CORONAVIRUS EN EL MUNDO
En fotos: Así es la vida en Wuhan un año después del primer confinamiento por coronavirus
El gran mercado de Huanan, donde se vendían animales salvajes y que fue testigo del inicio de la epidemia, permanece cerrado tras una larga valla azul.
En 2020 sus calles estaban desiertas y sus hospitales llenos de enfermos, pero un año después de que se ordenara su aislamiento, la ciudad china de Wuhan ha vuelto a una aparente normalidad, aunque aún quedan indicios de que el virus se manifestó allí por primera vez antes de propagarse por todo el planeta.
Hoy, los centros comerciales están atestados de gente y los atascos vuelven a ser frecuentes en las calles de Wuhan, donde nada recuerda que este sábado se cumplirá un año desde que fue confinada por primera vez, el 23 de enero de 2020.
La metrópolis de 11 millones de habitantes ha recobrado su ritmo habitual, como también ha ocurrido en otras partes de China, donde la epidemia está prácticamente controlada desde la pasada primavera. El ambiente de ciudad fantasma y el caos vivido en los hospitales parece que quedaron en el olvido.
Sin embargo, todavía quedan huellas de la tragedia que se pueden apreciar a simple vista. Muchos siguen llevando mascarilla, un reflejo que pocos habitantes tenían antes de la cuarentena, algunos por no haber oído ni hablar del misterioso virus.
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En las últimas semanas, se han detectado focos limitados de la epidemia en varias regiones del país, pero no en Hubei, la provincia que tiene su capital en Wuhan.
Tras 76 días de cuarentena, muchos de sus vecinos se jactan afirmando que su ciudad es la más segura del mundo. Y es cierto que la provincia de Hubei no ha reportado ningún caso de covid-19 desde el mes de mayo.
Pero la llegada de un equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la semana pasada, no hizo sino recordar que la ciudad, a orillas del Yangtsé, está en el centro de la investigación internacional que se ha abierto para averiguar el origen del virus.
Así, el gran mercado de Huanan, donde se vendían animales salvajes y que fue testigo de la explosión de la epidemia, permanece cerrado tras una larga valla azul.
El primer muerto conocido que dejó el covid-19, un hombre de 61 años, solía hacer sus compras allí. Pero los expertos consideran que el coronavirus pudo aparecer en otro lugar.
“Victoria sobre el coronavirus”
En Wuhan, en medio de banderolas rojas, maniquíes vestidos con trajes de protección y lemas a la gloria del Partido Comunista, una exposición celebra la victoria sobre el coronavirus revindicada por China.
Un año después de que la ciudad, epicentro del coronavirus, entrara en cuarentena, el 23 de enero de 2020, China está intensificando la propaganda para proteger la reputación del régimen comunista, empañada por su gestión en las primeras semanas de la epidemia.
El país pudo limitar el contagio a menos de 90.000 casos y 4.635 muertos, según el balance oficial, pero el virus se propagó por todo el mundo, con hasta ahora más de dos millones de fallecidos.
Por eso las autoridades quieren rendir homenaje a los primeros socorristas de principios de 2020, intentando borrar los aspectos menos gloriosos, como los interrogatorios de la policía a los médicos que dieron la alarma, ya a finales de 2019.
En el enorme parque de exposiciones de Wuhan, los visitantes pueden sumergirse en la atmósfera de la metrópoli de 11 millones de habitantes cuando fue puesta en cuarentena.
Esta ciudad a orillas del río Yangtsé se convirtió de la noche a la mañana en la primera del mundo en vivir el confinamiento, que duró 76 días.
Ahora, cuando la normalidad ya ha vuelto a las calles de Wuhan, decenas de maniquíes vestidos con trajes de protección completa acoge a los visitantes, bajo un mar de banderolas rojas.
También hay camas de hierro que evocan los hospitales de campaña que se construyeron en pocos días para acoger a miles de pacientes, así como enormes retratos del presidente Xi Jinping. Algunos paneles más pequeños rinden homenaje al personal sanitario que sucumbió al virus.
Entre ellos el del doctor Li Wenliang, que fue acusado por la policía de propagar “rumores” cuando alertó a sus familiares sobre la aparición de un nuevo virus.
Su muerte en febrero desencadenó una ola de ira en las redes sociales, pero el texto que acompaña su foto no la menciona.
Con información de agencias.