MEDIOAMBIENTE

¿Cómo proteger la bahía de Cartagena?

Para José Vicente Mogollón, exministro de Medio Ambiente, la apuesta está en el Macroproyecto del Dique.

José Vicente Mogollón*
9 de noviembre de 2017
El control de sedimentos del Dique es indispensable para salvar el canal de navegación interno del puerto de Cartagena. | Foto: Tadeu Brunelli

Informó El Universal del viernes 29 de septiembre (p.4) que la Procuraduría General de la Nación recientemente “instó al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y a las autoridades ambientales y territoriales a emprender medidas urgentes” para la protección ambiental integral de la bahía de Cartagena.

Al respecto, el alcalde (E) de Cartagena, Sergio Londoño Zurek, precisó a El Universal que es menester en primera instancia construir las obras del Macroproyecto del Dique, estudiado durante cuatro años por Royal HaskoningOHV y Gómez Cajiao para el Fondo Adaptación, recién aprobado por el presidente de la República en sesión especial en Cartagena con su equipo económico el pasado 2 de junio. Tiene dicho proyecto como meta principal el control de sedimentos, la restauración ambiental de ciénagas y bahías y la protección de arrecifes coralinos tanto en el PNN Corales del Rosario como en las bahías de Cartagena y Barbacoas.

Añadió el alcalde además que…“El presidente Juan Manuel Santos tiene el compromiso con el Canal del Dique, Cartagena y la región, de que el megaproyecto de restauración ambiental del Canal del Dique sea una realidad lo más pronto posible. Eso se ha avanzado con el Fondo Adaptación y el Ministerio de Hacienda, para (lograr) el manejo hidrosedimentológico y de navegabilidad de ese canal artificial, que es la principal causa de afectación en la bahía de Cartagena. Necesitamos el Canal del Dique controlado para que se proteja la bahía de Cartagena”.

Anuncia la misma fuente una reunión en octubre de “…un comité de seguimiento a la bahía de Cartagena, liderado por el EPA, con apoyo de la Procuraduría Ambiental y los gremios, con el fin de buscar acciones que permitan recuperar este cuerpo de agua.”

Hagamos claridad. El delta de Pasacaballos fue formado desde la rectificación de 1952 y las ampliaciones de 1981-84 del Ministerio de Transporte y creció dentro de la bahía de Cartagena por la sedimentación proveniente del río Magdalena a través del Canal del Dique. Medía en mayo de 2017, 3.890 metros de largo dentro de una bahía de solo 5.960 metros de ancho, entre Pasacaballos y los bajos otrora coralinos al este de Caño de Loro. Ecopetrol es su principal usuario (más de 90 por ciento de la carga).

Como este delta crece 100 metros por año, en 8 años invadirá el canal de navegación de los distintos terminales de Cartagena, que se marca frente al delta de Pasacaballos con la boya 18 (de babor, roja). Al borde de los corales muertos de Caño de Loro está la boya 17 (de estribor, verde), que delimita el lado noroeste de dicho canal de navegación.

En promedio, 10 millones de toneladas de lodos y arenas fluviales entran anualmente por Calamar. Las obras de restauración ambiental, cuyos diseños costaron algo más de 55 mil millones de pesos entre 2013 y 2017 al Fondo Adaptación, permitirán su manejo. Esos sedimentos asfixian arrecifes coralinos en las bahías de Cartagena, Barbacoas y en el PNN Corales del Rosario, y colmatan ciénagas a lo largo y ancho del canal.

La solución –el mencionado Macroproyecto del Dique, con diseños holandeses de estructuras de entrada a las ciénagas, una compuerta de control de caudal en Calamar, dos esclusas para la navegación y la restauración del Dique Viejo, entre otras joyas de ingeniería ambiental–fue entregada en Fase 3 y está pendiente de estructuración financiera en la ANI desde el 28 de junio. Si de verdad se quiere salvar a la bahía, allí es donde la Procuraduría debe dirigir hoy su mirada y su principal acción, para lograr que se ponga en marcha ese proyecto redentor de ecosistemas de ciénagas, corales y bahías.

El Fondo Adaptación es el responsable del Macroproyecto de restauración del canal del dique. Foto: Archivo particular.

Ahora bien, los malos y maleducados ciudadanos echan basuras plásticas y demás a las calles y los arroyos, porque carecen de educación ambiental, titánica tarea que depende, en buena parte, de Cardique y EPA. A estos dos entes también les corresponde vigilar con severidad prusiana las descargas puntuales industriales de Mamonal, que fueron identificadas, proscritas y eliminadas, en concertación con las industrias, hace 22 años, gracias al Plan Producción Limpia suscrito por la ministra de Ambiente Cecilia López con la Andi/Fundación Mamonal.

Harina de otro costal es el mercurio que dejó la difunta Planta de Soda en el fondo de la bahía frente a Mamonal. Esta arcaica industria –que nunca ganó plata– fue construida a principios de los años 60 por el Banco de la República y luego traspasada al IFI (Instituto de Fomento Industrial). Por ello, ahora le corresponde al Gobierno Nacional, no al Distrito de Cartagena ni a sus autoridades ambientales, sufragar el costo de los estudios y la remoción de su mercurio.

Lo prioritario ahora, es el control de sedimentos del Dique, indispensable para salvar el canal de navegación interno del puerto de Cartagena de Indias, porque con ello se restaura la bahía, razón de ser de Calamarí, Carex, Bajaire y Cospique, y, desde 1533 hasta hoy, de Cartagena de Indias.

Sugiero respetuosamente que la reunión anunciada se realice en una embarcación en la boya 18, y que los distinguidos funcionarios tengan a bordo un aparato con GPS que mida profundidades y verifique la distancia entre dicha boya y la entrada del delta de Pasacaballos.

Tiene toda la razón el alcalde. La prioridad es salvar la yugular de la economía social, portuaria y turística de Cartagena, de la cual depende un alto porcentaje del empleo de la ciudad. Sin ese empleo, habría más pobreza, y más basuras en la bahía.

Un estudio adelantado por los ingenieros Mónica Agámez Anillo y Alfredo Gutiérrez Cantillo el pasado 4 de mayo determinó que el delta de Pasacaballos ha avanzado casi 4 kilómetros desde Pasacaballos hacia los bajos de Caño de Loro, por lo cual amenaza “partir la bahía en dos”. En tan solo 8 años –recordemos que avanza 100 metros por año– el delta estará rellenando el canal de navegación, cuyo costado este es marcado precisamente por la boya 18.

*Exministro de Medio Ambiente.

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