FIDUCIARIAS

¿Por qué todos deberíamos saber cómo opera una fiduciaria?

Lo explica en este artículo el excodirector del Banco de la República, Fernando Tenjo. Estas sociedades apoyan el progreso económico del país y de los colombianos.

Fernando Tenjo.*
16 de agosto de 2019
Las fiduciarias se convirtieron en generadoras de confianza y favorecedoras de la inversión. | Foto: iStock

La crisis económica que golpeó a Colombia en la década de los noventa le dejó al país grandes enseñanzas. Una de ellas fue la necesidad de asegurar que el sistema financiero nacional contribuyera positivamente al progreso de la sociedad. Dentro de ese contexto, las fiduciarias se convirtieron en actrices principales. Fueron ellas las que organizaron la actividad económica, las que se encargaron de la adecuada asignación de recursos, del manejo eficiente de los riesgos y de los costos de información. Ellas, también, se convirtieron en generadoras de confianza y favorecedoras de la inversión.

Para entender lo anterior es importante que todos sepamos cómo se analizan los problemas de las relaciones corporativas. Si usted no es un experto en el tema, no se preocupe, aquí trataré de explicarlo con sencillez. En primer término encontramos a un actor principal, digamos que es el accionista de una empresa. Este delega en un agente, el gerente, la autoridad para ejecutar diversos movimientos según los intereses de los accionistas; supongamos que estos tienen como fin generar mayores utilidades. Si lo revisa, estas relaciones que se entablan están centradas en la confianza, la lealtad y la diligencia, pero, como cualquier relación, puede verse afectada por problemas de información o comportamientos oportunistas de otras personas dentro de la cadena. La confianza de la que le hablo se construye a partir de incentivos y controles para que el comportamiento de los agentes sea más adecuado y así evitar futuros problemas.

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¿Cómo se crea esta confianza? En Colombia, el contrato fiduciario es un elemento principal para generarla. Su diseño y desarrollo son la actividad básica de las sociedades fiduciarias. En este trato un fideicomitente –que puede ser una persona natural o jurídica– autoriza o delega el manejo de sus bienes, con un fin específico, para su propio beneficio o el de un tercero. El contrato es un acto de confianza del fideicomitente con la sociedad fiduciaria y define el alcance de las partes y de los demás involucrados.

Para señalar solo algunos ejemplos, las decisiones personales sobre ahorro o inversión, como comprar vivienda o garantizar la educación, pueden hacerse a través de productos fiduciarios. También lo pueden pactar las partes en un contrato de crédito, donde las garantías son determinantes. Y, finalmente, también lo pueden llevar a cabo las entidades del Estado que manejen recursos públicos y quieren garantizar transparencia y minimizar la corrupción. Todo a través del papel de las fiduciarias.

En este sentido, cabe destacar el aporte de estas entidades al crecimiento de la economía nacional a través del movimiento transparente de recursos, para significativos proyectos como la reconstrucción de las poblaciones de Armero y del Eje Cafetero –después de los desastres naturales que vivieron–, la mitigación de las olas invernales en territorios afectados, el nuevo aeropuerto de Bogotá o las autopistas 4G, entre otros. Estos ejemplos ilustran la contribución positiva de las sociedades fiduciarias en la vida de todos y en el progreso de país.

*Excodirector del Banco de la República.