Reportaje
Millonaria inversión en vivienda
Son 200.000 los subsidios en VIS y No VIS, gracias a una inversión de 11 billones de pesos. Esta es la mayor apuesta del gobierno nacional para la reactivación económica.
El Gobierno nacional tomó en mayo la decisión de redoblar su apuesta por el sector con un ambicioso programa de 200.000 subsidios para la compra de vivienda en los próximos dos años. De estos auxilios, 100.000 serán para compra de viviendas de interés social (VIS), para familias con ingresos menores a cuatro salarios mínimos. Los 100.000 restantes estarán disponibles para grupos familiares de cualquier nivel de ingresos que quieran comprar una vivienda, siempre y cuando su precio no supere los 438 millones de pesos. Durante el anuncio, el ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, aseguró que la reducción de la cuota mensual podría ser de hasta 439.000 pesos durante siete años para los beneficiarios de subsidios No VIS. La medida supondrá una rebaja sustancial en el valor de las cuotas mensuales, lo cual permitirá que miles de familias puedan cumplir su sueño de tener casa propia para el 2022.
Ese sueño, que comparten otros millones de colombianos, se había interrumpido de golpe con la llegada del covid-19. En pocos meses, la recesión económica y el desempleo obligaron a que estas aspiraciones se aplazaran. Solo en marzo –el primer mes de la pandemia en Colombia– las ventas de vivienda cayeron 37,5 por ciento respecto al mes anterior, según cifras de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol). Además del impacto en los proyectos de vida de millones de familias, esto supuso un duro golpe para uno de los sectores fundamentales de la economía colombiana. Al cierre de 2019, la construcción generó el 7,1 por ciento de los puestos de trabajo del país –según Camacol–, y el Ministerio de Vivienda estima que por cada peso que aumenta la demanda del sector edificador se generan 2,21 pesos en el total de la economía. Sin embargo, con el anuncio del programa de 200.000 subsidios, los constructores, que antes tenían dudas por la crisis y sus efectos en las decisiones de compra de vivienda, retomaron sus proyectos. Hoy son el único sector que ya está reactivado en un 98 por ciento y ello significa no solo impulsar la generación de empleos directos, sino también dinamizar a los subsectores que intervienen en toda la cadena de suministros: acero, cemento, pisos, baños, transporte, ferreterías, elementos eléctricos, entre otros. “Los encadenamientos productivos de la construcción son fundamentales para el país. De hecho, el sector jalona a más de 30 ramas de actividad, de las cuales el 86 por ciento de sus insumos o servicios provienen principalmente de ocho industrias que, a su vez, representan el 5,7 por ciento del PIB”, señala María Juliana Ospina, directora ejecutiva del Comité de Acero de la Andi.
En la reactivación
Las empresas del sector de la construcción han aplaudido la medida no solo porque impulsa sus actividades, sino también por ser el motor para la reactivación económica del país. “Para salir de la crisis que enfrentamos es necesario dar prioridad a los sectores que generen bienestar social y valor económico, pero también es fundamental considerar que sean actividades que representen un bajo riesgo de transmisión del covid-19. Y la industria de la construcción conjuga ambos factores”, argumenta Alejandro Ramírez, presidente de Cemex para Colombia y Perú.
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Por su parte, el presidente de la Organización Corona, Roberto Junguito, subraya la importancia de impulsar este sector porque “moviliza muchas otras actividades que hacen parte de su encadenamiento productivo como la manufactura de productos necesarios para la construcción y remodelación: cerámica, pintura, cemento y vidrio”.
Las expectativas del Gobierno son optimistas. Se calcula que entre 2021 y 2022 los 200.000 subsidios generarán 342.000 empleos por año, y que se iniciará la construcción de más de 131.000 viviendas anuales. Todo esto en medio de una pandemia que ha sacudido los cimientos hasta de las economías más fuertes del mundo.
Resultados palpables
En 2018, el profesor David Sebastián Baldeón salía de su trabajo en la Universidad Javeriana, de Cali, cuando se cruzó con un proyecto de construcción de apartamentos. Hacía tiempo que soñaba con tener una vivienda propia, pero calculaba que no podría llevar a cabo tal inversión hasta dentro de dos o tres años. A pesar de ello, la curiosidad lo hizo entrar a mirarlo. “Fue entonces cuando descubrí que el Gobierno ofrecía unos subsidios a la vivienda muy atractivos, por lo que decidí dar el paso de comprar”, recuerda Baldeón, quien pronto recibirá su apartamento.
La meta es que así como él, los colombianos se animen a aprovechar el actual programa de subsidios del Gobierno y su historia se replique 200.000 veces. El comportamiento del modelo de auxilios ha sido muy exitoso. En 2019, las ventas anuales de viviendas VIS se valoraron en 13,9 billones de pesos, mientras que esta cifra alcanzó los 23 billones en el caso de viviendas No VIS, según el Ministerio de Vivienda. Y actualmente, a pesar de la recesión económica, los efectos del programa propuesto desde el Gobierno ya son notables a menos de cuatro meses desde su inicio.
El presidente de la constructora Prodesa, Juan Antonio Pardo Soto, asegura que la medida ha impulsado el mercado de las viviendas VIS hasta el punto de que se está recuperando la dinámica previa a la pandemia. “Además hemos visto un cambio más notorio en el comportamiento de las ventas en proyectos No VIS: los clientes han agilizado su toma de decisión, y se decantan por unidades con entregas en el corto plazo y mediano plazo para empezar a aprovechar lo antes posible los beneficios a la tasa de interés”, agrega.
Para Roberto Moreno, presidente ejecutivo de Amarilo, este fenómeno se explica por “una nueva dinámica en la que los espacios del hogar han cobrado una mayor importancia y porque las familias están buscando activos ‘refugio’ para salvaguardar y proteger su patrimonio e inversiones”. En esa misma línea, el vicepresidente de Constructores y Banca Hipotecaria de Davivienda, Camilo Albán, afirma que desde el banco estarán “listos para dinamizar estas estrategias que favorecen a los constructores, facilitando sus ventas, y a los compradores dándoles mayores oportunidades de acceder al crédito”.
El Ministerio de Vivienda calcula que la dinamización de todos estos actores se materializará en una contribución de 8 puntos porcentuales al crecimiento del PIB edificador entre 2021 y 2022. Más difícil de calcular será la tranquilidad de cobrar un sueldo y la emoción de las miles de familias colombianas que podrán tener un techo propio, como la del profesor Baldeón.