PREMIOS LÍDERES
Mejores líderes 2011-2016
La séptima versión del premio se entregará el próximo 11 de octubre, en el Club El Nogal. Este es el recuento de los ganadores en años anteriores.
Fue el arquitecto de la Dirección de Inteligencia de la Policía (Dipol), en la cual se han formado varias generaciones de oficiales de élite, con gran nivel intelectual, capaces de actuar de manera estratégica y de largo plazo, lo que ha redundado en los mayores éxitos operacionales contra las mafias. Como director de la Dijín, se preocupó especialmente por fortalecer un sistema de información sobre el crimen en el país, que iluminara el diseño de políticas públicas.
Fue el arquitecto de la Dirección de Inteligencia de la Policía (Dipol), en la cual se han formado varias generaciones de oficiales de élite, con gran nivel intelectual, capaces de actuar de manera estratégica y de largo plazo, lo que ha redundado en los mayores éxitos operacionales contra las mafias. Como director de la Dijín, se preocupó especialmente por fortalecer un sistema de información sobre el crimen en el país, que iluminara el diseño de políticas públicas.
Francisco de Roux, el jesuita descalzo
El sacerdote Francisco de Roux no se imaginaba que cuando decidió, a mediados de los años noventa, salir del mundo intelectual en el que vivía en Bogotá y trasladarse a construir un laboratorio de desarrollo y paz en el Magdalena Medio, estaba inventándose una metodología que sería replicada en todo el país. Su novedoso proyecto sedujo a buena parte de los gobiernos europeos que querían ayudarle a Colombia a superar su crisis humanitaria. Desde una experiencia concreta le ha mostrado al mundo que no puede hablarse de paz, sin hablar de desarrollo y superación de la pobreza.
Durante más de quince años ha tejido con los campesinos de Barrancabermeja, Yondó, Cimitarra y demás municipios de la región un proyecto para fortalecer la economía campesina y el liderazgo de las comunidades acosadas por los grupos armados. Grupos de pescadores, huertas biodiversas, una red de emisoras comunitarias, entre otros. Desde allí logró demostrar que los territorios del conflicto pueden ser lugares donde se pude establecer el diálogo entre los diversos sectores. Le dio un especial protagonismo a la sociedad civil como gestora de la paz, para evitar que los grupos armados sean quienes definan la agenda y la vida de estas comunidades. Y logró mostrarles a los gobiernos una manera diferente de construir Estado desde la base.
De Roux es, en todo el sentido de la palabra, un humanista. Filósofo, teólogo, con maestría en Economía y doctorado en la Sorbona, fue director del Cinep y convirtió a este centro en una cantera del pensamiento social crítico, dedicado especialmente a estudiar los conflictos del país. Ahora como autoridad máxima de la Compañía de Jesús en Colombia, se ha convertido en activo protagonista del renacer del movimiento campesino por la paz y en buscar una solución definitiva al conflicto, rechazando radicalmente cualquier intento de usar la negociación como arma de guerra.
Viviane Morales, fiscal sin miedo
Cuando resultó elegida fiscal, Viviane Morales se trazó la meta de devolverles a los colombianos la confianza en la justicia. A sus 49 años, ha demostrado que tiene el talante para investigar, acusar y romper el círculo vicioso de impunidad que ha sido un lastre para Colombia.
Asumió ese reto en medio de los procesos más escandalosos de corrupción, de violaciones de derechos humanos represados por dos décadas, con una justicia transicional en crisis y una institución de más de treinta mil funcionarios que venía de año y medio de interinidad.
Su vida ha sido solo una: la pública. Abogada constitucionalista, se dio a conocer en el país en el Congreso, donde se le recuerda por sus posiciones liberales y su protagonismo en la aprobación de la ley de cuotas para la inclusión de las mujeres, la de libertad de cultos y la de acciones populares. Instauró también una tutela que evitó que los congresistas que absolvieron al presidente Ernesto Samper fueran investigados, que dio lugar a una sentencia que respalda la inviolabilidad del voto parlamentario.
El paso por el periodismo, en Caracol Radio, le dio una perspectiva más amplia del país. Sus primeras decisiones como fiscal, al conformar su equipo de trabajo, anunciaron que la suya sería una gestión independiente y técnica. Sus ejecutorias, aunque han generado controversia, han sido ejemplarizantes: la captura de algunos funcionarios por el escándalo Agro Ingreso Seguro, por el espionaje ilegal del DAS, por las irregularidades en la contratación en Bogotá y por la red de corrupción en el sistema de salud y en la Dian.
Se ha convertido en una fiscal que no les hace el quite a los casos más espinosos, mientras trata de poner también la casa en orden. Y es claro que no le tiembla la mano para tomar decisiones.Sus trabajos han sido proféticos. En su libro más reciente, Guerreros y campesinos, dejó plasmada una ruta posible para enfrentar el problema de la tierra y la violencia. Y tuvo la oportunidad que pocos intelectuales han tenido: llevarla a la práctica.
Fue el cerebro del capítulo de tierras de la Ley de Víctimas y el asesor del Ministerio de Agricultura con más influencia en las políticas de restitución y titulación de tierras que pueden significar un salto histórico en democracia y desarrollo para el país.
Pirry, audacia y sensibilidad
Guillermo Prieto comenzó su carrera como fotógrafo y redactor de la revista Shock. Luego se hizo notar en la televisión con sus notas sobre deportes extremos en Francotiradores y Noticias RCN. Con su programa El mundo según Pirry (hoy denominado Especiales Pirry), que comenzó a emitirse a partir de 2002, logró una gran notoriedad por su estilo desparpajado, su lenguaje directo y algo coloquial, y el espíritu crítico de sus reportajes, investigaciones y denuncias, que lo han convertido en un héroe entre aquellos que sienten que él expresa lo que ellos quisieran decir. Entre los logros de su programa se encuentran haber alertado al país sobre la posibilidad de que el violador en serie Luis Alfredo Garavito saliera de la cárcel y mostrar la cruda realidad de los más pobres en ciudades como Cartagena y Buenaventura.
