INNOVACIÓN
En patentes de invención hay mucho que aprender de los japoneses
Por eso la firma colombiana Olarte Moure, especialista en propiedad intelectual, abrió oficina en Tokio el año pasado. La experiencia nipona ha contribuido a la expansión de la compañía.
Cuando comencé a trabajar en Japón, escribí un contrato de licencia para una patente de invención de 15 páginas. El día que se la entregué a mi jefe me dijo que eso generaba desconfianza, que volviera con una sola página, porque al final los negocios estaban en la palabra”. Esta fue una de las primeras experiencias que Carlos Parra, gerente de la oficina de Olarte Moure en Tokio, tuvo cuando comenzó a trabajar con japoneses. Ahí entendió el éxito detrás de su cultura de negocios.
Japón es el epicentro global de la tecnología y la innovación. Aunque no solemos reparar en ello, varios productos creados en ese país forman parte de nuestra vida diaria y todos existen gracias a las patentes de invención. Un asunto en el que se especializa la firma colombiana de abogados Olarte Moure, que lleva 15 años trabajando en el sector de la propiedad intelectual.
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Con el paso del tiempo, en Colombia aumentaron la innovación, la investigación y el desarrollo en los campos científico y tecnológico. Debido a este crecimiento la firma detectó una buena oportunidad para dedicarse a esta área en la que es experta. De hecho, la compañía comenzó a crear patentes para farmacéuticas internacionales. Su trabajo fue tan satisfactorio que estas multinacionales confiaron en Olarte Moure para manejar sus registros tanto en Colombia como en otros países de América Latina. Hoy la mitad de los clientes de este bufete son locales, y la otra mitad, internacionales.
Después de una década de atenta observación, la compañía decidió hacer su entrada en el mercado japonés, el tercero del mundo con más patentes de invención después de China y Estados Unidos. En este proceso fue fundamental Carlos Parra, quien trabajaba para una firma de abogados en la capital nipona y conocía bien la cultura del archipiélago –su esposa y su hijo son japoneses–.
Finalmente, en 2017 abrieron una oficina en Tokio, a espaldas del Palacio Imperial, que ha tenido dos objetivos principales: promocionar a nuestro país como un lugar clave para entrar a América Latina y mantener la relación entre algunas empresas japonesas con nuestra Nación porque, como dice Parra, “a uno le gusta tener a sus abogados cerca”.
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En esa nueva incursión hubo un gran aprendizaje de la cultura japonesa que demanda paciencia a la hora de cerrar un negocio, respeto por la palabra, mucha puntualidad, disciplina y exactitud en los detalles. Los dueños de Olarte Moure pudieron asimilar las valiosas enseñanzas orientales, cabe recordar que cada año en ese país se presentan 300.000 patentes de invención, mientras que en Colombia se registran tan solo 2.000. Actualmente, la oficina de patentes de Colombia es la tercera que presta el servicio más rápido del mundo.
Este desempeño permitió que hace tres años se lograra un acuerdo entre las filiales de patentes de los dos países: el Patent Prosecution Highway, mediante el cual se busca acelerar los procedimientos. Gracias a este, los solicitantes colombianos pueden aprovechar la velocidad y resultados de patentibilidad de la SIC para facilitar la obtención de su patente en Japón. Precisamente esa es otra de las razones por las que Olarte Moure se ha ganado la confianza de los japoneses y ha abierto un mercado que resulta beneficioso para ambas naciones.