CORONAVIRUS

El primer país de Latinoamérica que ya vacuna adolescentes contra la covid-19

Entre tanto, el regulador europeo de medicamentos decidirá en julio sobre el uso de la vacuna de Moderna en adolescentes.

9 de junio de 2021
Una farmacéutica llena una jeringa con una dosis de la vacuna de Johnson y Johnson en Amberes, Bélgica
El biológico que recibirán los menores de edad será el de Pzifer, el único aprobado en el país. | Foto: AP

Uruguay ha empezado a vacunar a la población menor de 18 años este miércoles, convirtiéndose en el primer país de la región latinoamericana en inmunizar contra el coronavirus a este grupo etario.

El Ministerio de Salud uruguayo ha indicado que la inoculación se llevará a cabo por orden de edad. Los de 17 años serán los primeros en recibir la dosis y se seguirá así progresivamente hasta llegar a los de 12 años. Con esta decisión se descarta que la vacunación se aplique dependiendo del orden de inscripción.

El biológico que recibirán los menores de edad será el de Pzifer, el único aprobado en el país, siguiendo el modelo de Estados Unidos y la Unión Europea para proteger en mayor medida del virus de la covid-19 a este grupo, que además no tendrá que esperar tanto entre las dos aplicaciones requeridas para conseguir la inmunidad, sino que solo tendrá que dejar pasar 28 días entre la primera y la segunda dosis.

Uruguay avanza en la vacunación de los menores de 18 años con la vista puesta en el regreso a las clases presenciales después de las vacaciones de invierno (julio). Este grupo etario, de los 12 a los 17 años, en Uruguay está compuesto por unos 290.000 jóvenes, y hasta este lunes han pedido cita para la inmunización 150.000 personas, que han comenzado a recibir la inyección este miércoles.

Según el último informe de las autoridades sanitarias, el país acumula hasta el momento 322.978 contagios de la covid-19, de los cuales 283.397 se han recuperado y 4.749 han fallecido.

Mientras tanto, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) afirmó este martes que espera pronunciarse en julio sobre la posibilidad de utilizar la vacuna contra el coronavirus de Moderna en los jóvenes con edades entre los 12 y los 17 años.

Tras una solicitud de aprobación condicional presentada el lunes por la empresa biotecnológica estadounidense, la EMA indicó que procederá a una “evaluación acelerada”.

“La EMA comunicará el resultado de su evaluación, que deberá tener lugar en julio, salvo si es necesaria información adicional”, aseguró.

Por otra parte, investigadores que estudian el modo en que se emiten juicios morales han comprobado que las personas más preocupadas por contagiarse de la covid-19 desaprueban más las acciones incorrectas de los demás, independientemente de lo que hagan mal.

Los investigadores afirman que sus resultados demuestran que la moralidad está determinada por diversas emociones e intuiciones, entre las que destacan las preocupaciones por la salud y la seguridad. Esto significa que los juicios sobre las malas acciones no son completamente racionales.

El estudio, publicado en la revista Evolutionary Psychology, no se centró en los comportamientos relacionados con la pandemia en sí -como el distanciamiento social-, sino que consideró una amplia gama de transgresiones morales.

Entre marzo y mayo de 2020 se les presentó a más de 900 participantes del estudio en Estados Unidos una serie de escenarios y se les pidió que los calificaran en una escala que iba de “nada malo” a “extremadamente malo”. Esto les permitió a los investigadores medir las respuestas de los participantes en cinco principios morales clave: daño, justicia, lealtad al grupo, deferencia a la autoridad y pureza.

Entre los ejemplos de escenarios se encuentra el de la lealtad: “Ves a un hombre que deja el negocio de su familia para ir a trabajar con su principal competidor”; el de la equidad: “Ves a un inquilino que soborna al propietario para ser el primero en pintar su apartamento”.

Las personas que estaban más preocupadas por la posibilidad de contraer la covid-19 juzgaron que los comportamientos en estos escenarios eran más incorrectos que los que estaban menos preocupados.

No hay ninguna razón racional para juzgar más a los demás por el hecho de estar preocupado por enfermarse durante la pandemia”, afirma la profesora Simone Schnall, del Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge, autora principal del informe.

Añade que “estas influencias en los juicios ocurren fuera de nuestra conciencia. Si sentimos que nuestro bienestar está amenazado por el coronavirus, es probable que también nos sintamos más amenazados por las malas acciones de otras personas: es un vínculo emocional”, asegura.

Los hallazgos contribuyen a un creciente cuerpo de evidencia de un vínculo entre el asco físico –una emoción diseñada para evitarnos el daño– y la condena moral.

“El asco es una emoción que pensamos que evolucionó para protegernos del daño, evitando un baño sucio que podría contaminarnos con una enfermedad, por ejemplo. Pero ahora la aplicamos también a las situaciones sociales y podemos sentir repulsión física por el comportamiento de otras personas”, explica Robert Henderson, estudiante de doctorado y becario Gates del Departamento de Psicología de la Universidad de Cambridge y primer autor del informe.

“La relación entre la preocupación por la covid-19 y la condena moral tiene que ver con los riesgos para el bienestar –apostilla–. Si uno es más consciente de los riesgos para la salud, también es más consciente de los riesgos sociales, es decir, de las personas cuyo comportamiento podría perjudicarle”.

*Con información de Europa Press