¡Vive la ciudad!
Estos son los atractivos de Medellín entre los estudiantes extranjeros
Las maestrías, los cursos de verano y las clases de español son sus programas favoritos. La amabilidad de los paisas es otra de las razones que los anima a trasladarse a esta ciudad.
Es un lugar común decir que los extranjeros quieren visitar Medellín por la “amabilidad de su gente”, pero esa sigue siendo la tendencia en las respuestas de quienes eligieron la ciudad para estudiar. “Todos lo dicen, pero es real: la gente es acogedora y servicial. Me facilita las cosas. Lo noté desde la primera semana”, cuenta Mathew Pimentes, de 29 años, quien vino desde Arizona (Estados Unidos), para participar en investigaciones de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, la institución pública de educación superior más importante de Colombia.
Mathew estudia todos los elementos técnicos y sociales que hay alrededor de la pequeña minería. Parte de su trabajo son las salidas de campo a pueblos como Segovia, en el nororiente de Antioquia, para entrevistar a la población.
“A mí lo que más me ha gustado es su clima y la amabilidad de la gente”, responde Pascale Monette, de la Universidad de Quebec de Montreal (Canadá). Ella estudia Psicología en la Universidad de Antioquia, que cuenta con las facultades más antiguas de Medellín. Compañeros suyos corrieron la voz de que aquella ciudad entre las montañas era un gran destino. Lo mismo dicen estudiantes de diversas nacionalidades.
Pascale recorre la ciudad con un amigo de ‘Parceros’, el programa que la universidad creó hace siete años para asignarle a cada extranjero un compañero local que lo ayude en su llegada a instalarse en su alojamiento, matricularse, sacar su cédula de extranjería y organizar actividades académicas y extracurriculares.
En Eafit, una universidad privada de alto perfil, este modelo se llama Buddy Program, y en la Nacional, Anfitriones. Este último se inauguró en 2017 y ya tiene 300 estudiantes a disposición de visitantes de Alemania, Brasil, Chile, Corea del Sur, España, Francia, Grecia, Noruega, Perú, Uruguay, México y Estados Unidos.
La fuerza del G8
El año pasado llegaron 1.200 estudiantes extranjeros a las universidades del G8, un grupo conformado por la Corporación Universitaria Lasallista, la EIA (Escuela de Ingeniería de Antioquia), el CES (Instituto de Ciencias de la Salud), la Universidad de Antioquia, la Universidad de Medellín, Eafit, la Universidad Nacional y la UPB (Universidad Pontificia Bolivariana).
La Universidad de Antioquia pasó de tener 125 estudiantes de otros países en 2012, a 229 en 2016. Su directora de relaciones internacionales, Adriana González, resalta que, además de convenios con unos 40 países, el alma máter tiene alianzas con la Universidad de Purdue (Estados Unidos), la de Groningen (Holanda), la de Giessen (Alemania), y la de Monash (Australia), con las que desarrolla proyectos como los cursos de verano. La maestría en Ingeniería se dicta en inglés y es una de las que más tiene estudiantes extranjeros.
Por su parte, Eafit pasó de recibir 204 estudiantes en 2016, a 244 en 2017. Tiene cerca de 280 convenios con instituciones de 33 países de América, Europa, Asia, África y Oceanía. Su maestría en Negocios Internacionales se dicta en inglés. También abrió una Escuela de Verano con cursos para foráneos durante todo el año. Carolina González, su directora, cuenta que les ofrecen a los estudiantes tours por diferentes comunas de la ciudad para que conozcan el desarrollo de los barrios e interactúen con la gente.
El número de alumnos de otras nacionalidades también aumentó en la Universidad Nacional: de 60 en 2012, a 160 en 2016, gracias a sus 540 convenios con 54 países. John William Branch Bedoya, vicerrector de la sede en Medellín, explica que la estrategia de internacionalización tiene que ver con el capital humano que se inserta en la comunidad académica internacional para hacer sinergias. La universidad ofrece cursos de verano durante junio y julio, intercambios y maestrías.
La UPB tiene en este momento 40 estudiantes extranjeros de filosofía y teología, es decir, seminaristas. Por ser esta una universidad pontificia, que ofrece títulos canónicos reconocidos por el Vaticano, llegan personas de muchas partes del mundo: Costa de Marfil, Nicaragua, Perú, Brasil, México. Esta institución cuenta con 110 estudiantes más en doctorados y maestrías, unos 400 por año aprendiendo español y participando en convenios, seminarios, escuela de verano y dobles titulaciones.
Quienes estudian en la UPB tendrán recorridos como el ‘grafitour’ con líderes de la comuna 13. “Queremos mostrarles lo que pasa en todas las zonas y cómo viven las personas, porque desmitifica muchas ideas con las que puedan venir”, asegura Miguel Ángel Betancur, director de relaciones internacionales de la Pontificia Bolivariana. Durante julio, la universidad oficializará su escuela de verano.
Este intercambio cultural para Medellín, una ciudad que ha sido hermética y desacostumbrada a la permanencia larga y cotidiana de extranjeros, es también enriquecedor para los estudiantes locales, que encuentran inspiración para abrirse a nuevas oportunidades en el exterior y ampliar sus horizontes.
*Periodista.