ANTIOQUIA

Cisneros, la población que nació y creció con el Ferrocarril de Antioquia

En el departamento la llaman La Puerta del Oro porque fue una ciudad importante para el comercio y para la economía de la región. Aún hoy el municipio vive de los buenos recuerdos del tren.

2 de octubre de 2018
Durante 80 años Cisneros creció de la mano con el ferrocarril, pero después de 1999 las locomotoras hicieron su último viaje. | Foto: Sergio Truque

El 3 de febrero de 1919, en un pequeño poblado perteneciente al municipio de Santo Domingo, conocido en ese entonces como Zarzal, se inauguró una nueva estación del Ferrocarril de Antioquia, designada con el apellido del cubano Francisco Javier Cisneros, el gran cerebro detrás de una de las mayores obras civiles de la historia del país. Sí, en la región antioqueña reinaba el tren.

La estación Cisneros, ubicada en el trayecto que unía a Medellín con el río Magdalena, transformó a Zarzal. El pueblo ganó importancia gracias a ella, por eso nadie se sorprendió cuando el 3 de abril de 1923, debido a su crecimiento, se convirtió en municipio, con el mismo nombre. Justo ese año el ferrocarril por fin llegaba a Medellín. Los empresarios paisas entendieron rápidamente que esta población ofrecía muy buenas oportunidades por su ubicación estratégica. Allí, entonces, debían tener centros de acopio de sus mercancías porque les sería fácil llevarlas a otros municipios del noreste de Antioquia como Yolombó, San Roque y Santo Domingo. De esa manera Cisneros se convirtió en un eje económico de la región. Todo gracias al ferrocarril.

“A pesar de ese protagonismo, no llegaron fenómenos como la prostitución, como sí pasó en otras zonas con estaciones. Esto sucedió porque Cisneros era un poblado pequeño unificado sobre la teoría de comunidad, es decir, de personas que se reunieron para trabajar económicamente alrededor de ellos mismos”, explica Hernán Darío Gil, docente del Centro de Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana.

Además del comercio generado por el ferrocarril, Cisneros podía ofrecer más. Las fuentes hídricas que aún lo rodean, empezando por el río Nus, lo convirtieron también en un atractivo para los turistas que querían tomar el tren y disfrutar sus numerosos balnearios. Durante décadas los vagones llegaban llenos de personas con ganas de bañarse en el río y pasar un buen rato en el noreste antioqueño.

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“La gente podía disfrutar de las famosas cucas (galletas negras), la torta de pescado, las hojaldras, las avenas, todo esto se le ofrecía a quienes llegaba. Todavía se encuentran estos productos en el parque principal”, agrega Fredy García Salgado, secretario de Cultura y Turismo de Cisneros.

Durante 80 años el municipio creció con el ferrocarril, pero después de 1999 las locomotoras hicieron su último viaje y todo cambió para esta población, que también padecía la violencia que azotaba al país. “Cisneros perdió su liderazgo económico y muchas personas decidieron marcharse. La ciudad llegó a tener más de 16.000 habitantes y ahora cuenta con poco más de 12.000, eso dice mucho del duro golpe que recibió cuando el ferrocarril dejó de existir”, asegura García Salgado. Sin embargo, afirma que ahora hay nuevas actividades económicas que hacen que Cisneros siga creciendo.

Una de ellas es la del legado del ferrocarril. Hoy, en su casco urbano se conserva la arquitectura original del municipio, que atrae a viajeros de todo el país. En su parque principal se puede observar la Locomotora 45, la primera que llegó a la estación Cisneros. También se puede apreciar un museo ferroviario, el primero en Antioquia, y en sus calles aún se encuentra doña Berta, quien lleva ocho décadas vendiendo a propios y extraños la famosa torta de pescado del municipio. Este, conocido como la Puerta de Oro del Noreste de Antioquia, y uno de los referentes del legendario ferrocarril, anhela que su tradición perdure en el tiempo.