ERRADICACIÓN DEL HAMBRE
Alimentación, el camino para la protección de los niños y niñas del país
Hambre cero: este es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030. Una de las entidades que más trabaja para lograrlo es el Programa Mundial de Alimentos (WFP) de la ONU. Carlo Scaramella, su nuevo representante y director para Colombia, explica que se ha hecho para alcanzar esta meta.
SEMANA: ¿Cuál es el panorama de Colombia en materia de seguridad alimentaria para menores de edad, en comparación con otros países de la región?
CARLO SCARAMELLA: Alrededor del 54 por ciento de las familias en Colombia presentan Inseguridad Alimentaria en el Hogar (Insah), así lo evidencian los resultados de la más reciente encuesta disponible, la Ensin, que señalan que a nivel nacional la prevalencia de retraso en talla en niños y niñas menores de 5 años fue del 10,8 por ciento, un indicador similar al de países como Uruguay y Paraguay, y más bajo comparado con Perú, Bolivia y Ecuador que alcanzan valores aproximados del 14, 18 y 25 por ciento respectivamente.
SEMANA: ¿Qué estrategia han diseñado para reducir la desnutrición en poblaciones vulnerables, como lo es el caso de las comunidades étnicas?
C.S.: Para prevenir la desnutrición aguda, que normalmente se relaciona con sequías, adversidades económicas o situaciones de violencia, desarrollamos estrategias de apoyo a gobiernos e instituciones locales, que incluyan alimentos fortificados acompañados con educación nutricional y mejoramiento de las condiciones de vida, para así lograr juntos recuperar y proteger la niñez en Colombia. En La Alta Guajira, por ejemplo, desde 2017 llegamos a miles de niños de la comunidad wayúu a través de la entrega de un paquete alimentario que busca mejorar su estado nutricional y contribuir a la diversidad de la dieta.
SEMANA: ¿De qué forma asiste el WFP a la niñez colombiana y a los niños y niñas migrantes de Venezuela?
C.S.: Implementamos directamente el Programa de Alimentación Escolar (PAE) del estado en La Guajira y, a través de los operadores territoriales, apoyamos la cobertura a la niñez proveniente de Venezuela, proporcionando diariamente raciones alimentarias a 63.000 niños y niñas colombianos y a 20.000 menores venezolanos, y al mismo tiempo, desarrollamos iniciativas de prevención de la xenofobia, la violencia y la discriminación. En total, incluyendo otras modalidades de asistencia, el WFP alimenta diariamente a 188.000 niños y niñas en Colombia de los cuales el 40 por ciento son migrantes venezolanos.
SEMANA: ¿Cuáles son las ventajas de enmarcar gran parte de la labor del WFP en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número dos (hambre cero)?
C.S.: Teniendo en cuenta los planes de desarrollo del país, las necesidades humanitarias que surgen del fenómeno migratorio masivo y las dinámicas de violencia interna, el trabajo del WFP incluye prioridades y metas de nutrición con énfasis en los departamentos más vulnerables y afectados dentro del marco del Objetivo de Hambre Cero. La lucha contra el hambre es naturalmente posible solo a través de políticas e intervenciones integradas.
SEMANA: ¿Qué alianzas estratégicas han establecido para lograr el objetivo de hambre cero?
C.S.: En Colombia, el WFP trabaja articuladamente con entidades gubernamentales y estatales que enmarcan en sus mandatos la seguridad alimentaria y nutricional, así como con las distintas agencias, fondos y programas del Sistema de las Naciones Unidas en Colombia; otros organismos nacionales e internacionales; la sociedad civil colombiana y el sector privado y educativo. Es a través de un trabajo conjunto de colaboración estratégica y programática con varios actores que se puede generar un futuro sin hambre.
SEMANA: ¿Qué rol ocupa la inclusión social en los programas del WFP?
C.S.: Las políticas de inclusión social asociadas a la integración productiva cumplen un papel fundamental para la estabilidad y el desarrollo sostenible. En Colombia, el trabajo del WFP se hace desde una triple perspectiva de nexos entre respuesta a emergencia, desarrollo y construcción de paz. Buscamos que los países puedan anticipar y responder de forma adecuada ante los nuevos desafíos generados por factores naturales y humanos, con un enfoque particular de protección y apoyo a la niñez y a los grupos más vulnerables.