Claudia López, ojos que sí ven
Como investigadora acuciosa, Claudia López se dio cuenta de que algo olía mal en las elecciones al Congreso de 2002, donde había una curiosa concentración de votos en varias regiones, algo que había pasado inadvertido por casi dos años. Cuando cruzó esos datos con los de la presencia paramilitar, se dio cuenta de que coincidían perfectamente. Y empezó a investigar qué había pasado. Así nació el proceso de la parapolítica, que reveló la impresionante penetración de la mafia en el Estado colombiano. Desde entonces, se ha convertido en referente obligado en el análisis político y electoral del país y en fuente permanente de denuncia contra el crimen organizado. Como columnista de prensa y radio, siempre está en el centro de la controversia, y aunque tenga detractores, la historia le ha dado la razón en la mayoría de sus denuncias.
Su experiencia la llevó a concluir que una de las trampas más fuertes de la pobreza no es la falta de talento sino la falta de crédito. Había capital humano, pero no capital de trabajo. Por eso lideró una de las experiencias pioneras de microcrédito en el país, con un verdadero significado social, que hoy se cristaliza en la Cooperativa Semilla de Mostaza, que ha beneficiado a más de dos mil personas.
Alejandro Gaviria, ideas que fluyen
Al principio, todos pensaban que Alejandro Gaviria iba a ser constructor de grandes obras de ingeniería, pues para eso había estudiado. Pero muy pronto se inclinó por la Economía, con una maestría en la Universidad de los Andes y un doctorado en la Universidad de California. Gaviria combina como pocos el análisis económico con el político, y le hace honor a una rica tradición de economistas colombianos de gran vuelo intelectual. Como investigador de Fedesarrollo y como Decano de Economía de la Universidad de los Andes, ha sido un agudo analista de las políticas sociales, y la pobreza y desigualdad en Colombia.
Es uno de los columnistas más leídos en el país y sus artículos semanales en El Espectador sorprenden por la mirada novedosa, crítica y profunda que revelan. Aunque tuvo un fugaz paso por el sector público, uno de sus fuertes es la independencia de criterio y encarna un pensamiento liberal de centro.
Mejores líderes 2012
Fernando Tamayo, adelantado a su tiempo
En los años sesenta el doctor Fernando Tamayo decidió dedicarle sus esfuerzos y su vida a la planificación familiar, un tema que la sociedad de la época, muy conservadora y puritana, consideraba como un tabú. Su diagnóstico era simple. Una gran parte de la población no contaba con información científica sobre la salud sexual y reproductiva, no conocía sus derechos sexuales, y sus decisiones estaban marcadas por prejuicios religiosos y culturales. Tamayo se trazó como meta ofrecerles a los colombianos información y herramientas para que pudieran decidir el número de hijos que querían tener y en cuál momento de sus vidas.
A pesar de los consejos y advertencias de amigos que le decían que se estaba metiendo en camisa de once varas, Tamayo siguió adelante en su idea y en 1965 fundó Profamilia, entidad que transformó la visión y la práctica de los derechos sexuales y reproductivos en un país dominado por el desconocimiento del tema y los dogmatismos religiosos. Desde entonces se disminuyó drásticamente la cifra de hijos de una familia promedio colombiana, un factor de enorme trascendencia en el desarrollo del país.
A través de su labor de cinco décadas, el doctor Tamayo ha hecho aportes fundamentales en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos. Su trabajo y liderazgo permitieron que Colombia se convirtiera en un ejemplo en el control de la natalidad, y que las mujeres ganaran importancia por el papel que desempeñan en la familia y la sociedad.
El doctor Tamayo, de 91 años de edad, es presidente honorario de Profamilia, entidad que en la actualidad cuenta con 34 centros de atención debidamente equipados en 29 ciudades, donde se informa y atiende a pacientes de todas las condiciones sociales. Además la entidad lleva a cabo brigadas de salud en regiones apartadas y barrios marginales de las grandes ciudades.
Radamel Falcao García, el talento y la disciplina
Por fuera de la cancha es un hombre tranquilo, apacible, amable. Pero adentro se le ve siempre con los labios apretados y el arco rival metido entre ceja y ceja. Pocas veces aparece en el ámbito del deporte colombiano un personaje que deslumbre al mundo en los escenarios deportivos con sus ejecutorias: goleador del Atlético de Madrid, actual campeón de la Liga Europea, es el jugador que más goles ha anotado en una sola temporada de un torneo europeo, récord que alcanzó con el FC Porto en la Liga Europea de la UEFA en la temporada 2010-2011.
Falcao es hijo de Radamel García, un conocido futbolista de los años setenta, y desde muy joven estuvo enfocado al fútbol. Se formó en Millonarios, de Bogotá, y pasó a las divisiones inferiores del club River Plate, de Buenos Aires, donde debutó en la primera división en 2005 y se convirtió en uno de los ídolos del equipo argentino. De allí saltó al fútbol europeo en 2009 cuando el Porto, de Portugal lo compró por casi 4 millones de euros. Fue tan sobresaliente su actuación con el equipo lusitano, que en agosto de 2011 Atlético de Madrid pagó 45 millones de euros por su pase. Su actual equipo se coronó campeón de la Europa League con dos golazos suyos en la final ante Athletic de Bilbao.
Pero este liderazgo que ejerce en la cancha va a la par con otro tipo que no suele ser la norma de los deportistas colombianos de éxito. Falcao García le ha enseñado a los jóvenes colombianos que se puede ser feliz siendo un buen miembro de familia y de la sociedad. De Falcao nunca se ha conocido un mal comportamiento, dentro ni fuera de la cancha. Desde su debut a los 13 años hasta hoy, se ha caracterizado por un ser jugador ejemplar.
Falcao, además, se ha convertido en el gran símbolo de la selección colombiana de fútbol que busca un cupo al Mundial de Brasil de 2014.
