TESTIMONIO

“Qué más que ver la alegría de mi hija cuando la voy a amamantar”

Semana.com organizó un foro virtual para que muchas mujeres contaran cómo había sido su experiencia al amamantar a sus hijos y volver al trabajo. Esto fue lo que contaron.

26 de junio de 2015
| Foto: Archivo SEMANA

“Mi hijo nació en enero de 2011 y al regresar al trabajo compré un extractor eléctrico de leche portable. El primer problema fue la falta de un sitio adecuado para realizar la extracción de leche.  Por ello me tocó pedir el favor a las empleadas del aseo que me permitieran usar el sitio en donde ellas se cambiaban de ropa. El segundo inconveniente fue programar mi agenda para sacar leche 15 minutos mañana y 15 por la tarde. El tercer problema es que no había nevera para guardar la leche extraída, pero por fortuna el extractor con que contaba tenía elemento refrigerante que debía congelar todas las noches porque conservaba la leche 12 horas. Todo ello me permitió seguir lactando a mi hijo con leche materna exclusivamente hasta que cumplió los 10 meses de edad. Aunque el Distrito Capital expidió un acuerdo para que todas las entidades contaran con salas amigas de la lactancia, el sitio donde laboro actualmente no lo tiene”. Judith Urrego.

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“Tengo 28 años y una bebé de cinco meses de edad. Empecé con mi banco de leche desde que la bebé estaba pequeña y con juicio aumenté las unidades conservadas. Sin embargo, una vez empecé a laborar, cuando la bebé tenía cuatro meses, me di cuenta que las reservas iban a ser insuficientes porque hay dificultad para la extracción en el trabajo, ya sea por que las ocupaciones no permiten que te extraigas tan seguido, o porque no hay un sitio lo suficientemente privado e higiénico para continuar haciéndolo. En síntesis, ahora que me enfrento nuevamente a la vida laboral, me doy cuenta que las reservas que tengo no alcanzarían y he decidido complementar con leche de tarro. Así puedo administrar mejor mi leche materna y sus dosis diarias”. Adriana

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“Tengo un bebé de 5 meses y tuve que empezar a trabajar cuando él tenía dos meses. En cuanto a la extracción de la leche ha sido complicado dado que en el lugar donde trabajo no existe un lugar apto para poder hacer la extracción con tranquilidad, así que  opté por hacerlo en los baños de mujeres y quedarme en uno de los cubículos durante todo el proceso de la extracción. Lo que más me preocupa es el tema de la higiene, pues aunque siempre uso antibacterial, no puedo controlar el tema del aseo del baño ni el de los olores, y por último, está el tema de que las demás personas se molestan porque me demoro en el baño. Esto, sumado al problema de la higiene, hace que yo procure ir una sola vez al día durante toda la jornada laboral, lo que implica que no le pueda llevar suficiente leche a mi nené, y por este motivo debo complementar su alimentación con algo más”. Mónica Mahecha

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“Hace un año tuve a Gemma. Hasta la fecha lacto de manera significativa a Gemma, aunque estoy haciendo mi judicatura. Siempre dispongo deun tiempo para que el momento de amamantar a mi hija sea un terapia emocional y espiritual, ya que conozco que a través del pecho no solo transmites alimento sino energía constante y fluida hacia el bebé.  Aun no quiero dejar de lactarla pese a que cumplió un año. Ha sido una gran experiencia y una conexión fuerte para Gemma y para mí, creo que todo depende de la actitud”. Mónica Ortega

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“Tengo una hija de 6 meses de edad. A los 5, cuando entré a trabajar, solo podía amamantarla tarde cuando llegaba a la casa, pues estudio en las noches. Durante los primeros días se me acumulaba la leche y el dolor era terrible. Pensé en comprar un extractor pero pensé que al extraerme la leche en el baño de la oficina no iba ser higiénico, no estaría tranquila, el tiempo no me alcanzaría, y preservarla sería difícil. A las pocas semanas mis senos dejaron de producir como antes y ahora mi hija toma  90 % leche de tarro y solo por las noches le doy seno. Los fines de semana la lactancia es limitada ya que ella se acostumbró al tetero y mis senos no producen igual que antes”. Laura

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“Estoy a una semana de cumplir los 6 meses de lactancia exclusiva con mi beba y no puedo esperar a que llegue esa fecha para decir "lo logré". Al momento de entrar a trabajar solicité mis vacaciones pendientes y no fue posible, desde ese momento empezó mi rutina de levantarme muy muy temprano para extraer la leche y dejarle los tres teteros que necesita mi hija durante mi ausencia. Si hablamos del permiso de lactancia no sé si reír o llorar: ¿qué es una hora dentro de la jornada laboral? es algo irrisorio, tiempo que pierdes en el trancón mientras vas en el medio de transporte. Y ni hablar de extraerse la leche en el lugar de trabajo, pues esto se debe hacer en condiciones de higiene adecuadas y conservarse apropiadamente, sobretodo donde vivo que es clima caliente. No tenía acceso a esas cosas en mi actual sitio de trabajo. Para que realmente se logre ese objetivo de incentivar la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses falta mucha sensibilización por parte del Estado y de las áreas de recursos humanos de las empresas. Una mamá puede querer mucho darle leche exclusiva a su hijo pero si no tiene los medios y los espacios es muy difícil. Yo le doy gracias a Dios por darme la paciencia y la fortaleza y a mi esposo que siempre ha estado apoyándome en este proceso”.

