Foto de referencia de coronavirus en el mundo
El mundo completó más de dos años desde que se declaró la alerta sanitaria por el coronavirus. | Foto: Getty Images

Coronavirus

Científicos estudian “prometedor mecanismo” para inhibir infecciones de la covid-19

La aparición de nuevas variantes es un tema que aún preocupa a los expertos.

11 de mayo de 2022

Han pasado más de dos años desde que la alerta sanitaria por la covid-19 fue activada en todo el mundo. Al día de hoy, varios países han dado pasos importantes en materia de vacunación, reduciendo las tasas de mortalidad y la estadística de casos.

En Colombia, por ejemplo, el Gobierno nacional eliminó la obligatoriedad del tapabocas en espacios cerrados, con algunas excepciones, sumándose a otros países que ya lo habían hecho. No obstante, un panorama opuesto se vive al otro lado del mundo, en Shanghái, donde la población ha sido sometida a estrictas restricciones en el marco de su política ‘cero covid’.

Si bien los procesos de vacunación se encuentran relativamente avanzados en varios países, la comunidad científica no baja la guardia en la lucha contra la pandemia. La posibilidad de que surjan variantes más contagiosas, mortales y con capacidad de evadir la inmunización representa una amenaza latente para los expertos.

De acuerdo con un artículo titulado Glicoclusters multivalentes de ácido 9-O-acetilado-siálico como potentes inhibidores de la infección por SARS-CoV-2, publicado en la revista Nature Communications, un grupo de científicos ha conseguido aislar un tipo de azúcar presente en las células humanas y del que se sirve el coronavirus para infectar al paciente, de forma que impediría a este patógeno contagiar a los seres humanos.

“El reciente brote del coronavirus es una amenaza significativa para la salud humana y las sociedades de todo el mundo. Las campañas de vacunación están floreciendo en todo el mundo y algo de luz comienza a aparecer al final del túnel. Sin embargo, al mismo tiempo, están apareciendo variantes preocupantes del SARS-CoV-2, que escapan a la neutralización por la inmunidad inducida por la vacuna. En este contexto, existe una necesidad urgente de obtener una imagen completa de los factores celulares y las vías de entrada involucradas en la infección por SARS-CoV-2 para desarrollar nuevas terapias antivirales de amplio espectro”, reseña la introducción del estudio.

Sobre el mecanismo de infección, detalla que “el SARS-CoV-2 se afianza en la superficie de la célula huésped primero a través de factores de unión y luego receptores específicos, a través de interacciones con su glicoproteína viral espiga”.

La proteína S se ensambla en un homotrímero y comprende dos subunidades funcionales: la S1, responsable del reconocimiento del receptor.

En palabras más simples, cuando el coronavirus se acerca a una célula, comienza a crear una serie de enlaces que le permiten aferrarse a la misma, mientras busca un modo de alcanzar el receptor, reproducirse y configurar la infección.

“El virus no golpea inmediatamente el receptor ACE2, tiene que explorar primero la superficie de nuestras células para encontrar la cerradura”, explicó el investigador David Alsteens, al periódico belga Le Soir.

“Si bien la unión de la proteína S a ACE2 ya se ha estudiado ampliamente y se ha llegado a un consenso sobre su papel central en la infección, varios estudios sugieren un papel fundamental de los factores de unión que parecen necesarios para infectar las células ACE2 positivas, como el sulfato de heparán y los ácidos siálicos (SA). Sin embargo, el papel exacto de la unión de los sialoglicanos por la proteína espiga (S) del SARS-CoV-2 sigue sin estar claro actualmente”, especifica el estudio publicado en Nature Communications.

¿Más efectivo que las vacunas?

El hallazgo crucial del estudio hecho por los científicos belgas apunta a que este paso “puede ser una forma eficiente de inhibir la infección”, ya que sin posibilidades de aferrarse a la célula, el virus muere luego de unas horas.

El desarrollo de un fármaco o tratamiento a partir de los hallazgos del estudio puede ser la clave para diseñar una respuesta efectiva al virus, negándole la opción de infectar las células y reproducirse dentro del cuerpo humano. Este sistema, entonces, supone una mayor efectividad que las vacunas, las cuales previenen los casos graves, pero no necesariamente impiden la infección.

Según destacó Alsteens a Le Soir, este hallazgo podría ser importante para “proteger contra todas las variantes futuras y encontrar aplicaciones con otros tipos de virus”.