Rodolfo Llinás, todo un cerebro
Tal vez ningún científico colombiano ha alcanzado la relevancia mundial del profesor Rodolfo Llinás, quien ha realizado avances extraordinarios en el conocimiento del cerebro humano y se ha convertido en una autoridad mundial en neurociencia. En su concepto, el conocimiento acerca del funcionamiento del cerebro y su interacción con la realidad es precario. Por ese motivo se ha trazado una meta: “Que la neurociencia se aventure a cuatro órdenes de magnitud y no sólo se quede en lo microscópico, y que así podamos no sólo saber sobre el cerebro, sino entenderlo, porque mientras más comprendamos la portentosa naturaleza de la mente, el respeto y la admiración por nuestros congéneres se verán notablemente enriquecidos”.
Rodolfo Llinás, un bogotano de familia barranquillera, nació en 1934, estudió Medicina en la Universidad Javeriana y es doctor en neurofisiología de la Universidad Nacional de Australia. Varias veces postulado al premio Nobel de Medicina y Fisiología, en la actualidad es profesor de Neurociencia y jefe del Departamento de Fisiología y Neurociencia de la Universidad de Nueva York. Es asesor de la NASA, y miembro de las academias de Ciencia de Estados Unidos, Francia, España y Colombia. La Universidad de Nueva York (NYU) le otorgó la distinción a “un profesor sobresaliente” por su “brillantez” y lo cataloga como formador de la siguiente generación de neurocientíficos de la elite.
Ha publicado 14 libros y más de 500 investigaciones. Pero su interés ha ido más allá del ámbito académico. Para divulgar los resultados de sus trabajos, que cruzan las fronteras del conocimiento actual de la neurociencia, utiliza metáforas cósmicas y lú dicas para que sus conocimientos lleguen a públicos más amplios. Prueba de ello, su libro El cerebro y el mito del yo, que prologó Gabriel García Márquez.
Sergio Fajardo, el poder del conocimiento
Demostrar que el conocimiento, por encima del dinero, debe ser el factor de movilidad social del país, ha sido el gran aporte de Sergio Fajardo a la política. En 2003 era prácticamente un desconocido cuando ganó la alcaldía de Medellín con una campaña de poco dinero hecha en la calle, apelando al voto libre y racional del ciudadano. Gobernó con una estrategia de desarrollo alrededor del conocimiento, cuyos énfasis en educación, ciencia y cultura transformaron a Medellín, la ciudad del país más golpeada por la mafia, la violencia y la cultura del dinero fácil.
Lo más importante es que implementó dicha estrategia desde una visión política altamente incluyente, por lo que las comunas más marginales de la ciudad recibieron una inversión histórica. Todo ello dentro de una filosofía de confianza en lo público, que se reflejó en un gabinete elegido por sus méritos y no por cuotas.
Fajardo es matemático de la Universidad de los Andes (donde también fue docente), con maestría y doctorado en la misma área de la Universidad de Wisconsin. En los años noventa fue miembro de la comisión facilitadora de paz de Antioquia y estuvo en diversas comisiones creadas para impulsar la ciencia y la calidad de la educación, que son los temas que lo apasionan. También incursionó en el periodismo.
En 1999 creó su propio movimiento político, Compromiso Ciudadano, donde confluyeron sectores muy diversos de Medellín, desde empresarios del Sindicato Antioqueño, hasta las ONG de derechos humanos de la ciudad. Se presentó como candidato a la Presidencia para la primera vuelta en 2010 pero obtuvo una baja votación, por lo que se unió al Partido Verde y de esta manera Fajardo se convirtió en fórmula vicepresidencial de Antanas Mockus para la segunda vuelta, en la que enfrentaron al hoy presidente Juan Manuel Santos.
Volvió al ruedo para la Gobernación de Antioquia el año pasado y sorprendió al derrotar a los políticos tradicionales con la votación más alta del país: 900.000 sufragios, y se ha convertido en la piedra en el zapato para los sectores acostumbrados al manejo corrupto del departamento.
Virgilio Barco Isakson, capitalismo con corazón
Politólogo de la Universidad de Harvard, con un MBA del Instituto Tecnológico de Massaschussets (MIT) y una maestría en Economía de la Universidad de Nueva York (NYU), Barco Isakson es el director ejecutivo de Invest in Bogotá, empresa que ha reclutado inversionistas para el sector social del país. Esta agencia fue calificada por el Banco Mundial como la mejor agencia de inversión de un país en desarrollo, y entre sus logros está haber triplicado el número de empresas con interés en emprendimientos sociales radicadas en Bogotá.
Ramiro Osorio, pensando en grande
De bajo perfil y pocas palabras, a Ramiro Osorio le gusta comunicarse a través de los resultados. Su comprensión empresarial y política de la cultura le ha permitido innovar. Su nuevo reto ha sido impulsar la cultura de alta calidad como director del Teatro Mayor y el Estudio, que hacen parte del Centro Cultural Julio Mario Santo Domingo de Bogotá. Para lograrlo ha puesto en marcha una muy exitosa estrategia de colaboración público-privada, que en la programación del teatro demuestra que Colombia puede acceder a lo mejor de la cultura mundial.
Fue el primer ministro de Cultura de Colombia (entre 1988 y 1999), y cofundador del Festival Iberoamericano de Teatro. También ha sido consultor de la Unesco y forma parte de juntas directivas y consejos asesores en diversos países, entre ellos la Biblioteca Nacional de España.
Gonzalo Sánchez, el guardián de la memoria
Abogado de profesión, Yunis cursó estudios de postgrado en Harvard y la Universidad de los Andes. Ha trabajado en el Banco Mundial, el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales y el Ministerio de Medio Ambiente de Colombia.
Mejores líderes 2013
Javier Gutiérrez, el visionario
Ingeniero civil, magíster en Ingeniería Industrial de la Universidad de los Andes y especializado en Finanzas de la Universidad Eafit, Gutiérrez también dejó una huella en Interconexión Eléctrica S.A ISA, empresa de la que fue gerente general con logros similares, tanto en lo empresarial como en lo social.
En consonancia con los retos de infraestructura de Colombia, Gutiérrez ha concentrado sus esfuerzos en encontrar más petróleo y aumentar las reservas del país. También en consolidar una posición exportadora, que le permita a Ecopetrol escalar posiciones en los mercados internacionales.
