TRANSPORTE

La infraestructura férrea podría unir a la Colombia rural

Si el tren se reactiva, tanto la carga como los pasajeros llegarán a los rincones de un país olvidado que ha salido a la luz tras el fin del conflicto con las Farc. El ferrocarril, junto a las vías y al río, pueden conectarnos.

Diana Ramírez Vargas*
2 de octubre de 2018
Si el país está conectado, traerá inversión y competitividad y mejorará las condiciones de vida de los habitantes de las zonas rurales. | Foto: Carlos Ramírez

En el Valle del Cauca, el sueño de un tren que conecte a Buenaventura con el centro del país no ha podido concretarse. Este tramo permitiría la conexión comercial entre el centro de Colombia y la costa Pacífica, por eso todos los sectores del departamento han pedido la reactivación de esta crucial iniciativa.

De acuerdo con lo estipulado en el contrato, el concesionario tiene hasta enero próximo para superar los problemas que hoy enfrenta, de lo contrario, la Agencia Nacional de Infraestructura podrá declarar la caducidad del mismo, aunque las operaciones del tren hoy se encuentran prácticamente suspendidas. Ante esta realidad, los gremios económicos y empresariales del Valle plantean que la salida es dar por terminada la accidentada concesión actual, aprovechar la partida dispuesta por la ANI, de 20.000 millones de pesos, para estructurar el nuevo corredor férreo y pedirle al gobierno un empujón adicional.

La idea de tener un sistema eficiente para rescatar el tren de carga no solo es un anhelo de este tramo del suroccidente de Colombia, 1.707 de 3.515 kilómetros de la red férrea esperan conectarse a través de este cordón vial para lograr unirse al país competitivo y pujante.

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En su recorrido por Colombia, Semana Rural ha evidenciado que la falta de acceso a las veredas y a los corregimientos se ha convertido en un nudo para el desarrollo. La Unidad de Planificación Rural Agropecuaria del Ministerio de Agricultura registra que el 73 por ciento de las zonas rurales están, en promedio, a más de tres horas de las ciudades capitales, no tanto por la distancia como por la falta de acceso a estas poblaciones.

Y aunque no sería práctico pensar en gestionar nuevos tramos ferroviarios para solucionar su inconexión, el país no puede descartar tomar en serio los tramos abandonados a su suerte, recuperarlos y atarlos a sistemas que integren ríos, camiones, chivas, Willys y, por qué no, mulas, pues en varias zonas visitadas por este proyecto los animales de carga siguen siendo la forma de acceder a estas poblaciones.

Es decir, volver a esa forma de conexión del siglo XIX que, por ejemplo, empujó a Medellín a trazar una conexión férrea para acercar sus productos de oro y café al río Magdalena.

Por las características de nuestra geografía y de las regiones, el tren tiene un trazado más corto que la carretera, pero la carretera no llega a todas partes. Hay sitios donde las autopistas son los ríos. Es por esto que hay que comenzar a trabajar por llenar el gran vacío de una política nacional integral en un asunto que reactive la vida férrea del país, planifique la navegabilidad de los ríos que la Nación está comenzando a explorar en esa otra Colombia como la de la Orinoquia y la Amazonia e impulse la esperada navegabilidad del Magdalena.

Tras un recorrido que realizó en septiembre, desde la estación férrea San Rafael de Lebrija, en Santander, hasta Puerto Capulco, en Gamarra, Cesar, el viceministro de Transporte, Manuel Gutiérrez, le dijo a Semana Rural que “el tren es una realidad” y que la administración Duque está buscando aliados entre los industriales y sectores que ven una oportunidad en este sistema. De hecho, anticipó que la Federación Nacional de Cafeteros ha notado que con su uso podría abaratar las operaciones y mantener al café como uno de los renglones importantes de la economía nacional.

Si el país está conectado traerá inversión y competitividad y mejorará las condiciones de vida de los habitantes de las zonas rurales. Eso parece obvio, pero no se ve.

*Gerente proyecto Semana Rural.