas de las ciudades capitales. Eso explica, en buena medida, la desconexión que ha habido entre ellas y los campesinos a lo largo de nuestra historia. Para llegar a los municipios importantes los cultivadores deben recorrer trochas en mulas y, en el mejor de los casos, en motos o ‘chivas’. Esta dificultad de transportar sus productos desde las veredas y corregimientos (los costos y los riesgos son altos) ha propiciado el auge de cultivos ilícitos que los grupos armados al margen de la ley les compran ‘a domicilio’.

En Cáceres, Antioquia, por ejemplo, los sectores público y privado trabajan una estrategia para mejorar las vías terciarias que cuenta con el trabajo conjunto entre las comunidades, la administración municipal y la cooperación internacional. Hoy, el mejoramiento de los corredores de este municipio lo lidera la empresa de base comunitaria Caminos, Puentes y Cauces (CPC), y así acerca las zonas rurales al pueblo.

De los 365 kilómetros de vías terciarias que hay en esta población, cerca de 100 han sido intervenidos por la CPC, una empresa conformada por 12 socios entre la administración municipal, organizaciones productivas locales y la comunidad.

Hace poco se inauguró el trayecto entre la vereda Tacuyarca y la cabecera municipal de Cáceres. Este recorrido de 5,4 kilómetros los productores lo completan ahora en 15 minutos. Hace un año podían tardar hasta tres horas en realizarlo.

Daniel Doria, presidente de la Junta de Acción Comunal de Tacuyarca, afirma que estas obras han permitido que las cerca de 40 familias que habitan la zona mejoren su nivel de vida porque pueden vender sus cosechas en condiciones más favorables. “Incluso quienes no cultivaban ya lo están haciendo, han visto que es más fácil y económico transportar sus productos”, dice. Antes, movilizar un bulto de maíz o de plátano a lomo de mula costaba 30.000 pesos. Hoy, una moto cobra entre 6.000 y 8.000 pesos.

Este modelo recibe el nombre de Administración Pública Cooperativa y está funcionando en otros dos municipios, Briceño (Antioquia) y Valencia (Córdoba), con el apoyo del programa de Alianzas Productivas de Usaid.

Apuesta rural

Son múltiples los beneficios de una vía terciaria en buen estado para las poblaciones y sus habitantes. La construcción de varias de ellas, en esta zona de Antioquia, provocó que cientos de campesinos que han vivido de la minería ilegal y de los cultivos ilícitos, hallaran formas honestas de vincularse a la economía nacional.

Lo que está pasando en Cáceres es una muestra de la realidad que se vive en buena parte del campo colombiano y es un ejemplo por seguir, especialmente cuando se conoce que de los 142.000 kilómetros de vías terciarias que hay en Colombia cerca del 65 por ciento se encuentra en regular o mal estado, de acuerdo con las cifras de la Unidad de Planificación Rural Agrícola (Upra) adscrita al Ministerio de Agricultura. Estas cifras explican en parte por qué la pobreza en las zonas rurales (45 por ciento), es tres veces más alta que en las urbanas (15 por ciento).

En el campo, según el Dane, viven 2,7 millones de productores, muchos de los cuales no reciben todos los beneficios del Estado. La ausencia de vías también incide en el panorama recurrente de escuelas y centros médicos que, además de padecer la falta de equipamientos, tienen una infraestructura deteriorada porque es difícil llegar a ellos.

“Ir a estas escuelas es costoso y difícil por la falta de vías de penetración. Hay lugares a los que solo se puede llegar después de andar más de diez horas a caballo”, asegura Eliécer Arteaga, alcalde de Apartadó, en el Urabá antioqueño. Él espera que la primera inversión del proceso de paz en ese municipio permita mejorar la infraestructura de 16 escuelas rurales, gracias a los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET).

El Estado colombiano busca intervenir de forma prioritaria 2.308 kilómetros en 51 municipios afectados por el conflicto armado (zonas donde se suman la debilidad institucional, la pobreza y los cultivos ilícitos), a través de la Agencia de Renovación del Territorio.

Mejorar las vías terciarías significa apostar decididamente por el desarrollo rural. De esta apuesta dependen también la implementación exitosa del proceso de paz con la Farc, el aumento de la competitividad, que haya un mayor flujo de bienes y servicios, que se reduzca la brecha entre la ciudad y el campo; y dignificar a los habitantes rurales.