Sin embargo, sus preocupaciones no son solo económicas. Le obsesiona apostar por combustibles limpios, como el diésel que hoy en día se distribuye en el país, y mantener el clima de concertación laboral que vive en la empresa. A ello han contribuido políticas como el aumento del 25 por ciento del presupuesto para la capacitación de los trabajadores.
Gutiérrez es un convencido de la paz y de la inclusión social, y por eso Ecopetrol, que hace presencia en las zonas de mayor conflicto, apoya iniciativas como los Programas de Desarrollo y Paz que impulsan la participación, los derechos humanos, la tolerancia y la democratización en las regiones. Un apoyo que, sin duda, se verá multiplicado cuando la guerra termine definitivamente.
Humberto de la Calle, el pacificador
Cuando el presidente Santos nombró a Humberto de la Calle como cabeza del equipo que representaría al gobierno en las conversaciones con la guerrilla en La Habana, hubo suspiros de alivio. Pocos nombres como el suyo reúnen el consenso necesario como para delegarle una tarea de la magnitud de ponerle fin a la guerra.
De la Calle ha demostrado que es el líder indicado. Ha combinado la discreción sobre los contenidos de los diálogos con la transparencia necesaria para que los colombianos sepan si estos van por buen camino. Gracias a su tono firme y sereno la opinión pública ha ido incrementando su fe en el proceso, sin llegar a triunfalismos. También ha logrado mantener la disciplina de la Mesa, pues se han cumplido las reglas del juego pactadas de antemano. Sin prisa, pero sin pausa, logró sacar adelante el primer punto de la agenda, el agrario, que era el más largo y difícil.
A De la Calle le ha correspondido también hacer pedagogía con grupos clave del país, como el empresariado, y deshacer los prejuicios que se han tejido en torno al proceso de paz. Todo ello con la autoridad que le da su larga trayectoria en la vida pública como exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, exministro de Gobierno, ex vicepresidente de la República y exembajador en España, Reino Unido y la OEA. Su capacidad negociadora está probada de tiempo atrás cuando, como ministro del Interior, le tocó ser el arquitecto de la Asamblea Nacional Constituyente y proponer las normas que permitieran la participación política de las guerrillas que acababan de dejar las armas a principios de los noventa. También hizo parte de los fallidos diálogos con las Farc y el ELN en México en 1992. Allí aprendió que el éxito de una negociación depende en buena medida de discutir una agenda concreta y no salirse de ella. Como lo está haciendo ahora.
José Pékerman, el gran estratega
Después de 12 años de frustraciones, Colombia vuelve a soñar con regresar a la Copa Mundo de fútbol. Y detrás de esa empresa que hasta hace poco parecía improbable, está un hombre silencioso, que suele hablar con resultados y que prefiere mantenerse alejado de las cámaras y los micrófonos: José Pékerman.
Con la premisa de construir sobre lo hecho, el director técnico de la Selección Colombia ha aprovechado al máximo el trabajo que hicieron sus antecesores, al imprimirle en el año y medio que lleva con el equipo, más velocidad y, sobre todo, mucha más eficacia y contundencia en el ataque.
A su lado, hay una generación de jugadores de gran talento deportivo como Radamel Falcao García, James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado, que a su vez han aprovechado los conocimientos del técnico para explotar al máximo sus habilidades.
Pékerman nació el 3 de septiembre de 1949 en Villa Domínguez, provincia de Entre Ríos. Debutó el 21 de agosto de 1966 en Argentinos Juniors y en 1975 fue transferido al Deportivo Independiente Medellín, pero una lesión lo obligó a dejar el fútbol cuando apenas tenía 28 años. Regresó a su país y desde 1981 se convirtió en director técnico de divisiones inferiores como Chacarita Juniors, Argentinos Juniors y Colo Colo, de Chile. En 1994 presentó un proyecto para dirigir las selecciones juveniles de Argentina, ganó la convocatoria abierta por la Asociación de Fútbol de ese país, y se coronó campeón en los mundiales juveniles de Malasia, Qatar y Argentina. Finalmente, en 2004 se encargó de la Selección absoluta de Argentina, con la que llegó a cuartos de final del Mundial de Alemania 2006. Al terminar el Mundial renunció a su cargo y se fue a México a dirigir primero el Toluca, y luego los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Y desde 2012 está al frente de una selección que tiene camino al Mundial de Brasil.
Bruce Mac Master, el incluyente
Por primera vez en 20 años, los índices de desigualdad de Colombia han mejorado y la pobreza, especialmente la extrema, tiene una tendencia a la baja. Estos resultados se deben, entre otros factores, a las políticas de inclusión social del gobierno y a la nueva institucionalidad creada para este fin: el Departamento de Prosperidad Social que dirige Bruce Mac Master.
El año pasado, Mac Master tuvo que combinar esta tarea con la de ser el alcalde encargado de Cartagena. Le bastaron unos meses para poner en orden la administración de la ciudad y ganarse la confianza de los cartageneros, que reconocen su compromiso con las poblaciones más marginadas.
Y es que Mac Master no es nuevo en las lides sociales. De hecho es copresidente del Consejo de Agenda Global en Innovación Social del Foro Económico Mundial; hizo parte de iniciativas como Compartamos por Colombia y de la Fundación Granitos de Paz; y fue presidente de la junta directiva de la Fundación Pies Descalzos.
Mac Master nació en Cartagena, estudió economía en la Universidad de los Andes y realizó una maestría en Desarrollo Económico. En el sector privado, se desempeñó en bancas de inversión, como gerente financiero y presidente de juntas directivas en diversas empresas involucradas en el desarrollo, y ha traído esta experiencia al sector público. Entre 2011 y 2012 también fue viceministro de Hacienda.
