CORONAVIRUS
Abril, el mes más crítico en Colombia por coronavirus desde que comenzó la pandemia
En total, el pasado mes el coronavirus apagó la vida de 10.298 personas. El país acumula 73.720 decesos.
Colombia ha pasado por dos picos de la pandemia del coronavirus, en los que se ha visto un fuerte crecimiento en el número de contagios, una alta ocupación en cuanto a las camas UCI para pacientes con covid-19, falta de oxígeno y además duras restricciones para contener la pandemia, pero sin duda alguna abril fue el mes más crítico a la hora de hablar de letalidad.
Abril cerró como el mes de más víctimas mortales por covid-19 y desde Semana Santa las autoridades y expertos tenían conocimiento de que eso iba a ser tal cual como se está evidenciando. Esto porque desde antes que comenzó el pico ya se hablaba de mayor letalidad y del punto más difícil de la pandemia, no solo porque ahora la gente le ha restado importancia al virus, razón por la cual se cuida menos, sino también porque desde finales de marzo y a mediados de abril se confirmó de la presencia de dos cepas del coronavirus, algo que prendió en su momento las alertas en otros países, sobre todo en Europa.
En marzo, varias ciudades del país ya tenían casos de personas contagiadas con la cepa brasileña y los expertos todavía no podían confirmar si había algo certero de que esa cepa implicaba más letalidad o un agravamiento de los síntomas, pero sí que podía contagiarse más fácil.
En abril, exactamente el día 16, todo se complicó cuando las autoridades confirmaron la presencia de la cepa británica. “Hoy con el ministro Fernando Ruiz estuvimos conversando porque en los ejercicios de análisis se han identificado hoy 2 manifestaciones de la enfermedad que representan el linaje o la cepa del Reino Unido, hemos encontrado esa presencia en 2 casos en nuestro país”, dijo en su momento el presidente Iván Duque y agregó que “es necesario poner en alerta a las autoridades en el sentido, que lo que se sabe de esa cepa y ese linaje hasta ahora, como han dicho las autoridades de otro país, es que no es más letal, pero sí puede ser más contagiosa”.
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Justo cuando se confirmó que el país tiene la presencia de otra cepa del coronavirus, ya el sistema hospitalario estaba registrando un fuerte aumento de ingreso de pacientes que necesitaban una atención especializada tras agravarse los síntomas de covid-19. Varias ciudades entraron en alerta como Medellín, que desde inicios de abril presentó un aumento de casos, Cali, Bogotá, Santa Marta, que tempranamente declaró alerta roja hospitalaria, entre otras.
Semana Santa, cosecha de lo que ocurre en abril
Desde marzo, el presidente Duque había advertido que las personas debían mantener un autocuidado estricto en Semana Santa para evitar que luego se vieran los efectos negativos. “Es muy importante que de cara a las próximas ocho semanas todos los colombianos estemos muy alertas para que no propiciemos que vuelvan a crecer los casos activos y particularmente que evitemos que en Semana Santa y después tengamos un nuevo pico, eso es responsabilidad de todos”, señaló en esa oportunidad.
Ante esto, varios alcaldes y gobernadores tomaron cartas en el asunto: evitaron aglomeraciones durante la celebración religiosa, prohibieron las procesiones, invitaron a participar de las misas de manera virtual, pero no evitaron que las personas salieran a otros municipios de descanso aprovechando los días festivos. Por eso, el 1 de abril el Ministerio de Salud, en su informe habitual, evidenció un crecimiento importante de los contagios, pues el 31 de marzo el país registró un total de 8.646 casos, mientras que al día siguiente ya se hablaba de 11.449 contagios y de 192 fallecidos, todo indicaba que lo dicho por el epidemiólogo Leonardo Núñez, en Vicky en Semana, era cierto: el pico de la pandemia iba a llegar antes de lo pensado porque “Semana Santa fue un caldo de cultivo de contagios”.
De ahí para adelante, el Ministerio comenzó a hablar de más de 10 mil casos y cifras de fallecidos cercanas a los 200, pero apenas comenzaba el mes. El 6 de abril se confirmaron 11.827 casos y 231 decesos, pero hasta ahora las autoridades sanitarias mantenían todo bajo control, ya que en enero, otro pico de la pandemia por cuenta de las fiestas decembrinas, se registraron cifras similares.
Sin embargo, lo preocupante fue lo que ocurrió durante los últimos 15 días del mes. El 15 de abril, ya se hablaba de 16.918 casos y 380 fallecidos, de ahí para adelante los contagios se mantuvieron en una cifra similar, es decir, entre 16 mil y 20 mil, pero la de los muertos comenzó a subir de manera exponencial, pues el 18 de abril se confirmaron 397 decesos y un día después se conocieron números récord. El 19 de abril, se pasó la barrera de los 400 y ya eran 420 víctimas mortales en 24 horas. A los días siguientes, esa cifra de los 400 no bajó y, por el contrario, siguió subiendo, tanto así que el 25 de abril, el número ya estaba por 465 fallecidos y el 28 de abril, cuando se realizó la primera jornada del paro nacional, pasó lo que el personal de la salud temía: el número de fallecidos rozaba los 500, algo que no se había visto en el país. Fue el 29 de abril, cuando Colombia seguía en paro, que el Ministerio confirmó 505 fallecidos.
Pero abril no solo fue crítico por el descuido de Semana Santa o por la presencia de las agresivas cepas del coronavirus, sino también por una intensa jornada de protestas con miles de personas aglomeradas y sin mantener el autocuidado respectivo como el distanciamiento social. Aunque este incremento de casos se verá reflejado en aproximadamente ocho días, lo cierto es que la crisis llegaría cuando el nivel de ocupación de camas UCI esté en su nivel más crítico, como lo advirtió el secretario de Gobierno de Bogotá, Luis Ernesto Gómez. “Las personas que salgan a marchar están poniendo en riesgo de contagio a ellos mismos y al resto de la ciudad”, dijo el funcionario en ese momento.
Por ahora, tanto el personal médico como las autoridades locales y departamentales siguen sumando esfuerzos para bajar el nivel de ocupación de las UCI y garantizar el oxígeno necesario para las personas con dificultades respiratorias serias ocasionadas por la covid-19.