GASTRONOMÍA
¡Ñami, ñami! Cada vez se come mejor en los centros comerciales
La limitada oferta de alimentos chatarra es un periódico de ayer, hoy en estos conglomerados se puede disfrutar de grandes restaurantes y de una interesante cocina de autor. ¡Hay vida más allá de la plazoleta de comidas!
"Hace muchos años, uno tenía que viajar a Francia para disfrutar de una gran panadería o unos buenos macarrones, pero el mundo ha cambiado mucho, hoy cualquiera puede probarlos en un centro comercial de Colombia". La frase es de Leo Katz, fundador de Zona K, uno de los grandes grupos gastronómicos de Bogotá, y con ella deja en evidencia el boom gastronómico que se vive en los centros comerciales del mundo y, hace un par de años, en los del país.
Antes la oferta nacional era muy limitada, solo se encontraba comida rápida, hamburguesas, pizzas, tacos y pollo frito. Hoy los comensales pueden hallar con facilidad masas japonesas al vapor con un toque de sazón criolla, ensaladas con quinoa negra, carpaccio de pato, cocinas de diferentes procedencias (peruana, árabe, italiana, china, entre otras) e incluso bebidas con frutos amazónicos y toda clase de panadería.
Sí, la historia ha cambiado. Como lo explica Carlos Betancourt, director ejecutivo de la Asociación de Centros Comerciales de Colombia (Acecolombia), “al principio muchos complejos comerciales del país ni siquiera contemplaban incluir instalaciones para comida. Pero en los últimos 15 años la mayoría de centros han empezado a incorporar y atraer nuevos restaurantes que no forman parte de sus habituales plazoletas de comidas. El fenómeno es interesante”.
Por su parte, muchos chefs se han mudado a estos conglomerados o abierto sus restaurantes en ellos porque tienen más tráfico de visitantes, mayor comodidad y los clientes cuentan con servicios adicionales. El mejor ejemplo es el de los hermanos Rausch, quienes tienen cuatro restaurantes en centros comerciales de Bogotá, Cartagena y Villavicencio. “Hemos tenido buenos resultados. Estos espacios ofrecen seguridad, espacios para aparcar y mucha variedad. Creo que en ellos se está comiendo cada vez mejor”, dice el chef Jorge Rausch.
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Este fenómeno no solo está ocurriendo en Bogotá. Hace cuatro años María Camila García, la chef anfitriona del papa Francisco durante su visita a Villavicencio, trasladó su conocido restaurante Bastimento al centro comercial Primavera Urbana de la capital del Meta. “Allí pudimos adecuar el espacio, decorarlo y darle el ‘look’ que queríamos para que tuviera su propia personalidad. Estuvo bien el cambio”, explica.
Según la periodista gastronómica Alejandra Hamann, además de los chefs y los centros comerciales, los más beneficiados de los nuevos sabores, técnicas e ingredientes que se toman estos espacios, son los comensales. Tienen mayor acceso a platos insospechados, pueden degustar comida internacional con sello colombiano o deleitarse con alimentos locales que combinan técnicas internacionales. Pueden probar todo lo imaginable. Y lo mejor: no deben pagar sumas astronómicas.