CORONAVIRUS
El coronavirus ha recortado la esperanza de vida en Brasil, según reveló un informe de la revista Nature
“Brasil pronto se convertirá en una seria amenaza para la seguridad sanitaria nacional y mundial”, explicó la revista.
Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia del coronavirus, ya que hay más de 18,5 millones de casos y 515.985 muertos, según la Universidad Johns Hopkins.
Brasil es el primer país con más contagiados de coronavirus en América Latina y hay 244,49 muertos por cada 100.000 habitantes por la pandemia, de acuerdo con la Universidad.
Además, Estados Unidos y Brasil representan el 28 % del número de muertos en el mundo y el 59 % del número de muertos en las Américas.
Por tal razón, la revista Nature realizó un estudio en el que reveló que hubo disminución de la esperanza de vida al nacer en 2020 de 1,3 años, nivel de mortalidad no visto desde 2014. Además, la reducción de la esperanza de vida a los 65 años en 2020 fue de 0,9 años, lo que devolvió a Brasil a los niveles de 2012.
Asimismo, en los primeros 4 meses de 2021, las muertes por covid-19 representaron el 107 % de las cifras totales de 2020. “Estimamos la disminución provisional de la esperanza de vida en 2021 hasta el momento”, señaló la revista.
Asimismo, explicó: “Cuando ocurren conmociones intensas como una pandemia o una guerra, la esperanza de vida disminuye, pero a menudo se recupera rápidamente. Este fue el caso de la pandemia de influenza de 1918 en los Estados Unidos, cuando la esperanza de vida al nacer en 1919 fue mayor que en 1917, probablemente debido, en parte, a la mortalidad selectiva de los individuos con tuberculosis”.
Por su parte, la revista señaló que la covid interrumpió los servicios de atención primaria como inmunización infantil, tratamientos y diagnósticos de la tuberculosis y el VIH, entre otros y estos ejemplos son el deterioro de las condiciones de salud que no solo generarán una mayor demanda de servicios de salud, sino que también podrían afectar los patrones de mortalidad futuros.
Asimismo, señaló que la crisis económica que afectó a Brasil en 2014 ha contribuido al aumento de la mortalidad, la pobreza y la desigualdad. “De abril a diciembre de 2020, un programa de emergencia de ingresos básicos mitigó los desafíos impuestos por la pandemia, pero este beneficio finalizó en diciembre de 2020. Algunas ciudades cerraron temporalmente algunos negocios en respuesta al aumento sin precedentes de la covid-19 a principios de 2021, porque no se brindó apoyo financiero de enero a marzo de 2021. En abril de 2021 se restableció una versión más limitada del programa de ingresos básicos. La covid-19 exacerbó la desigualdad, exponiendo a los más vulnerables a la inseguridad alimentaria y el hambre severa”.
La revista concluyó que los avances a nivel estatal en longevidad logrados durante años o incluso décadas fueron revertidos por la pandemia. La falta de una respuesta coordinada, pronta y equitativa informada por la ciencia, así como la promoción de la desinformación, han sido el sello distintivo de la actual administración.
A finales de abril de 2021, se lanzó una comisión de investigación parlamentaria para investigar el manejo por parte del gobierno de la respuesta a la pandemia.
Asimismo, concluyó que Brasil no carece de un sistema de salud universal, una red de agentes comunitarios de salud para dirigirse a las comunidades vulnerables, datos suficientes y un cuadro capaz de investigadores que avanzan incansablemente en el conocimiento y la información política. “Lo que le falta es el compromiso del liderazgo para salvar vidas”.
“Después de que se informó que se perdieron más de 195.000 vidas en 2020 a causa de la covid-19, no se han producido cambios en las políticas en 2021. Como muchos países aceleran la cobertura de vacunación y presencian disminuciones en casos y muertes, Brasil se queda atrás. Sin un cambio en la coordinación de la respuesta a la pandemia, la expansión de las pruebas y un rápido aumento de la vacunación, Brasil pronto se convertirá en una seria amenaza para la seguridad sanitaria nacional y mundial”, explicó la revista.
“Las consecuencias, lamentablemente e inaceptablemente, seguirán midiéndose en vidas humanas perdidas, y las consecuencias demográficas futuras podrían ser incluso peores”, finalizó.