Coronavirus: cosas que aún no se saben y la ciencia investiga

Han transcurrido nueve meses desde que comenzó la pandemia por el coronavirus que ha dejado hasta el momento en el mundo 909.488 fallecidos y 28.105.587 contagiados, y tanto la ciencia, como la tecnología, continúan escudriñando aspectos aún desconocidos sobre ese virus. No obstante, también hay muchas cosas que se saben, y ante ese panorama, la vacuna se ha convertido en el único objetivo para hacerle frente a la covid-19.

Sin embargo, en el caso de las vacunas, los científicos han insistido en que se debe ser muy cuidadoso, ya que algunas podrían tener efectos dañinos no deseados en el sistema inmune, por lo que consideran que son necesarias pruebas concluyentes y exhaustivas antes del lanzamiento de una vacuna global.

En medio de esta situación, entre los retos que tienen los científicos está el de conocer a profundidad la ecología de las enfermedades infecciosas emergentes, sobre todo en aquellas donde los animales pueden ser un reservorio del mismo virus, o terminan siendo vectores de su transmisión.

Además, entre los retos están los aspectos tecnológico y legal, es decir aquello relacionado con la cesión voluntaria de los datos personales por parte de los ciudadanos contagiados con el coronavirus y que se ajuste siempre a las estrictas normas de protección, considerándose su anonimato de toda la información y que al mismo tiempo se minimicen los errores y los sesgos en los datos.

Los investigadores también han corroborado que no existen complementos alimenticios que eviten, traten o curen al coronavirus y, que por ende, no puede haber en el mercado ningún producto con tales declaraciones.

Sin embargo, no todo es incertidumbre. Los científicos han logrado identificar dónde y cómo se transmite la covid-19, lo que les ha permitido diseñar estrategias de contención sin necesidad de acudir a situaciones drásticas como el confinamiento global. También, han identificado que el pronóstico es peor en hombres que en mujeres.

Así mismo, los científicos han logrado establecer que los niños, generalmente, presentan infecciones menos graves que los adultos, sumado a que un elevado número de pequeños son asintomáticos. La cuestión es que en estos momentos no existe consenso sobre la capacidad de infectar que tienen los niños, en comparación con los adultos.