EDUCACIÓN
Posconflicto académico: así se vive la paz en la única universidad del país víctima del conflicto armado
Cuando se trata de educación pública, Montería y su departamento tienen en la Universidad de Córdoba su activo más importante. Conózcala aquí.
La universidad tiene que seguir buscando el territorio, salir”. Esa fue una de las primeras ideas que tuvo Jairo Torres cuando asumió la rectoría de la Universidad de Córdoba en 2015.
De acuerdo con el ranking británico QS, que mide a 470 instituciones públicas y privadas de educación superior de América Latina, la Universidad de Córdoba se ubica en el puesto 171 en el continente, y en el 16 en Colombia; así mismo, en el Sapiens, otro listado que evalúa la producción científica, aparece en el lugar 25 en el país, siendo la tercera mejor de la Región Caribe.
Son logros para destacar, teniendo en cuenta que es un centro educativo que busca sacudirse del estigma que le dejó el haber sido víctima del conflicto armado. Es la única universidad en el hemisferio occidental que es sujeto de reparación por la violencia que vivió. El Estado colombiano le pidió perdón y se comprometió a destinar 19.000 millones de pesos para la construcción de la nueva Biblioteca Central.
El claustro es la única opción de educación pública para los cordobeses que quieren hacerse profesionales. El 98 por ciento de sus estudiantes son de estratos 1 y 2, por eso Torres afirma: “Esta universidad transforma vidas, logra que jóvenes de la periferia vengan aquí y se hagan ingenieros, médicos veterinarios, agrónomos, músicos, maestros, entre muchas otras profesiones”.
En sus 54 años de historia, Unicórdoba ha formado 34.000 profesionales. Cada año se inscriben cerca de 20.000 personas, pero solo ingresan 2.300 por semestre. “Eso no puede pasar en una región donde las oportunidades son escasas, la economía no despega y en la que grupos criminales al margen de la ley captan a los muchachos que no encuentran otra opción para salir adelante”, asegura Torres, consciente de los peligros que se corren en algunas zonas de este departamento.
Foto: Cortesía Universidad de Córdoba
Parte de la solución está en las propuestas de la institución incluidad en el Plan Paz Córdoba (iniciativa de Unicórdoba en construcción de paz en el territorio). El plan comienza con un objetivo principal: regionalizar la Universidad de Córdoba. Esto requiere consolidar una sede en cada una de las subregiones del departamento: Alto Sinú, San Jorge, Zona Costanera, Bajo Sinú y la Sabana.
Cada sede por construir, que se levantará con cofinanciación entre gobierno, departamento y municipios, albergará hasta 3.500 estudiantes. El papel de la universidad será llevar la oferta académica pertinente para la vocación productiva de la subregión. Así los jóvenes podrán formarse en las carreras más propicias según sus entornos. En esa misma línea nacieron varias iniciativas. Una de ellas es ‘Bilingüismo para la Paz’, a través de la cual se les enseña inglés a niños de 8 a 11 años. Arrancó en 2017 con 400 beneficiados, y en 2018 se integrarán otros 600, todos de barrios periféricos de Montería sin recursos para formarse en un segundo idioma.
Otra idea implementada es el Plan para la Primera Infancia. En Córdoba hay cerca de 131.000 niños de 0 a 5 años que no reciben ningún tipo de atención psicológica y nutricional. Para sanear esa cifra, Unicórdoba se asoció con la Fundación Challenger, con el fin de construir un centro especial para esa población. Además, la institución fortalece su producción de conocimiento por medio de la investigación, a la cual destina hasta 5.000 millones de pesos anuales. Ese esfuerzo, más los convenios con universidades extranjeras, cambia la vida a sus estudiantes. Es el caso de Israel Hernández, un joven de 21 años que cursa noveno semestre de Ingeniería Agronómica. Él espera que el intercambio que hará en la Universidad Nacional de San Juan de Argentina le permita crecer como profesional. “Ellos le apuestan mucho a la agricultura, entonces quiero aprender con su tecnología”.
La Unicórdoba está hoy articulada a las redes científicas del mundo. Esto hace que esa idea de tener una institución acreditada en la mayoría de programas y líder en diferentes campos esté más cerca de la realidad. “Estamos en un momento histórico que exige sensatez de parte de toda la comunidad cordobesa”, advierte Torres, a quien se le reconoce como un gestor que ha hecho un gran esfuerzo por establecer relaciones nacionales e internacionales y así beneficiar a los estudiantes.