En el Departamento para la Prosperidad Social, además de la atención a poblaciones vulnerables, y de acoger a instituciones como el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Mac Master ha tenido el reto de diseñar y hacerles seguimiento a las complejas políticas de reparación a las víctimas del conflicto armado, pues de su oficina depende la Unidad de Víctimas, así como el Centro de Memoria Histórica y la Unidad de Programas de Consolidación en zonas de conflictos. Su papel, en últimas, es preparar al país para sanar en lo social las profundas huellas que dejan una larga guerra y una atávica inequidad.
Doris Salcedo, arte para sentir y pensar
Doris Salcedo se ha convertido en los últimos años en la principal exponente del arte contemporáneo colombiano. Sus obras conceptuales nacen de una visión sentida y crítica de la violencia que ha vivido el país.
Salcedo explora la memoria, el trauma, las huellas que ha dejado la guerra en la conciencia nacional. Shibboleth I, la gran grieta, una de sus obras más importantes, fue expuesta en la galería Tate Modern de Londres en 2007, donde fue aclamada por la crítica mundial. Sus 1.550 sillas de madera, que evocan el holocausto del Palacio de Justicia, se exhibieron en la bienal de Estambul así como en la Plaza de Bolívar. Trabajos suyas forman parte también de las colecciones permanentes de los grandes museos del mundo. Pero su mayor logro es haber construido obras que convocan a entender solidariamente el drama de la guerra.
Guillermo Rivera, al lado de las víctimas
Su compromiso con el proceso de paz lo ha convertido en uno de los congresistas que más activamente ha participado en las mesas locales de consulta con las comunidades acerca de la agenda de La Habana, siempre con la bandera de las víctimas por delante. En 2010 fue elegido por sus compañeros como el mejor legislador del periodo.
Elsa Noguera, empuje y transparencia
Desde hace al menos 60 años el ciclismo es el deporte bandera de Colombia y por ese motivo no es de extrañar que en 2014 Nairo Quintana, tras su épica actuación en el Giro de Italia, haya inspirado a todo un país por medio de su ejemplo. En efecto, Quintana ha demostrado que con trabajo, esfuerzo y dedicación se pueden conseguir grandes triunfos. En amplios sectores de la sociedad campesina colombiana prevalece la idea de que los jóvenes carecen de oportunidades para salir adelante y solo les quedan las alternativas de la pobreza o la violencia. Quintana ha puesto de relieve el potencial y la capacidad de los deportistas colombianos, y ha demostrado que con disciplina y trabajo se consigue que ese talento traiga como resultado dinero y reconocimiento mundial. Por ese motivo se ha convertido en un símbolo de la sociedad colombiana y un orgullo nacional. Gracias a su esfuerzo y su excelente rendimiento en el ciclismo mundial, ha dignificado la imagen de Colombia en el mundo.
Nació el 4 de febrero de 1990 en Cómbita, Boyacá. De sus padres, campesinos, aprendió a valorar los frutos de la tierra, que le permitieron llevar una infancia austera pero muy feliz. A pesar de las dificultades económicas logró forjar su carrera como ciclista profesional. A partir de 2009 su carrera comenzó a despegar, gracias al apoyo de diversos patrocinadores. Desde entonces su hoja de vida como ciclista es impresionante. Hace un año, cuando apenas tenía 23 años de edad, se convirtió en el primer ciclista de América Latina que se consagraba subcampeón del Tour de Francia. Este año logró la mayor hazaña de la historia del ciclismo de ruta colombiano, al ganar el Giro de Italia. Es la primera vez que un ciclista latinoamericano se impone en la que es considerada la carrera más importante del mundo después del Tour de Francia. Actualmente hace parte del equipo español Movistar y de acuerdo con el ranking de la Unión Ciclística Internacional es el ciclista número uno del mundo.
Clara López, la opositora
Que los votos de la izquierda fueron un apoyo crucial en la victoria de Juan Manuel Santos en la segunda vuelta es un hecho que pocos controvierten. Por primera vez los seguidores de esta corriente ideológica influyeron de una manera tangible en la elección del presidente de la República. La razón de esa difícil decisión política fue la paz y la líder que decidió hacer esa apuesta se llama Clara López Obregón. Sobrina del presidente Alfonso López, proveniente de familias poderosas del país y con un grado de Economía en Harvard, la presidenta del Polo Democrático no es la típica dirigente de izquierda.
Militante de la Unión Patriótica y luego del Polo, López ocupó la Secretaría de Gobierno de Bogotá para luego ser nombrada alcaldesa encargada de la capital. En medio del más grave escándalo de corrupción, Clara López logró recuperar la confianza ciudadana en el Palacio Liévano y terminó su gestión con buenos niveles de favorabilidad. Como presidenta del único partido de oposición, se convirtió en una de las voces más críticas en contra de la administración Santos.
En las elecciones presidenciales de este año la candidatura de López Obregón constituyó una de las revelaciones de la contienda electoral al obtener 2 millones de votos. Frente a la segunda vuelta, en vez de optar por una postura opositora o abstencionista, Clara López apoyó abiertamente la bandera de la paz que agitaba el presidente Juan Manuel Santos. El respaldo de la aspirante de izquierda a los diálogos de La Habana convenció a muchos de sus seguidores de poner el proceso de reconciliación con la guerrilla por encima de la militancia ideológica y las pasiones partidistas. La exalcaldesa demostró no solo audacia política sino también liderazgo para asumir los costos que requieren metas supremas como el fin del conflicto.
Elsa Noguera, una mujer sin barreras
Su vida de funcionaria pública comenzó como tesorera en la Gobernación del Atlántico, y fue durante tres años secretaria de Hacienda de Barranquilla en la Alcaldía de Alejandro Char, cargo desde el cual se dedicó a sanear las finanzas. Su exitoso desempeño dejó en claro que podía asumir responsabilidades de más alto vuelo, lo que se confirmó cuando Germán Vargas la escogió como fórmula vicepresidencial.
Al frente de los destinos de su ciudad ha logrado mantener una de las tasas de desempleo más bajas del país (8,1 por ciento), atribuible a la ejecución de obras de infraestructura de gran impacto, la construcción de hospitales que han mejorado la calidad y prestación oportuna del servicio de salud; la reconstrucción de un centenar de instituciones educativas para mejorar el acceso a la educación, obras que han impactado en la calidad de vida de centenares de miles de personas.
