CONTRA LA PARED
Artistas, curadores y críticos, captados en escenas infromales, constituyen la muestra de más de un centenar de fotografías de Oscar Monsalve, que expone actualmente la Galería Gaula.
HAY FOTOGRAFOS DEL ARTE QUE LLEgan a los salones cuando la exposición ya está montada. Otros llegan al estudio del artista cuando apenas faltan unas pinceladas para completar. la muestra. Los periódicos, las revistas e, incluso, los libros de arte están llenos de imágenes captadas en estos momentos. Las fotografías de Oscar Monsalve, que expone actualmente la Galería Gaula, de Bogotá, escapan a esta clasificación.
La muestra se llama "Contra la pared" y reúne más de 100 fotografías de artistas, curadores, críticos y galeristas, captadas por Oscar Monsalve a lo largo de los 15 años que lleva como fotógrafo oficial del Museo de Arte Moderno, sin que esto signifique que la totalidad de las imágenes tengan que llevar como marco los muros de esta institución.
Monsalve -al tiempo que ejerce como creativo de la cámara- se ha especializado en la fotografía de obras de arte. Oficio delicado, si se supone que la paleta de cada artista tiene sus propias tonalidades, y si se da por entendido que cada artista desea y exige que los diversos matices que ha plasmado en el lienzo sean reproducidos con total fidelidad. Un rayo de luz que se pose sobre la tela y desvirtúe los brillos naturales puede desencadenar la ira del pintor.
Sus trabajos, en este campo del registro, han enriquecido los archivos del MAM y han alimentado cientos de publicaciones artísticas: desde catálogos de exposiciones hasta complejos libros sobre la historia de la plástica. No obstante, Monsalve ha tenido el tacto suficiente para saber en qué momento debe desviar la cámara para captar una escena atípica. Una escena que no se repetirá cuando la exhibición se declare oficialmente abierta, el artista se vea obligado a sonreír, como una copa de vino blanco en la mano.
Monsalve los ha visto y los ha acompanado -y, por supuesto, los ha fotografiado- cuando llegan a la sala, con afán y despeinados, a colgar su obra. Cuando el capricho los lleva a encaramarse en un andamio para mirar los cuadros desde arriba.
Cuando se concentran en sus ideas y se pierden por un momento, sentados en cualquier esquina. Cuando la tensión los lleva a hacer payasadas. Cuando se olvidan de que hay una cámara en el recinto, lista para ser accionada en cualquier instante.
O cuando, por el contrario, la evidencia de la cámara los hace sonreír o llevarse una mano a la cabeza.
En este sentido, Monsalve tiene en su archivo personal fotografías que rompen cualquier esquema. Fotografías que él tenía tan guardadas como las de su álbum familiar. Pero por fin lo convencieron de mostrar su obra informal. Son imágenes que no han sido estudiadas.
Son imágenes que ni siquiera han contado con la presencia del flash. Son imágenes que ilustran, en su conjunto, de alguna manera, una historia paralela a la historia reciente del arte colombiano.