REGIONES
Así enfrenta el Valle del Cauca la violencia contra las mujeres
Una línea de atención telefónica 24 horas, casas de acogida y un violentómetro que mide conductas abusivas son algunas de las estrategias implementadas por la gobernación del departamento para evitar nuevas víctimas.
Atender a las víctimas y educar a los agresores es la consigna de la Gobernación del departamento del Valle del Cauca, una de las regiones del país con las tasas más altas de feminicidios: 60 asesinatos tan solo en lo corrido de 2018, según el más reciente informe de Medicina Legal.
Consciente de la gravedad de estas cifras, Dilian Francisca Toro, gobernadora del Valle, está articulando a las alcaldías para desarrollar políticas de atención integral a las víctimas y de educación para los agresores.
Una de las apuestas más ambiciosas es centralizar la atención a las víctimas de agresiones en el Hospital de la Universidad del Valle del Cauca (HUV). Al respecto, la gobernadora señala: “Vamos a tener una unidad integral para atender a las mujeres violentadas de Cali y del departamento. Quisiéramos fortalecer mucho más esa unidad para poder identificar y hacer seguimiento a lo que está pasando con los feminicidios”, precisó.
La gobernadora anunció que el centro integral de atención a la mujer violentada, que será inaugurado en el Hospital Universitario el 26 de noviembre, tendrá atención multidisciplinaria, entre otros con “la Fiscalía y Medicina Legal. En el HUV se ofrecerá atención integral, vamos a tener psicólogos y trabajadoras sociales. Así esperamos obtener mejores resultados para reducir agresiones en contra de la mujer”, explicó la mandataria.
Otra estrategia para prevenir nuevos casos está en las ‘casas de acogida’, hogares a los que las mujeres violentadas acuden para tomar distancia de su entorno,muchas de ellas acompañadas de sus hijos. Actualmente hay tres en funcionamiento: la de Yumbo, con capacidad para albergar 12 mujeres; otra en Buenaventura, que acoge a 18; y en Tuluá, con espacio para 32.
Luz Adriana Londoño, secretaria de Equidad y Género del Valle del Cauca, explica que cuando una mujer denuncia una situación de maltrato, “las autoridades estudian las condiciones de riesgo para ofrecerle refugio en el albergue, donde también se le garantiza alimentación. Allí empieza un acompañamiento psicosocial y participa en talleres de emprendimiento que le brindan herramientas para ser económicamente independiente. También se estudia la posibilidad de vincularla al programa Mujeres víctimas de la violencia de género”.
Medidor de violencia
“Si los hombres son los agresores, entonces la fórmula para prevenir la violencia también los incluye a ellos”, afirma la gobernadora Dilian Francisca Toro. Por eso, la entidad creó un ‘violentómetro’, que consiste en una regla de 24 centímetros pintada de amarillo, naranja y rojo. Cada color representa la gravedad de los comportamientos agresivos de los que es víctima.
La franja amarilla es de ‘alerta’ por amenazas, celos y control. La parte naranja dice ‘reacciona’ y permite identificar abusos como trato despectivo, ofensa verbal, golpes, control del dinero o del método anticonceptivo por parte de la pareja. La última franja se llama ‘detente’ y hace alusión a comportamientos tipificados como delito: golpes físicos, violencia sexual, amenaza con objetos o armas y aislamiento social.
“La naturalización de la violencia no afecta un solo lado de la balanza”, advierte Londoño. Por eso la Gobernación se unió a la estrategia de prevención de la campaña de ONU Mujeres, ‘He for she’ (Él para ella), que impulsa un sistema de alerta temprana en la detección de los primeros síntomas de violencia de género.
Más de 3.000 ‘violentómetros’ han sido entregados en colegios de los municipios de Florida, Candelaria, Pradera, Bugalagrande y Buga. La campaña está asociada a una política que busca cambiarles el chip a los jóvenes. “Estamos trabajando para que los hombres sean generadores del cambio”, explica la gobernadora.
El programa de nuevas masculinidades ha comprometido a diez municipios del Valle del Cauca. Sus alcaldes participan en talleres con expertos sobre equidad de género, en los que se dan a conocer las estadísticas y se propende por la resolución de los problemas a través del diálogo. Jhon Alexánder Trujillo, alcalde de Bugalagrande, lo resume así: “Los talleres enseñan cosas que se deben aprender en el hogar, como, por ejemplo, apoyar a mi pareja”.
Estas actividades se replican en los colegios en donde se distribuyen cartillas que les recuerdan a los niños que “lavar los platos o cocinar no los hace menos hombres”, aclara Janeth Rojas, líder social de Bugalagrande y una de las profesionales vinculadas al proceso de reeducación de masculinidades. Con esta estrategia, la Gobernación quiere que los jóvenes aprendan que los roles masculino y femenino se complementan.