Es la primera mujer elegida alcaldesa popular de Barranquilla, una ciudad donde se juega fuerte a la política. Durante sus 30 meses de gobierno ha capoteado con éxito los actores políticos. Por ejemplo, demostró un carácter firme ante las críticas que le llovieron al proponer un paquete de obras por el sistema de valorización. Finalmente la gente confió y las obras se están construyendo.
Los alcaldes de otras ciudades capitales vienen a Barranquilla a preguntar cómo lo están logrando. Elsa escucha, se rodea bien, si tiene que reconsiderar una decisión lo hace, gestiona, consigue recursos y su nivel de ejecución es alto. Su madre Elsa, dice que desde niña su hija ante cada reto siempre tuvo una solución. Y en Barranquilla lo ha demostrado.
Shakira Mebarak, la filántropa de la educación
La carrera de Shakira se compone de récords y cifras: ha vendido 60 millones de discos en el mundo; sus canciones han liderado las listas de 55 países y hoy es la artista con más seguidores en Facebook. Sus logros, sin embargo, no se limitan a la música. En su faceta filantrópica también hay números que la hacen sentir profundamente orgullosa: cerca de 6.000 niños atienden los megacolegios construidos por su fundación Pies descalzos en Colombia, y más de 35.000 habitantes se benefician de sus programas.
La barranquillera, de 37 años, siempre ha sido una convencida de que la educación no debería ser un lujo, sino un derecho de todos. Por eso, cuando saltó a la fama a los 18, con el álbum Pies descalzos, no solo aprovechó su cuarto de hora para catapultar su carrera internacionalmente, sino para crear una fundación que contribuyera a formar niños y jóvenes de las zonas más deprimidas del país. Hoy además de colegios en Bogotá, Barranquilla, Cartagena y Quibdó que le apuestan a una educación pública de calidad, Shakira y su equipo han ideado un modelo de atención integral que incluye estrategias para combatir la desnutrición, así como talleres de crecimiento personal en comunidades vulnerables.
Su estatus de estrella sin duda la ha ayudado a visibilizar estas causas en el mundo entero. Y aunque es inevitable asociar su nombre con sus caderas, el hecho de que su biografía dedique más líneas a su labor social que a sus logros y premios musicales dice mucho de su compromiso. Porque además de cantante y fundadora de Pies descalzos, Shakira ha sido embajadora de buena voluntad de Unicef, promotora de la fundación latinoamericana Alas, integrante de la Comisión Asesora Presidencial para la Excelencia Educativa de los Hispanos creada por Barack Obama, artista del año según la Fundación Harvard y candidata al premio Príncipe de Asturias.
MarÍa Teresa Ronderos, señora periodista
Fue la primera editora mujer del diario El Tiempo y la primera colombiana que recibió el premio María Moors Cabot con el que la Universidad de Columbia reconoce a quienes han contribuido a fortalecer el periodismo en América Latina.
En su carrera María Teresa Ronderos dirigió el noticiero Buenos días Colombia y la revista económica La Nota, antes de convertirse en editora general de SEMANA y directora de Semana.com. Fundó y dirigió el portal Verdad Abierta, la memoria periodística del proceso de Justicia y Paz de los paramilitares.
Al frente de la Fundación para la Libertad de Prensa y como maestra y miembro de la Fundación García Márquez para un Nuevo Periodismo, ha formado generaciones de periodistas jóvenes y librado toda suerte de batallas en defensa de la profesión en uno de los países del mundo en que ha sido más peligroso ejercerla.
Hoy, desde Londres, donde se estrena como directora del Programa de Periodismo Independiente de la Fundación Open Society, María Teresa continúa su trayectoria en defensa de la libertad de expresión y por la promoción de un debate público de calidad, esfuerzos que han caracterizado su notable carrera.
Juan Pablo Salazar, el arcángel
Tras sufrir un accidente a los 24 años, Salazar pensó que se le habían cerrado todas las puertas, pero gracias al apoyo de su familia logró abrirlas de par en par. Además de crear la famosa campaña ‘Remángate’, que busca despertar la conciencia por las víctimas de las minas antipersona, también se ha convertido en la voz de los discapacitados. Incluso se lanzó al Congreso y aunque no salió elegido, hoy sigue desde su fundación cambiando la mente de los colombianos. Porque para Juan Pablo “en Colombia hay barreras más grandes que unas escaleras”, y transformar la conciencia de todo un país es el escalón que falta por subir.
Rosmilda Quiñones, la supermamá
Por sus manos han pasado cientos de niños que nacen en lugares remotos de la costa del Pacífico. Aunque su actividad es un legado ancestral, durante un tiempo fue mal visto y debió practicarlo casi en la ilegalidad. Pero Rosmilda no se dejó acorralar y fiel a su raza, movió cielo y tierra para mantener a flote una tradición milenaria que en esa región muchas veces para las embarazadas es lo más cercano a un servicio de salud.
Y así nació Asoparupa, la Asociación de Parteras Unidas del Pacífico que se convirtió en la ´escuela´ que recluta mujeres con vocación de servicio y dispuestas a conservar el arte ancestral de atender partos. Desde Nariño, pasando por Cauca, Valle y Chocó, tiene un ejército de 250 parteras que llegan a esos sitios remotos donde casi nunca asoma un médico.
De la mano de Rosmilda Quiñones, el gremio de las parteras no solo se dignificó y logró el respeto de los galenos, sino que abrió el camino para dar otras batallas como la de registrar a los recién nacidos que traen al mundo y ser vinculadas laboralmente al sistema de salud.
Andrea Buenaventura, made in Cali
La Fundación Delirio, toda una industria cultural acerca de la salsa, arroja resultados sorprendentes no solo por su puesta en escena en 16 países, sino porque alrededor de ella se generan 180 empleos directos entre bailarines y músicos, muchos de ellos provenientes de sectores vulnerables de la capital del Valle.
