ENTREVISTA

La huella católica en Cartagena

Para monseñor Jorge Jiménez, arzobispo de Cartagena, el papa Francisco es el sacerdote más cercano y valiente que ha tenido la iglesia católica en las últimas décadas.

9 de noviembre de 2017
Monseñor Jorge Enrique Jiménez, arzobispo de Cartagena. | Foto: Rafael Bossio

PÓRTICO: De las capitales costeras, Cartagena fue la única escogida por el Vaticano para la visita papal, ¿por qué?

Monseñor Jorge Jiménez: Por su larga historia religiosa. La Arquidiócesis de Cartagena, la segunda que hubo en el país, fue fundada en 1534 y cubrió, hasta finales de siglo XIX, toda la zona que hoy conocemos como Barranquilla. En esta área hay 11 diócesis que van desde Riohacha (La Guajira) hasta Apartadó (Antioquia).

PÓRTICO: ¿Cómo se organizaron para la llegada del sumo pontífice?

M. J. J.: Hicimos un esfuerzo muy bonito. Nos pusimos de acuerdo los 11 obispos para intentar preparar a la gente para la visita del papa. Los invitamos para que llegaran hasta Cartagena. Organizamos varias reuniones con los vicarios de pastoral de las 11 diócesis, en ellas nos agradecieron por haber organizado en común el recibimiento al sumo pontifíce. Todos sabían que venir a Cartagena iba a ser una experiencia religiosa.

PÓRTICO: ¿Por qué se decidió hacer el encuentro con las niñas del programa Talita Kum en el barrio San Francisco?

M. J. J.: Allí, alguna vez, un sismo hundió la mitad de las casas del sector. Ahí vive gente pobre y trabajadora, personas muy comprometidas, con una parroquia muy activa, llena de jóvenes y niños muy fieles. Allí comenzamos una obra que es como un sueño.

PÓRTICO: ¿Se refiere a las parroquias que el papa bendijo?

M. J. J.: Sí. El primero, Talita Kum, (‘niña, levántate’), hace referencia a dos términos en arameo tomados directamente del evangelio. Es un relato en el que Jesús resucita a una niña cuando la madre se lo pide, la toma de la mano y le dice esa frase. Las niñas pertenecen a varios sectores de ese barrio. Van al colegio y cuando vuelven les damos el almuerzo. Después pasan la tarde con psicólogos y educadores que las ayudan a trabajar en su autoestima, porque si aprenden a quererse y a valorarse nada les será difícil en la vida.

PÓRTICO: ¿Y María Revive?

M. J. J.: Esa es otra obra social que el papa Francisco bendijo. La encabeza un grupo de mujeres laicas a las que logramos incluir en la agenda cuando nos hablaron de tener un acercamiento con obras sociales en barrios de escasos recursos. Ellas ayudan mucho a los habitantes de la calle y hacen un recorrido por diferentes zonas de Cartagena en el que les dan de comer, los lavan, los limpian y les obsequian prendas de vestir.

PÓRTICO: Por cierto, la restauración de la Virgen del Carmen fue todo un éxtio...

M. J. J.: Esa escultura tiene una historia muy bella. La comenzó en 1946 el sacerdote eudista Rafael García Herreros. La pusieron primero sobre el Puerto Román y ahí estuvo hasta 1982, para luego ser trasladada a la bahía. Es una imagen preciosa de 50 toneladas del mármol más fino del mundo, traído de Carrara, Italia. Esta Virgen es un fenómeno social, cada 16 de julio hay una celebración en su nombre.

PÓRTICO: ¿Por qué cree es tan venerada?

M. J. J.: Es muy querida por los cartageneros porque es como la madre que acoge a quienes llegan a la ciudad y despide a los que salen. Hace dos años hubo una tormenta eléctrica y dicen que un rayo hizo colapsar la escultura. En julio terminamos la restauración y apenas supimos que venía el papa, se nos cumplió la ilusión de que él mismo la bendijera.

PÓRTICO: ¿Cuál fue el mayor desafío de esta visita que será tan recordada?

M. J. J.: Coordinar el trabajo con los religiosos y laicos que nos ayudaron. La tarea fue ardua, pero teníamos claro desde el principio que con la visita del papa Francisco no íbamos a hacer una nueva Arquidiócesis, sino que debíamos aprovechar para impulsar la que ya existía y trasladarles ese mensaje a nuestras comunidades.

PÓRTICO: ¿Por qué se eligió Contecar para celebrar la misa?

M. J. J.: De los lugares donde hubo concentraciones masivas a nivel nacional, Contecar es el que ofrecía mejor visibilidad. En principio, queríamos celebrar la eucaristía en el centro de la ciudad, pero nos pidieron cambiarla por razones de seguridad. Entonces hablamos con el capitán Alfonso Salas y de inmediato nos abrió las puertas de Contecar. Era el lugar ideal. Si no hubiera sido por la generosidad de los dueños, no lo hubiéramos conseguido. Dispusieron 20 hectáreas para el evento. Todo estuvo muy bien organizado.

Así fue la visita del papa

El sumo pontífice estuvo cinco días en Colombia. Su paso por Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena le dejó grandes lecciones al pueblo colombiano. Estas fueron algunas de sus frases:

“No le teman al futuro, atrévanse a soñar en grande, sigan manteniendo viva la alegría”.

“Quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este proceso”.

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