INVERSIÓN

¿Qué es la infraestructura social y cómo mejora la calidad de vida?

Así es la nueva vida de las poblaciones más vulnerables de Montería. Todo de la mano de un prometedor plan de infraestructura social para la ciudad.

9 de mayo de 2018
Desde agosto de 2017, el Centro Vida beneficia a 3.500 ancianos monterianos. | Foto: Victor Galeano

En Montería sobresalen altos edificios que hasta hace poco no existían, y una vocación ambiental que sorprende al mundo. Pero en realidad la gran transformación de la ciudad está en lo social, que no habría podido lograrse sin la infraestructura que se ha levantado recientemente, que genera sentido de pertenencia y se traduce en nuevas oportunidades.

La administración del alcalde Marcos Daniel Pineda García tiene entre sus iniciativas más importantes el Centro Vida para adultos mayores, un lugar único en el que los beneficiarios reciben atención integral. Ofrece alojamiento, comida, servicios de enfermería, psicología, zonas de esparcimiento, área para ver televisión y salas de terapia. Está ubicado en el barrio Samaria, comenzó a funcionar en agosto de 2017 y beneficia a 3.500 ancianos monterianos. Para este año se espera que la cifra aumente a 6.000.

Foto: Victor Galeano

“No son frecuentes en el país los Centros Vida, especializados en el adulto mayor con todos los servicios que ellos necesitan”, afirma Diana Marrugo, secretaria de Infraestructura de Montería. Diariamente asisten a las instalaciones alrededor de 200 abuelos del sector y de barrios aledaños para realizar actividades culturales, encuentros de bienestar y jornadas de revisión médica.

La ciudad tampoco tenía un lugar para atender a las madres más vulnerables. Por eso creó Casa Materna, un hogar de paso en el que mujeres de escasos recursos, en su mayoría de zonas rurales, se hospedan gratis antes, durante o después del parto. Natalia Ariza, gestora social, lideró esa iniciativa en coordinación con instituciones públicas y privadas.

Cuando una mujer embarazada llega a Montería a dar a luz, pueden presentarse dos casos: que tenga una dificultad médica y deba quedarse quieta hasta tenerlo; o que, luego del nacimiento de su bebé, este deba permanecer algún tiempo en una incubadora. La madre, entonces, enfrenta el dilema de regresar a su pueblo sin él, o esperar a que se cumpla el plazo recomendado por el médico. En ambos casos recibe el apoyo de Casa Materna. “Es una iniciativa que les ahorra gastos que pueden destinar para otras cosas”, explica Marrugo. En Casa Materna, profesionales de la salud atienden a las mujeres y las instruyen sobre la prevención del cáncer de mama. Ya han capacitado a 1.749 de ellas en el autoexamen de seno, realizado 1.608 exámenes clínicos y 1.238 mamografías. Desde su inauguración, Casa Materna ha atendido 150 madres gestantes con un promedio de seis días de estancia cada una.