Y al frente de semejante industria está Andrea Buenaventura, de 48 años, proveniente de una familia de artistas. Administradora de empresas especializada en Mercadeo, dio sus primeros pasos en el sector público. Fue gerente de imagen corporativa de Emcali; secretaria general de la Alcaldía; gerente de la Feria de Cali y directora del Fondo de Promoción de la Cámara de Comercio de Cali. Cuando ejercía este cargo hace 20 años, durante una Feria Internacional de Turismo en España, descubrió que dentro de la salsa había toda una mina empresarial. Para esa época en Cali “la salsa era vista con algo de vergüenza, pero en esa feria todos me preguntaban por ese baile”, recuerda.
En 2002 montó la firma ABB Producciones, a través de la cual realizaba eventos como el Festival Mundial de Salsa y el Salsódromo. En 2006, ella y tres socias crearon la Fundación Delirio con el sueño de un circo con salsa y orquesta. Hoy ese sueño logró que una expresión de la cultura popular se transformara en un producto de exportación con el sello y la identidad caleña.
Mejores líderes 2015
Nicanor Restrepo Santa María (Q.E.P.D), líder ejemplar
Nicanor Restrepo Santa María fue un ciudadano ejemplar y uno de esos líderes que toda sociedad necesita, especialmente en tiempos de crisis de valores como los actuales. Con su muerte, ocurrida hace seis meses, Colombia perdió a un patriota sobresaliente y a un buen ser humano, pero sobre todo a un gran intelectual que le aportó al país como hombre público, empresario, gobernante, pensador, guía cívico y forjador de dirigentes.
Una de sus facetas muestra al líder en toda su magnitud. Nicanor buscó siempre conectar al empresariado con los grandes temas de la vida nacional. Persistió y defendió la presencia del sector privado en los asuntos públicos, en especial la paz y la responsabilidad social.
Creía firmemente que la tarea de gobernar, sacar un país adelante e impulsar el desarrollo económico no compete exclusivamente al sector oficial sino que es una responsabilidad de los ciudadanos. Y solía decir que el empresariado es apenas una de las instituciones llamadas a cooperar en la búsqueda de un modelo de desarrollo económico justo, equitativo y dinámico.
Por eso, se comprometió con los grandes temas nacionales. Impulsó la fundación Empresarios por la Educación (ExE), que ahora cuenta con el apoyo de 420 dirigentes del sector privado comprometidos con alcanzar un futuro mejor por medio de la educación.
Sostenía que la proximidad, la cercanía y la cooperación del empresariado con los gobiernos no significan corrupción. “Es un colombianismo pensar que estar cerca de lo público es tratar de corromperlo. Para que haya corrupción no hace falta estar cerca o lejos del sector público”, decía. En este sentido, dio un gran ejemplo en su paso por la Gobernación de Antioquia, cuando suspendió sus actividades empresariales para luego regresar a ellas.
Llevó a la práctica el concepto de la responsabilidad social del que se habla tanto, pero poco se practica. Para él no era tan importante el PyG como el beneficio colectivo que debe ser un gran compromiso del sector privado.
También se interesó en la capacitación de los ejecutivos de las compañías, y gestó muchos de los programas de aprendizaje y de becas dirigidos a los empleados. Como gran líder que fue, escogió a quienes serían los futuros responsables de las organizaciones y los orientó bajo los principios éticos que él mismo aprendió de sus antecesores. Se preocupó por la responsabilidad de quienes administraban las compañías. Fue un defensor de la representatividad de figuras externas en las juntas directivas, lo que hoy se practica en muchas empresas del país.
Nicanor Restrepo comenzó su carrera en Suramericana en 1976. En 1983, el gobierno de Belisario Betancur lo nombró gobernador de Antioquia, y en 1984 volvió a Suramericana como presidente de la compañía, cargo que ocupó hasta 2004.
Pero además de ser un gran empresario, fue un entusiasta de la solución negociada del conflicto armado colombiano. Apoyó los diálogos con el EPL, los diálogos de paz con las Farc en el Caguán y en los últimos años, las negociaciones de paz en La Habana. De todas sus metas, esta fue la única que le faltó por realizar: ver un país en paz.
General (r) Jorge Enrique Mora, de la paz a la guerra
Cuando el general Jorge Enrique Mora asumió la comandancia del Ejército a finales de los años noventa, esa institución no podía estar peor. Durante dos años las tropas habían sufrido golpes humillantes de la guerrilla, había más de 400 soldados secuestrados, la moral estaba por el suelo. Por eso, su primera tarea fue animar una profunda reflexión interna sobre los cambios necesarios para salir de la crisis. Ese proceso dio como resultado una reestructuración profunda. Mora concluyó que ni las armas ni los helicópteros harían el cambio, “sino los hombres”. Para enfrentar la más ardua guerra que estaba por venir, el soldado debía ser el centro de gravedad de la estrategia, así como el ciudadano y su derecho a la seguridad.
Como Mora encarna dentro de las Fuerzas Armadas la decisión de alcanzar la victoria militar, el presidente Juan Manuel Santos lo llamó para hacer parte de la Mesa de Conversaciones de La Habana. No dudó en aceptar pues sabía que su trabajo en el campo de batalla había logrado convencer a las Farc de que las armas no eran el camino.
Estos tres años han sido duros. No le ha sido fácil entender las lógicas de una negociación política. Tampoco lo ha sido sentarse frente a sus adversarios, reconocerles su humanidad y, a veces, sus razones. Quizá lo más arduo ha sido transformar el escepticismo y la incertidumbre de los miles de soldados y oficiales que se juegan la vida en la guerra, convencerlos de que la paz significará un cambio positivo para la institución castrense y no su debacle.
Que Mora esté en La Habana le da confianza a un sector muy grande del país que le teme a un acuerdo de paz. Él representa el tránsito necesario entre la guerra y la paz y la esperanza de que convivir en medio de las diferencias políticas más radicales es una posibilidad real para los colombianos.
