Coronavirus
“La situación de Colombia posiblemente va a empeorar”: Alejandro Gaviria sobre la pandemia
Basado en el reciente panorama del coronavirus en países vecinos, el rector de la Universidad de los Andes y exministro de Salud asegura que es difícil mantener el optimismo.
En un artículo titulado “Reflexión sobre la pandemia”, Gaviria asegura que se ha esforzado por mantener la esperanza en lo concerniente a la pandemia que hoy azota al mundo.
“Siempre habrá malas noticias en medio de la incertidumbre. Infundir miedo es tentador. Algunos lo asocian incluso con una especie de responsabilidad cívica: las malas noticias, suponen, pueden hacer que la gente cambie su comportamiento y se cuide más”, comienza diciendo el también exministro en la pieza, publicada en su página web.
Hace un mes, continúa, seguía convencido de que tiempos mejores estaban por llegar muy pronto.
“La vacunación comenzaba con grandes expectativas. Los niveles de inmunidad observador o inferidos (…) era altos en varias ciudades, mostraban una protección sustancial”, señaló.
Y cita un estudio de la Universidad de los Andes, alma mater que dirige desde 2019, el cual mostraba que el porcentaje de contagios podía estar cercano al 60 por ciento.
El economista, quien hace poco descartó una aspiración a la presidencia, sugiere además que seguía con el ánimo arriba al observar los niveles de inmunidad colectiva, objeto de uno de los grandes debates sobre el nuevo coronavirus, dados a conocer por diversos estudios.
Uno que recuerda especialmente es el que realizó el Imperial College de Londres sobre la situación de Manaos, la urbe brasileña en plena amazonia, de acuerdo con el cual una “dinámica descontrolada de la infección” había dejado un saldo lamentable en muertes y sufrimiento para los habitantes, pero a la vez daba indicios de que se habría alcanzado la inmunidad colectiva, teniendo en cuenta que el porcentaje inferido de población contagiada por el virus ya superaba el 70 por ciento.
No obstante, un giro inesperado de esa situación se vio venir cuando, en diciembre pasado, las cosas en Manaos se deterioraron de manera súbita.
“Hoy veo esa noticia como un presagio ominoso”, manifiesta Gaviria.
Al respecto, echa mano de otro análisis del Imperial College, según el cual la aparente contradicción de lo acaecido en Manaos podía deberse a tres razones: “un error en los estudios iniciales de seroprevalencia, una corta duración de la inmunidad adquirida o un efecto directo de las variantes del virus (que podrían, en principio, evadir la inmunidad adquirida en un porcentaje alto de la población)”.
Prefirió no apresurarse a sacar conclusiones y le pareció que cada una de esas posibilidades tenía alguna importancia en el empeoramiento experimentado por la ciudad brasileña, en vista de que no se excluían ni había modo de independizarlas.
Finalmente, el académico antioqueño llega al plano actual, cuando, varias semanas después de la citada observación del Imperial College, “la situación en Brasil ha tomado una dimensión trágica, inimaginable si se quiere”.
Recuerda, de igual modo, que en Chile, Paraguay, Uruguay y otras naciones del área el deterioro del problema ha sido ostensible.
Gaviria atribuye todo ello a las nuevas cepas, sobre las cuales advierte: “Resulta imposible no pensar que las variantes han cambiado el panorama epidemiológico, que han ocasionado más contagios, más casos severos y muchas (todavía no sabemos la dimensión real del fenómeno) reinfecciones”.
Su conclusión, en ese orden de ideas es que “la situación en Colombia posiblemente va a empeorar”, concluye Gaviria, y trae a cuento lo que le expresó un interlocutor recientemente, no sin razón, en el sentido de que “es como si tuviéramos una pandemia dentro de una pandemia”.
Ello desde la perspectiva de que la velocidad del contagio supera el avance de la vacunación.
“Vendrán semanas difíciles. Quiero seguir siendo optimista. Quiero pensar que lo peor ya pasó. Pero resulta, creo, contraevidente”, reflexiona Gaviria, quien también es sobreviviente de cáncer.
El rector termina su escrito subrayando el hecho de que, mientras que los pronósticos indicaban que el virus del covid-19 mutaría hacia una menor letalidad, ha ocurrido exactamente lo contrario dada la irrupción de las variantes.