GAS

El optimismo frente al abastecimiento de gas natural

Las condiciones climatológicas del país y su excesivo marco regulatorio generan el temor de que Colombia se quede sin abastecimiento de gas natural en menos de diez años. Pero hay señales optimistas para salir adelante.

8 de diciembre de 2018
En menos de medio siglo, el gas natural pasó a representar la cuarta parte de la canasta energética de Colombia. | Foto: iStock

Colombia tiene una enorme preocupación: a pesar del gran potencial gasífero del país, hoy la autosuficiencia de gas natural alcanza para menos de diez años. El reto es incrementar la exploración de este combustible fósil, que en el resto del mundo se está convirtiendo en el carburante de la transición energética de la cual la Nación no puede ser ajena.

Hace algunos años, el gas natural era una pequeña ilusión que poco a poco fue creciendo en el territorio al generar energía más limpia, más barata y, sobre todo, más segura. En la década de los ochenta, gracias a sus políticas gubernamentales, Colombia se convirtió en ejemplo para los países de la región por la expansión y masificación del suministro del gas natural.

Este combustible, vital para el país y que en menos de medio siglo representa la cuarta parte de la canasta energética de Colombia, llega a cerca de 10 millones de familias que cuentan con servicio de gas natural domiciliario. “Hoy se consumen 1.000 millones de pies cúbicos de gas al día, lo que lo convierte en un actor muy importante en el sector comercial, industrial, de generación eléctrica, de plantas térmicas, petroquímico, lo mismo que como insumo en la fabricación de abonos”, asegura Andrés Sarmiento, secretario general de Naturgas.

Pasó a ser el reemplazo de la leña, que por muchas generaciones acompañó a los hogares en todos los rincones del territorio y posee grandes reservorios como los campos de Ballena, en La Guajira, y Cusiana y Cupiagua, en Casanare. Además, sirve como respaldo en la generación de energía térmica cuando los fenómenos naturales ponen en aprietos a la matriz hídrica. Pero, según expertos, el sector se ha debilitado no solo por el desorden climatológico del país, sino por un excesivo marco regulatorio que espanta a los inversionistas. Un camino difícil en el que aparecen obstáculos para desarrollar nuevos proyectos que permitan incrementar el periodo de reserva nacional de 9,8 años, que es la autosuficiencia de hoy. “Existe poco interés de los inversionistas por las variaciones en los marcos jurídicos del sector y otros factores que hacen difícil que afloren nuevas iniciativas, pese al gran potencial gasífero”, explica Orlando Cabrales, presidente de la Asociación Colombiana de Gas Natural de Colombia (Naturgas).

Sin embargo, hay señales en el camino que presagian nuevos y mejores días en esta industria, con lo cual el mercado colombiano –hoy uno de los más reducidos del vecindario– podría repuntar y superar a países como Brasil, Argentina, Perú e incluso Bolivia. El presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, Luis Miguel Morelli, es optimista y cree que 2020 será un gran año para este combustible, al tiempo que augura éxitos a los proyectos costa afuera que suscribió el Gobierno.

Nuevas apuestas

A pesar de la preocupación nacional por la falta de un nuevo hallazgo gasífero, el sector adelanta varios proyectos que buscan explorar costa afuera, lo que podría significar la renovación de campos como Ballena y Chucupa, en La Guajira, lo mismo que la incursión en nuevos escenarios de la costa Caribe donde existen grandes prospectos.

La conversión de vehículos de gasolina a gas es otro factor que demuestra el potencial de este combustible. A septiembre de 2019, el número de automotores convertidos sobrepasó la cifra lograda el año pasado. Según el Ministerio de Minas y Energía van 15.480 unidades que le han apostado a un combustible más económico y eficiente, y en cuanto a taxis dedicados a gas natural (de fábrica), el número ha crecido a 110 vehículos. Se espera la llegada de 65 adicionales, principalmente a Bogotá y el Eje Cafetero.

En transporte público de pasajeros, camiones, tractocamiones, volquetas y recolectores de basura, hoy ruedan 1.300 vehículos pesados dedicados a gas natural y a final de año se tendrán cerca de 1.600. “El transporte público y de carga se ha pasado al gas natural vehicular por sus beneficios económicos, al ofrecer ahorros alrededor del 50 por ciento en relación con la gasolina y al 35 por ciento frente al diésel”, concluye Cabrales Segovia.

Lea también: Servicios públicos, la piedra angular de las ciudades