Doris Salcedo, no al olvido
Doris Salcedo es una mujer valiente. Sus esculturas e instalaciones, producto de incontables horas de trabajo y de agotadora reflexión, le han permitido escalar la cumbre del arte internacional. Pero ella antes que nada es valiente porque ha puesto en el corazón de su labor un mensaje para el mundo. Una visión íntimamente enlazada con la historia de Colombia, una que es imposible olvidar.
Salcedo, nacida en 1958 en Bogotá, ha hecho de la violencia y, sobre todo, de sus víctimas el objeto de su labor. Ella sostiene que “el buen arte es político”, pero como una dimensión donde esto último adquiere un significado trascendental. Al colgar sillas vacías del Palacio de Justicia, al cruzar la ropa de un campesino con varas de hierro, al tejer una ruana con agujas o al abrir una grieta en uno de los museos más importantes de la Tierra recuerda que el dolor se oculta en lo cotidiano, y lo convierte en un espacio de duelo. Su obra reproduce emociones. “Llevo 30 años trabajando obsesivamente el tema de la violencia política”, le dijo a SEMANA. “Mi obra devuelve la humanidad perdida en el acto violento”.
Salcedo no se considera una líder. “Yo soy escultora”, enfatiza. Y cuenta que “las cosas no se hacen solas” y que investiga sola durante mucho tiempo en su estudio en Bogotá. Que entrevista a los sobrevivientes de la guerra y que a ese insumo le mezcla lecturas para “conectar las experiencias del país con las grandes obras del pensamiento”. Y que cuando, finalmente, siente que tiene listo un plan reúne a su equipo. “Yo soy parte de un coro, no soy una cantante solista”.
Vistos así, sus trabajos serían el fruto de una labor colectiva. Pero ellos, a la vez, tienen efectos impensables sin la presencia de una mente genial. Y esa es la de Salcedo. “La violencia genera una imagen sobre el desprecio por la vida”, cuenta. “El arte toma esas imágenes y las convierte en su opuesto: discretas, respetuosas, sagradas”. Sin ellas, nada de esto sería posible.
Alejandro Gaviria Uribe, de frente
Cuando el presidente Juan Manuel Santos nombró a Alejandro Gaviria ministro de Salud, esa designación no cayó bien entre el gremio médico, que quería a alguien de bata blanca al frente de esta cartera. Casi tres años después, este economista e ingeniero civil de 50 años es uno de los ministros más importantes y respetados del gobierno.
Además de haberle puesto el pecho a la crisis económica y de credibilidad del modelo creado por la Ley 100, que él considera el avance social más importante ocurrido en Colombia en el último cuarto de siglo, ha librado duras batallas por defender las libertades individuales y la salud pública. A pocos meses de llegar, se enfrentó con la Iglesia y con el procurador Alejandro Ordóñez cuando defendió el derecho a abortar en los tres casos permitidos por la Corte Constitucional. Y volvió a hacerlo meses atrás, cuando el Ministerio de Salud reglamentó el derecho a morir dignamente e imposibilitó la “objeción de conciencia institucional”. Sus posiciones liberales han generado diferencias, incluso dentro del mismo gobierno, como cuando solicitó suspender de inmediato las fumigaciones con glifosato. Ha defendido el uso medicinal de la marihuana, el manejo de las drogas como un problema de salud y que las parejas del mismo sexo puedan adoptar menores.
También ha librado duras batallas por anteponer el bien común frente a casos particulares. Incluso ha desplegado posiciones audaces e innovadoras, como controlar el precio de los medicamentos y abrir el camino para que se puedan importar o producir fármacos biogenéricos que rompan el multimillonario mercado de los biotecnológicos. Gaviria considera fundamental tomar decisiones que no traicionen los principios liberales y que permitan un mayor bienestar social. Es antioqueño, le gustan los vallenatos y colecciona primeras ediciones de libros.
Natalia Ponce de León, la voz
El sentido del oído se le volvió más agudo durante su paso por la unidad de cuidados intensivos, dice Natalia Ponce de León (34 años, bogotana, profesional en medios audiovisuales). El ácido con el que la atacaron el 27 de marzo de 2014 le quemó la tercera parte de su cuerpo y dejó gravemente heridos sus ojos pequeños y almendrados. Entonces empezó a oír el sufrimiento de los que la rodeaban y esos lamentos le quedaron grabados.
Eso dio origen a la fundación que lleva su nombre. “Tenía miedo pero pensaba que esto me había pasado para poder ayudar a mucha gente”. Su misión es defender y promover los derechos de las víctimas de ácido. Ella es la voz de cientos de agredidos que habían pasado inadvertidos. Y con esa voz, que ganó una enorme legitimidad, hace un llamado incansable para que se acabe la impunidad.
Actualmente, Natalia espera que tenga éxito en el Congreso un proyecto de ley que endurezca las penas contra los victimarios y que, además, promueva que estos casos no se presenten nunca más.
Daniel Mejía Londoño, el pragmático
Colombia es el segundo país del mundo con más minas antipersonal sembradas en su territorio. Y hasta hace unos años ni el gobierno ni la sociedad civil se interesaron por el problema. Esta indolencia llevó a Álvaro Jiménez Millán, caleño de 46 años, a asistir a sus víctimas y promover el desminado en Colombia.
Millán estudió ciencias políticas y en su juventud fue miembro del M-19. En 1999 se enteró de que en la vereda El Aporreado, en Segovia, Antioquia, había estallado una mina. “Desde ese momento comprendí que la siembra de estos artefactos era uno de los flagelos más grandes que tenía el país”. Ese año creó la Campaña Colombiana Contra Minas en la cual se desempeña como coordinador nacional. En 16 años, Jiménez ha apoyado a las víctimas de estas armas y ha logrado que la sociedad colombiana deje de ser indolente frente al tema.
Uno de sus últimos grandes logros fue facilitar el Acuerdo Especial sobre minas antipersonal entre el gobierno y las Farc, al entregar una propuesta con 57 sitios, uno de los cuales fue escogido para adelantar el acuerdo piloto de desminado.
Ómar Alberto Sánchez, el elegido para el perdón
Mejores líderes 2016
Luz Marina Bernal, la voz de las víctimas