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“Tengo una bebé de 1 año. La alimenté con mi leche exclusivamente durante los 6 primeros meses. Regresé al trabajo cuando ella tenía 3.5 meses. La situación se agravó cuando al mes le detectaron alergia a la proteína de la leche y no podía suplementarla con leche normal y ella no aceptaba la leche especial para su condición. Tampoco sabe tomar tetero. Fui afortunada y la empresa en donde trabajo me permitió desplazarme las veces que fueran necesarias para alimentarla y así poder lograr cumplir los 6 meses de lactancia exclusiva, sé que muchas mujeres no cuentan la misma historia. Creo que el periodo de lactancia es muy corto, debería extenderse a 6 meses y permitir que los bebés se alimenten como debe ser”. Diana Gutiérrez

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“El reintegro a la vida laboral interrumpe inevitablemente la lactancia materna, debido a las largas jornadas, desconocimiento de algunas madres del derecho a la hora de lactancia materna y ni hablar del tráfico de esta ciudad, que impide desplazamientos rápidos. La impotencia es grande porque no se puede hacer nada ya que si no trabajo el dinero hará falta en el hogar y aún más si se trabaja por prestación de servicios, como es mi caso. Vine a recibir el primer pago por parte de la EPS un mes después de haber entrado a trabajar nuevamente. El dolor que una madre siente en sus senos a reventar por no poder lactar no se puede comparar con nada. Lo más preocupante es que con el paso de los días esta situación empeora y llega el momento en el que la producción de leche disminuye hasta desaparecer ya que no hay succión del bebé. Lo que no disminuye es el lucro de las marcas que ofertan la leche materna. Cada semana ese gasto representa unos 360.000 pesos mensuales. La impotencia que siento al no poder lactar a mi bebé como se lo merecía no se puede clasificar en ninguna escala, solo espero que nuestro gobierno apunte a una estrategia para poder garantizar una lactancia materna feliz”. Karen Pérez

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“Antes que nada quiero resaltar que ofrecer leche materna es una decisión privada el ofrecer leche Decidí dar pecho exclusivamente a mi hija, aun pasando por las bases de crianza de mi abuela y madre. Y es que como ellas me decían.. no se mate la cabeza, "dale un tetero, antes de dormir... dele así sea un tetero en la mañana... mezcla la fórmula" y un sin fin de ideas que  ejercían presión porque ellas eran las que sabían, yo era primeriza. Pero decidí dar leche materna exclusiva hasta los 6 meses de vida. Al ingresar a trabajar  mi hija solo tenía 4 meses y medio, y debía dejarle suficiente leche, lo que hacía intensa mi preocupación en mis momentos de extracción. Tú debes aprender a lidiar con que tus compañeras te conozcan tus pechos, tu jefe te haga mal gesto cuando robas 15 minutos en cada jornada, con que tus clientes te vean con discriminación al llegar a tu puesto de trabajo con la máquina de extracción y justifiques tu ausencia. Hoy, con mi bebé de 9 meses y medio, me siento orgullosa al decirle al mundo que mi hija no ha probado un tetero de fórmula, y que se puede lograr aun con miles de miradas y juzgamientos”. Kathya Pereira

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“Después de dos duros meses en los cuales la bebé lloraba cada vez que se pagaba a mi pecho, con el pediatra advertimos que sufría de intolerancia a la proteína de leche de vaca y ante eso me vi obligada a hacer una dieta sin leche o sus derivados. Ante la no salida de mucha leche, complementé la materna con una leche especial. Cuanto ya estaba de nuevo en mi oficina, conté con un jefe maravilloso, que seguro pocas tienen, cuyo saludo fue "Milena, recuerda que te asiste todo el derecho de tu hora de lactancia, prográmate y me cuentas". ¿Cuán agradecida estaba yo, porque además tenía pena de pedir mis horas, de reclamar mis derechos; pero por fortuna y por lo comprensivo y justo de mi Jefe, siempre me sentí con la tranquilidad de salir a tiempo. Y así empezaron mis afortunadas carreras diarias en taxi todos los días para no perder un minuto. Despues, al verme delgadísima y sin energía suficiente, y que mi hija sólo tomaba quizás seis onzas de leche materna en todo el día,  dije “no más, voy a romper con esto y a volver a comer de todo". Milena

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